El apoyo o rechazo popular al ‘modelo Bukele’ en Sudamérica quedará en evidencia por primera vez en el balotaje presidencial de Ecuador. Luego de una primera vuelta con una ajustada diferencia, el presidente Daniel Noboa sigue apostando por la mano dura, aunque todavía no puede mostrar resultados. Del otro lado, Luisa González intenta reconfigurar el legado del ex presidente Rafael Correa ante la reciente consolidación del narcotráfico y la violencia. En una Latinoamérica atravesada por los embates del segundo mandato de Donald Trump y en plena disputa geopolítica, está en juego si Estados Unidos mantiene un aliado subordinado a su proyecto global. Pero para la región también se define cómo quiere una sociedad latinoamericana resolver sus crisis de economía y seguridad.
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¿Una primera vuelta?
Luego que la primera vuelta en Ecuador terminara con una diferencia de 0,18% entre Noboa y González, el panorama para este domingo es de polarización. El empate técnico entre Revolución Ciudadana (44%) y Acción Democrática Nacional (44,18%) de tan solo 16.746 votos, parece aflorar el debate sobre el futuro del país entre dos modelos antagónicos.
A partir del reseteo institucional por el decreto de ‘muerte cruzada’ en 2023, se evidenció el fracaso del sistema político y del ex mandatario Guillermo Lasso. A pesar de haber perdido en primera vuelta contra González, Noboa consigue ser elegido como presidente del Ecuador con un 51,83% de los votos. Luego de casi 17 meses de gobierno transicional, Noboa intenta ser reelegido en un país sumido en una crisis de seguridad y deterioro económico, ahora sí para un mandato de cuatro años.
Encuestas predecían un Noboa cómodo en el primer puesto con una diferencia más amplia respecto a la candidata por el correísmo; y por debajo, varios votos repartidos entre candidatos menores. Pero se obtuvo más bien un resultado de balotaje. ¿Qué votos más podrán sumar cada uno, si es que los hay? González tiene un significativo margen para seguir rompiendo el techo del correísmo (⁓32%) y que, al haber superado sus números de 2023, parece descansar en un voto crítico a la gestión actual. Apoyos como los del candidato y referente indígena Leónidas Iza (5,24%), y del espectro centroderecha como Andrea González (2,69%), se ponen en disputa para el balotaje.
Los votos ‘indecisos’ que se disputan
Según el analista y abogado Edwin Narvaez, el desafío que enfrentan ambos candidatos es la disputa por los pocos votos que no consiguieron en primera vuelta. El panorama es de mucha indecisión –no por el +/- 4% de indecisos cuando tan sólo 50.000 votos pueden cambiar la elección–, sino porque es una parte del electorado difícil de atraer. “Se lo tiene que ganar caminando, se lo tiene que ganar en las poblaciones (sobre todo en la sierra central)”, analizó Santiago Basabé para la CNN.
Hoy tienen la llave de la elecciones quienes no apoyan la gestión del actual presidente y tampoco regresarían a un gobierno de la Revolución Ciudadana porque con ninguno se han visto beneficiados. Pueden estar ahí las demandas y experiencias específicas de distintos colectivos, como cantones, territorios afectados y minorías susceptibles a inclinarse por quien los trate mejor. “Noboa necesita dedicarse a la campaña y no a la gestión pública para hacer ese trabajo territorial”, sugirió Basabé.
Lo cierto es que los acusados de ‘indecisos’ en esa ‘polaridad’ son el espacio que ya quiso conquistar Noboa. El resultado que se vio en la primera vuelta sugiere que en alguna parte lo logró, pero en otra parte no. ¿Habrá conseguido en ocho semanas lo que no pudo hacer en año y medio, es decir, devolverles a los ecuatorianos la paz y la seguridad que imperaron en ese país hace menos de una década? Tan solo una semana después de la primera vuelta, asesinaron a una bebé de 11 meses en Manabí y a una niña de tres años en El Oro. A la semana siguiente, murió a tiros un comandante del Grupo de Operaciones Especiales. Y otra después, sicarios disfrazados de militares mataron a cuatro hombres en una urbanización en Guayas. Mientras tanto, las denuncias de secuestros y extorsiones siguen acumulándose.
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El espacio de la Revolución Ciudadana, por su parte, no logra romper completamente con la narrativa anticorreísta: por estar en contra de Rafael Correa, una parte importante jamás los votaría aunque crea que el gobierno de Noboa es un mal gobierno. Paralelamente, en otros sectores menos ideologizados, el proyecto correísta se recuerda cada vez mejor ante el deterioro de las condiciones materiales y la inseguridad. “Otros preferirían volver a los diez años correistas, aun sin gustarles, porque creen que la gestión de Noboa es peor”, de acuerdo con Basabe. En todos está el deseo por terminar con un ciclo de inestabilidad. Para muchos, parte de lo que tiene para ofrecer la Revolución Ciudadana es volver a cierta estabilidad.
