El presidente de Rusia, Vladímir Putin, agradeció al presidente de China, Xi Jinping, que se uniera a las celebraciones para conmemorar los 80 años de la "sagrada" victoria sobre Adolf Hitler en la Segunda Guerra Mundial y afirmó que los dos países se mantienen unidos ahora contra el "neonazismo".
La presencia de Xi en las celebraciones del aniversario de esta semana supone un importante espaldarazo para el líder del Kremlin, que desde el principio ha presentado su guerra en Ucrania como una lucha contra los nazis actuales.
Ucrania y sus aliados rechazan esa caracterización, que califican de grotesca falsedad, y acusan a Moscú de llevar a cabo una invasión de carácter imperialista.
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"La victoria sobre el fascismo, lograda a costa de enormes sacrificios, tiene un significado duradero", dijo Putin a Xi el jueves.
"Junto con nuestros amigos chinos, velamos firmemente por la verdad histórica, protegemos la memoria de los acontecimientos de los años de la guerra y contrarrestamos las manifestaciones modernas de neonazismo y militarismo".
Xi afirmó que los dos países, como potencias mundiales y miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, trabajarían juntos para contrarrestar "el unilateralismo y la intimidación", una referencia implícita a Estados Unidos.
Dijo que promoverán conjuntamente "la visión correcta de la historia de la Segunda Guerra Mundial", salvaguardarán "la autoridad y el estatus de Naciones Unidas", defenderán "decididamente los derechos e intereses de China, Rusia y la gran mayoría de los países en desarrollo", y trabajarán juntos "para promover una globalización económica equitativa, ordenada, multipolar e inclusiva".
Los dos mandatarios hablaron tras acercarse por una alfombra roja desde extremos opuestos de uno de los salones más opulentos del Kremlin y estrecharse la mano ante las cámaras. Cada uno saludó al otro como "querido amigo".
Xi es el más poderoso de los más de veinte líderes extranjeros que visitan Moscú esta semana para conmemorar el jueves el 80 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial, una celebración de enorme importancia para Putin.
A nivel nacional, le ofrece la oportunidad de congregar a los rusos en recuerdo de una gesta histórica que es fundamental para la identidad del país. La Unión Soviética perdió 27 millones de personas en la Segunda Guerra Mundial, incluidos muchos millones en Ucrania, que también quedó devastada.
En la escena internacional, Putin pretende presentarse junto a Xi como defensor del orden internacional y demostrar que años de sanciones occidentales no han conseguido aislar a Rusia.
La semana pasada, Putin anunció un alto el fuego unilateral de tres días en la guerra con Ucrania a partir del jueves. Ucrania no se ha comprometido a acatarlo, pues lo ha calificado de treta de Putin para crear la impresión de que quiere poner fin a la guerra. En cambio, ha declarado su voluntad de sumarse a un alto el fuego que dure al menos 30 días.
Xi ha pedido conversaciones para poner fin al conflicto en Ucrania y ha acusado a Estados Unidos de avivarlo con suministros de armas a Kiev. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, le ha instado en el pasado a intentar persuadir a Putin para que detenga la guerra.
Se espera que Xi, cuyo país está inmerso en una guerra arancelaria con Estados Unidos, firme numerosos acuerdos para profundizar en la asociación estratégica "sin límites" que Rusia y China firmaron en 2022, menos de tres semanas antes de que Putin enviara su ejército a Ucrania.
China es el mayor socio comercial de Rusia y ha lanzado a Moscú un salvavidas económico que le ha ayudado a sortear las sanciones occidentales. China es el país que más compra petróleo y gas ruso.
Con información de Reuters