Noviembre arrancó complicado: la inflación de alimentos en la primera semana arrojó aumentos de casi 4%

El dato refleja que la desaceleración de precios de la que se jacta el Gobierno está lejos de la realidad y se reaviva el temor a un nuevo rebrote inflacionario.

07 de noviembre, 2025 | 16.28

La inflación de alimentos registró un nuevo aumento del 0,4% en la primera semana de noviembre y se aceleró respecto a la semana previa, según el relevamiento de la consultora LCG. Aunque el promedio mensual se mantiene en torno al 3%, la persistencia de subas en verduras y lácteos genera alarma para las próximas semanas, además de los incrementos que se esperan para la carne. El dato refleja que la desaceleración de precios de la que se jacta el Gobierno está lejos de la realidad y se reaviva el temor a un nuevo rebrote inflacionario.

El informe de LCG advirtió que más del 75% del incremento semanal se explicó por el fuerte aumento en los precios de verduras, mientras que los lácteos y huevos mostraron subas de dos dígitos en el promedio de las últimas semanas. Estas alzas compensaron la baja de las carnes, que apenas logró restar 0,1 punto porcentual al índice general.

En términos punta a punta, la inflación se ubicó en 2,5% mensual, pero el incremento del inicio de noviembre podría anticipar un nuevo repunte si la tendencia se consolida. Más del 80% de los productos relevados no modificaron sus precios, aunque los aumentos concentrados en pocos rubros fueron suficientes para sostener la presión inflacionaria general.

Inflación de noviembre: rubros que impulsaron el alza

Según el reporte, los mayores incrementos semanales que aportaron al promedio general de precios se observaron en:

  • Verduras (+0,3 puntos): el rubro más inflacionario de la semana con 3,7%.
  • Lácteos y huevos (+0,12 puntos): aumentos persistentes y generalizados.
  • Panificados y bebidas (+0,05 puntos): también en alza.
  • Carnes (-0,07 puntos): leve caída, insuficiente para compensar el resto.

El alza en los productos de consumo cotidiano sugiere que las tensiones en precios mayoristas y logísticos podrían trasladarse con mayor intensidad en las próximas semanas. Con el promedio mensual de las últimas cuatro semanas estacionado en el 3%, el estudio señaló que las variaciones extremas en los precios -particularmente en productos frescos- evidencian una alta volatilidad. De esta forma, la inflación alimentaria sigue en niveles elevados, lo que complica la recuperación del poder adquisitivo y presiona sobre los márgenes del consumo masivo.

Por qué “comprar duele” en el país

Mientras la inflación se acelera, el consumo entró en una nueva etapa en la que los argentinos empezaron a resignar servicios y actividades y pasaron de una actitud de prudencia al padecimiento frente a la caída del poder adquisitivo, de acuerdo con un estudio privado. El informe elaborado por la Fundación Pensar y Casa Tres, con la colaboración de Guillermo Oliveto y Mora Jozami, señaló el paso “del consumidor estoico al consumidor sacrificial” y señaló que “en el segundo semestre del año comenzó a producirse una nueva mutación en la manera de consumir de los argentinos”.

“En el consumo, se pasó de la atención a la alerta y de la prudencia al padecimiento. Hoy, para muchos, ‘comprar duele’. No son todos, pero sí demasiados. Durante el último mes, el 63% de los argentinos resignó servicios o actividades que realizaban habitualmente. Esta magnitud se incrementa en la medida que los entrevistados se perciben de clase media baja o clase baja alta”, detalló el estudio.

En línea con esto, el consumo de segundas marcas aparece espontáneamente como un atajo para evitar el total impacto de esa resignación. “Este es el problema incipiente cuyas consecuencias conocemos en lo coyuntural, caídas de ventas, de márgenes y de empleos, empeoramiento del humor social y empresarial, pero desconocemos en lo estructural”, agregó.

Actualmente, quienes se perciben de clase media y afirman haber resignado consumos, recortaron principalmente actividades relativas al ocio general (57%), también compra de indumentaria (38%), y en un tercer grupo consumo de primeras marcas (26%), plataformas de contenidos (23%) y vacaciones (19%).

El informe observó que “en la clase media alta surge la idea de vivir haciendo malabares, en la media baja que tiene un trabajo formal, la forzosa resiliencia y adaptación y en la clase media baja informal y el sector de la clase baja que logra eludir la pobreza, emerge directamente lo que consideran una degradación que los llena de temor”.

Por otra parte, las tarjetas de crédito, en los segmentos altos y medio altos, “están al límite”, y en los medios bajos, “detonadas”. No es casual que la mora crezca. Acorde a lo que dice el sistema financiero, se aproxima a cruzar el umbral de los dos dígitos. “El sacrificio garantiza el dolor más no siempre la recompensa. Este es el dilema que cruza hoy la mente y los sentimientos de millones de argentinos”, concluyó el documento.