El precio del petróleo ha vuelto a situarse en el centro de atención de los mercados internacionales. Después de varios meses de volatilidad marcada por tensiones geopolíticas, cambios en la política de producción de la OPEP+ y señales mixtas de la economía global, el crudo West Texas Intermediate (WTI) se encuentra en un punto de inflexión interesante.
La combinación entre variables fundamentales y de análisis técnico sugieren que lo que ocurra en los próximos días podría determinar la dirección del mercado en el último trimestre del año.
En el gráfico de precios diarios más reciente se observa cómo el WTI se defiende tras rebotar de una zona de soporte clave en torno a los $63-$65, nivel que ha actuado como colchón en repetidas ocasiones.
La caída desde los máximos cercanos a $77 de junio ha dejado una clara directriz bajista y ahora el mercado se debate entre respetar esa tendencia o intentar una ruptura que lo lleve nuevamente hacia la media móvil de 200 días en los $67,9.
Esta dinámica técnica se suma a varios factores económicos y políticos que hacen un tanto más compleja la lectura del mercado.
El panorama no puede entenderse únicamente desde lo técnico. La oferta, la demanda, y las perspectivas macroeconómicas globales también van a contribuir a moldear el precio del petróleo en 2025.
Tanto los datos de crecimiento económico de las principales potencias como las expectativas de política monetaria y la situación de los inventarios están apuntando en direcciones que son a veces contradictorias.
Variables fundamentales que mueven al crudo
Por el lado de la oferta, la OPEP+ sigue jugando un papel protagónico. Hace tres semanas, ocho países miembros de este conocido cartel decidieron incrementar su producción en unos 547.000 barriles diarios para aprovechar los niveles actuales de precio y la baja volatilidad.
“Esta decisión fue tomada “en vista de un panorama económico estable y la sanidad de las variables fundamentals del mercado, reflejado en la baja de los inventarios de crudo,” el anuncio oficial de los ochos países argumentó.
La producción de Estados Unidos es también un factor clave. Las cifras más recientes apuntan a un nivel de oferta estable pero las compañías de shale siguen manteniendo un enfoque conservador en sus planes de inversión.
Tras varios años de priorizar flujo de caja sobre expansión agresiva, el dinamismo de este sector no es el mismo de hace una década. Esto limita la rapidez con la que la oferta estadounidense puede responder a un repunte de precios.
Del lado de la demanda, la atención está puesta en Asia. China continúa mostrando signos mixtos: por un lado, estímulos fiscales y monetarios que buscan revitalizar la actividad; por otro, datos de consumo energético que aún reflejan cierta debilidad en el sector industrial.
India, en contraste, ha mantenido un crecimiento sólido en su consumo de combustibles, compensando parcialmente la menor tracción de la segunda economía mundial.
Finalmente, no se puede dejar de lado el factor geopolítico. Las tensiones en Medio Oriente y los conflictos en áreas estratégicas para el tránsito de crudo han añadido una prima de riesgo que los mercados consideran al momento de valorizar los futuros de crudo.
Incluso si estas tensiones no derivan en interrupciones físicas del suministro, la percepción de riesgo tiende a sostener el mercado en niveles más altos de lo que justificarían los fundamentos por si solos.
Análisis técnico: soporte clave en la mira
El gráfico muestra con claridad que el soporte en la zona de $63-$65 es, por ahora, la línea que separa al WTI de una corrección más profunda.
Cada vez que el precio se ha acercado a este nivel, han aparecido compradores dispuestos a defenderlo. La vela diaria más reciente confirma nuevamente la presencia de ese interés, aunque con cierta timidez.
La directriz bajista que se inició en los máximos de junio actúa como techo dinámico. Mientras el precio no supere con claridad la zona de $70, es difícil hablar de un posible cambio de tendencia.
La media móvil de 200 días en $67,9 agrega más relevancia a esa resistencia, convirtiéndola en un nivel clave para cualquier intento de recuperación.
Los indicadores técnicos refuerzan esta lectura. El Índice de Fuerza Relativo (RSI, por sus siglas en inglés) se mantiene en 48, muy cerca de la línea media, lo que sugiere la ausencia de una tendencia clara.
No está en sobreventa, pero tampoco muestra un impulso alcista convincente. Por otro lado, el MACD apenas acaba de cruzar ligeramente al alza, una señal alcista temprana que requiere mayor confirmación en la forma de un incremento en el volumen y un cierre sobre alguna resistencia clave.
En resumen, el escenario técnico plantea dos posibles caminos:
- Ruptura bajista del soporte: si el precio cierra con fuerza por debajo de los $63, podría abrirse la puerta a una caída hacia los $60 o $58, especialmente si las variables fundamentales se debilitan.
- Rebote hacia la directriz y la media móvil: un quiebre sostenido por encima de los $68 sería una señal de que los compradores están retomando el control, lo que podría proyectar al crudo nuevamente hacia la zona de $72-$74.