Encuentro de mujeres y disidencias: la potencia del cuerpo a cuerpo en los encuentros feministas

Veinte mil mujeres y disidencias sexuales debatieron durante dos días en Corrientes una agenda intensa que terminó con la elección de la próxima sede en Córdoba, que dejan preguntas abiertas: ¿cómo contagiar deseo de cambiar el mundo si no se revisan las prácticas de la vieja política?

24 de noviembre, 2025 | 20.56

En el mismo anfiteatro donde se había inaugurado, cerró el 38 Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Tras y No binaries después de dos días de debates en talleres, múltiples asambleas por sectores -sindical, político, por campañas- que tuvieron lugar en plazas y escuelas, dos marchas multitudinarias y un febril rum rum que atravesó los momentos preciados de disfrutar la playa sobre el río Paraná, las caminatas entre taller y taller y las comidas compartidas: ¿cuál sería la próxima sede del Encuentro en tiempos en que el gobierno de Javier Milei toma a los feminismos y movimientos lgbtiq+ como chivo expiatorio? ¿Dónde podría tener más potencia una demostración de fuerza feminista y transfeminista para seguir poniéndoles límites a sus aspiraciones ultraconservadoras y sobre todo destructoras del tejido social?

Será en Córdoba, allí se mudará el próximo “Encuentro pluri” como se resume entre quienes saben de qué hablan: las miles y miles de mujeres y disidencias sexuales que se organizan cada vez para asistir, que hacen a un movimiento que le hizo el primer paro al gobierno de Macri en 2016 y que este año, liderado por las disidencias, armó la marcha federal antifascista y antirracista. La decisión, sin embargo, no fue clara. La Comisión Organizadora de Corrientes eligió la sede según qué grupo hacía más ruido, si el que quería que fuera CABA o el que vivaba a Córdoba, lo que se conoce como aplausómetro. Un instrumento más propio de un programa de televisión de los ’90 que de un movimiento político masivo pero que se siguió sosteniendo como si por esa supuesta elección directa de todas las personas y las organizaciones que participan una puesta en práctica de la horizontalidad y transversalidad en las discusiones que los feminismos y transfeminismos ensayan.

Esta vez, entre las 10 mil personas que quedaban para la lectura de las conclusiones de los talleres y la elección de la próxima sede en el anfiteatro Tránsito Cocomarola —rodeado de feriantes, de comidas hechas al paso, de la exhibición de pequeños proyectos editoriales, textiles, artísticos que se mueven en torno a la multitud— hubo más polarización que consenso y la evaluación de la comisión organizadora de Corrientes para señalar a Córdoba dejó gusto a arbitrariedad. 

Contra viento y marea, se hizo el Encuentro en Corrientes y la marcha de cierre fue como un dragón de veinte cuadras que a lo largo de cinco kilómetros de recorrido escupió el fuego de sus consignas, sus bailes, la puesta del cuerpo en la calle de las colectivas antirracistas -con carteles que interpelaban directamente: “Te toca soportar esta belleza ancestral”, entre otros-, de Socorristas en red - que acompañan a abortar en el sistema público esquivando a los religiosos que cada vez tienen más presencia en los centros de salud-, las “tortas del litoral”, la Campaña por el Aborto Legal que sigue entramada, las cocineras de la economía popular, las sindicalistas, los partidos políticos, las organizaciones sociales, las y les antifascistas, la denuncia de los femicidios, travesticidios y lesbicidios, también de la desaparición de Loan, que tuvo menos protagonismo que el esperado. Queda flotando la pregunta también de por qué una marcha tan larga no tocó ninguno de los lugares simbólicos del poder como históricamente se hizo para interpelarlos y en cambio solo caminó por la costanera. Evidentemente, las pretensiones del gobernador Gustavo Valdés -aliado de Milei, que dejará el puesto a su hermano Juan Pablo en diciembre- y del intendente de la ciudad de Corrientes, el radical Eduardo Tassano, se cumplieron a medias. No se puede ocultar el animal mitológico que son los Encuentros, ni siquiera haciéndolo circular por los márgenes.

“Es un gesto despolitizador no poner en juego cuánto se necesita para frenar a Milei un hecho político como éste en el centro político del poder”, dijo Claudia Korol, de Feministas de Abya Yala, quien desde hace una década organiza la asamblea del mismo nombre en la que convergen defensoras de la tierra de distintos pueblos originarios y geografías, desde Honduras hasta la Patagonia Argentina y que es una de las rondas de diálogo a la que más personas acuden, deseosas de imágenes distintas para alimentar la imaginación política.

