Harina de algarroba: la producción formoseña que fortalece a la economía local

Con una fuerte presencia en el oeste formoseño, la planta de algarroba se convirtió en una de las producciones provinciales más importantes y nutritivas para la vida cotidiana.

20 de abril, 2025 | 09.00

La harina de algarroba, un producto nutritivo y de profundo valor cultural, es el resultado del esfuerzo de comunidades originarias y criollas del oeste formoseño que, a través de la recolección y elaboración artesanal, encuentran en este alimento una fuente genuina de trabajo e ingresos. Su producción no solo fortalece las economías locales, sino que también garantiza la llegada de alimentos de calidad a miles de familias formoseñas a través de los programas sociales impulsados por el Gobierno provincial.

El proceso de producción de la harina de algarroba arranca en los montes de los departamentos Ramón Lista, Bermejo y Patiño, zonas donde el algarrobo crece de forma silvestre y ha formado parte de la vida cotidiana de las comunidades desde tiempos ancestrales. Allí, pobladores criollos y originarios recolectan manualmente las chauchas caídas del suelo, respetando los ciclos naturales de la planta y sin dañar el ecosistema.

Una vez recolectadas, las chauchas son trasladadas a secaderos especialmente acondicionados donde permanecen entre 15 y 20 días. Luego, el proceso continúa con la selección, lavado y desinfección de los frutos, que finalmente son molidos y envasados en bolsas tricapa para su comercialización. Esta materia prima es adquirida por la empresa Alimentos Nutritivos Formosa S.A.P.E.M., que la utiliza en la elaboración de diversos productos destinados a planes alimentarios provinciales, aportando a la nutrición de miles de hogares formoseños.

El trabajo de la empresa estatal no solo garantiza la distribución de la harina, sino que también forma parte de una cadena de agregado de valor que respeta normas de calidad estrictas. La producción cumple con los requisitos establecidos por el Código Alimentario Argentino y es supervisada por organismos de control que aseguran la inocuidad y la calidad nutricional de cada producto que llega a la mesa de las familias.

Entre los alimentos elaborados con esta harina se destacan productos fortificados y de alto valor nutricional como leche con algarroba —en presentaciones fuente de fibra, de calcio y fortificada con zinc, vitamina C y vitamina B12— y la propia harina 100% pura. A futuro, la empresa proyecta ampliar la oferta con premezclas para pastelería y leche chocolatada, también enriquecidas con harina de algarroba, sumando así opciones saludables y adaptadas a las costumbres locales.

El proceso de elaboración en la planta de Alimentos Nutritivos Formosa S.A.P.E.M. se realiza bajo estrictos estándares de calidad. Desde la recepción de la materia prima, que es sometida a controles documentales y análisis de laboratorio, hasta el pesado, formulado, mezclado, envasado y almacenamiento, cada paso es monitoreado para asegurar la homogeneidad y la seguridad alimentaria del producto final. Además, la empresa aplica buenas prácticas de manufactura, procedimientos estandarizados de saneamiento y manejo integrado de plagas, garantizando la inocuidad de sus alimentos.

La algarroba es un fruto autóctono de América del Sur y uno de los productos forestales no madereros más importantes de la región. En Formosa, su presencia se concentra en el centro oeste provincial y representa mucho más que un recurso económico: es parte de la identidad de los pueblos originarios y criollos, que han sabido aprovechar sus bondades nutricionales durante generaciones.

La harina de algarroba posee un perfil nutricional notable: aporta entre un 40% y 50% de azúcares naturales como fructosa, glucosa y sacarosa, además de proteínas, bajo contenido graso y minerales esenciales como hierro, calcio, magnesio, zinc, silicio, fósforo y potasio. También es rica en vitaminas A, B1, B2 y D, lo que la convierte en un alimento completo, saludable y adaptado a las necesidades de la alimentación moderna.

El desarrollo de la tecnología alimentaria permitió que la harina conserve sus propiedades durante largos períodos, manteniendo intacto su valor nutricional y sus características organolépticas. Esto ha favorecido su incorporación a los programas de asistencia alimentaria provincial, contribuyendo a una dieta más equilibrada y nutritiva en sectores sociales vulnerables.

Además del impacto en la alimentación, la producción de harina de algarroba fortalece la economía de las comunidades que habitan las zonas de influencia del algarrobo. Se trata de un cultivo que genera empleo genuino, fomenta el arraigo y rescata prácticas productivas sostenibles en equilibrio con el ambiente.

Desde Alimentos Nutritivos de Formosa S.A.P.E.M destacan que el trabajo conjunto entre las comunidades rurales y la industria local es clave para sostener esta cadena productiva. El acompañamiento de profesionales y técnicos asegura que la materia prima alcance los niveles de calidad requeridos y que el producto final esté a la altura de los estándares que merece la población formoseña.