El presidente turco, Tayyip Erdogan, pidió el sábado el pleno apoyo al desarme de los militantes kurdos que comenzó con la entrega del primer lote de armas por parte de las fuerzas del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), un paso que, según dijo, abre una nueva página para el país.
Treinta militantes del PKK quemaron sus armas en la entrada de una cueva del norte de Irak el viernes, dando un paso simbólico pero significativo hacia el fin de una insurgencia de décadas contra Turquía.
"Desde ayer, la lacra del terrorismo ha entrado en el proceso de su fin. Hoy es un nuevo día; se ha abierto una nueva página en la historia. Hoy se han abierto de par en par las puertas de una Turquía grande y poderosa", dijo Erdogan a los miembros de su Partido AK en Ankara.
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Afirmó que las recientes medidas han unido a la nación y que ahora el Parlamento desempeñará un papel fundamental en el establecimiento de un marco jurídico para completar el proceso de desarme.
"Espero que nuestro parlamento apoye este proceso con la mayor participación posible", dijo Erdogan.
Ankara ha dado pasos hacia la formación de una comisión parlamentaria que supervisará el desarme y la transición del PKK a la política democrática.
El PKK, en conflicto con el Estado turco e ilegalizado desde 1984, decidió en mayo disolverse, desarmarse y poner fin a su lucha separatista tras un llamamiento público en este sentido de su encarcelado líder Abdullah Ocalan.
Tras una serie de esfuerzos de paz fallidos, la nueva iniciativa podría allanar el camino para que Ankara ponga fin a una insurgencia que ha matado a más de 40.000 personas, lastrado la economía y provocado profundas divisiones sociales y políticas en Turquía y en toda la región.
(Reporting by Ezgi Erkoyun; Editing by Sharon Singleton and Tomasz Janowski)