Desde el bloque sindical feminista, que reúne a trabajadorxs organizades, delegadas y secretarias de género de las dos CTA -ahora unificadas, al menos en la carta de intenciones-, de la CGT -como la recién nombrada Carla Gaudensi, del Sindicato de Prensa de Buenos Aires y Fatpren-, y las trabajadoras de la economía popular no hubo cuestionamientos a la sede ya que tienen el ojo puesto en las reformas que se vienen, en seguir poniendo en el centro también las inequidades estructurales que generan los trabajos no pagos de las tareas de cuidados que mueven el mundo. En torno a estos temas, circuló la palabra en la primera asamblea sindical feminista que se realizó el sábado al mediodía en la Plaza Camba Cuá, con el sol y del mediodía apretando, aunque Corrientes no fue sofocante este fin de semana como suele ser a esta altura del año. Las palmeras, los falsos mangos, los nísperos, los jacarandáes generan sombras hermosas y perfumadas, el viento corrió fresco.

En esa misma plaza se reunió el Movimiento Derecho al Futuro en plenaria; sobre la playa Azaraty, La Cámpora no pudo colgar un cartel gigante con la demanda Cristina Libre del puente que une Corrientes y Chaco. Lo extendió en la arena, donde también se hizo un flash move al estilo de Las Tesis –“El estado opresor es un macho violador”, una performance muy popular-. Eva Mieri estuvo ahí, la referenta del Frente de Mujeres que estuvo presa por escrachar con caca la casa del entonces candidato José Luis Espert en una bravuconada antidemocrática de la que participó y se jactó Patricia Bullrich y la jueza Arroyo Salgado. A Eva y otras cuatro mujeres las acusaron poco menos de conspirar contra la patria. También hubo en el Encuentro la demanda por una compañera de Ni Una Menos San Juan, criminalizada por una pintada, una compañera travesti de San Martín criminalizada por bailar cerca de una mujer, otras por cultivar o fumar cannabis, todos y todas las que tienen causas por protestar La criminalización se viene expandiendo, es la mano derecha de la represión de la protesta callejera. 

“Axel presidente con Cristina en el corazón” dijo la correntina Araceli Ferreira, diputada (mc) por el Movimiento Evita en la plenaria del MDF, y Victoria Montenegro, legisladora de la Ciudad de Buenos Aires y parte del grupo de nietos y nietas que recuperaron su identidad gracias a la búsqueda de las Abuelas de Plaza de Mayo, cerró la asamblea. “Agarrarse del brazo para militar la esperanza”, definió Montenegro al Encuentro. Y sí, el Encuentro también es eso, cargarse de energía, de afectos, de articulaciones que a veces mueren en un grupo de chat y a veces se sostienen, sentirse parte de una red. Pero la experiencia tiene que ser para todes, contagiar, insuflar rebeldías, no calmarse nada; abrirse a las tormentas y también al sol y la lluvia. Oxigenarse. 

“Nadie le habla a las personas que ya no creen que el trabajo es digno sino que saben porque lo viven que el trabajo es explotación”, dijo Georgina Orellano en la Asamblea Feminista Sindical como secretaria General del sindicato de trabajadorxs sexuales. Nunca se calma, siempre interpela. ¿Y cómo encontrar ese lenguaje, cómo defender el derechos a trabajar todes y a trabajar menos? Hace menos de cinco años en el Congreso se hablaba de jornada laboral de seis horas. Había un proyecto de ley integral de cuidados, ahora sólo es resistir, como si las paredes se nos vinieran encima y en lugar de buscar la salida estuviéramos sosteniendo la casa de la abuela con las manos.

¿Siguen siendo los Encuentros Plurinacionales espacios de elaboración política? Sin dudas, fundamentales, pero cada vez llegan menos. Sea por la precariedad de la vida o porque las organizaciones dejaron de jugar fichas ahí y parece suficiente ir y sacarse la foto. Lo que pasó en relación a la sede es un poco el abandono de una herramienta que se viene afilando hace cuarenta años, casi los mismos que tiene la democracia. Sí, porque el asedio libertario más el pluriempleo -en el caso de que se consiga- para pagar la vida misma tiene a las mayorías agotadas, más “explotadas” que rabiosas. Pero dejar que la ritualidad de decisiones por aplausómetros haga de cuenta que hay horizontalidad, que de un encuentro a otro dependa de la voluntad particular y no del método que las conclusiones de los talleres estén disponibles para retomar el hilo, esa inercia no va a disputar a la derecha. Abrir significa también abrir los modos de organización, ponerse a la tarea de hacer una transversalidad que cueste sudor y sangre pero no sea la política del reparto. 

Ojalá que el 39 Encuentro Plurinacional feminista en Córdoba cuente con compromisos, voluntades, militancias para sacudir y embellecer una casa de puertas abiertas en la que la experiencia de habitar y la elaboración política van juntas si es que es posible revisar las propias prácticas políticas.