Tanto para analistas como para opositores correístas, la campaña fue desigual porque Noboa contó con una ventaja: disponer de los recursos y la exposición de un presidente en ejercicio. No se tomó licencia oficial para ser candidato bajo el argumento de que sólo hace campaña de forma oficial los fines de semana. Curiosamente, los que denuncian esto no destacan que esta ‘fortaleza’ es, a su vez, su punto débil. En una gestión con poco para celebrar, toda esa responsabilidad cae en él como candidato.
Distribución del voto y crisis de seguridad
La campaña electoral se desarrolló mientras la crisis de seguridad llegaba a su punto más álgido durante los primeros meses de 2025. Una de las grandes incógnitas es si esta problemática se vio y se verá reflejada en el voto? En un primer pantallazo, se ve al país dividido en dos grandes regiones que corresponden a los dos partidos que irán al balotaje. El Oriente y el Sur se los quedó en la primera vuelta el presidente; mientras que las regiones costeras y el amplio Norte, las ganó la Revolución Ciudadana.
Los resultados de los comicios del 9 de febrero también reflejan una división si los comparamos con las tasas de homicidio por provincias del informe del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado (OECO) para 2024. El mapa de tasa de homicidios intencionales para el primer semestre de 2024 deja ver las regiones más afectadas por la violencia. En ellas, Luisa González consiguió el primer lugar con un amplio margen frente a Daniel Noboa y obtuvo resultados de más del 60% en 46 cantones.
Según el informe, el 80% de los homicidios en Ecuador se concentra en tres zonas específicas, siendo las regiones que incluyen Los Ríos y Guayas, las más afectadas con el 35% del total de homicidios. Si bien Luisa perdió en Guayaquil, capital de Guayas; en el resto de los cantones de esta importante provincia, obtuvo resultados de mucha ventaja sobre Noboa –entre el 50% y hasta 70%– en 23 de los 27 distritos electorales. Otro dato interesante es que en Los Ríos, la provincia más violenta con casi 48 homicidios cada 100.000 habitantes, lo superó por 18 puntos.
En el cantón Camilo Ponce Enríquez, señalado en el informe por tener la mayor tasa de homicidios del país (170,98), la candidata de RC consiguió el 61,58% frente al 32,08% del oficialismo. Aunque Noboa se llevó el primer puesto en la provincia de Azuay, donde está esta localidad, 11 de 15 distritos quedaron para RC. Por otra parte, la mayor victoria de González está en Manabí, eterno bastión correísta, que hoy es la quinta provincia en tasa de homicidios.
Este mapa electoral sugiere que el mayor apoyo que consiguió la Revolución Ciudadana –en comparación con 2023–, se debe a votos “no tanto a favor de Luisa, sino en contra de Noboa”, describió Edwin Narváez. Este posicionamiento es crucial para definir los votos en una instancia de balotaje, cuando quedará en evidencia si la gente cree en la efectividad prometida del ‘modelo Noboa’. Afrontar la seguridad como una guerra entre ‘terroristas’ y la sociedad civil a través de la intervención militar no logró disolver a los grupos criminales. Por el contrario, los obligó a transformarse y adaptarse a nuevas estrategias, según un estudio de la organización Insight Crime.
¿Qué apoyo tiene el costoso ‘modelo Noboa’?
Pese a estos resultados, Noboa continúa apostando por la mano dura, un modelo que todavía no muestra los resultados prometidos. Sin haberse tomado la licencia correspondiente para hacer campaña, el hijo del empresario más rico del país insiste en que el tiempo no fue suficiente y que con cuatro años más podrá construir un ‘Nuevo Ecuador’. Su discurso sugiere inspiración en el de su par Nayib Bukele, pero en la práctica parecieran partir de dos premisas diferentes y con consecuencias distintas también.
Mientras que el Ecuador de Noboa se promete como una ‘refundación total’ de la política ecuatoriana, su proyecto económico no parece tan novedoso ni rompe los esquemas tradicionales del país. “No deja de ser una recuperación del modelo hacendal que tuvimos después de la colonia”, explicó Christian Orozco, doctor en Economía. “Estas oligarquías vinculadas al sector agroexportador, en este caso al sector bananero, consideran que gobernar al país es lo mismo que gobernar a sus haciendas”, agregó.
Previo a la primera vuelta electoral, políticos y analistas hacían hincapié en el apoyo de los jóvenes a la figura de Noboa, como se había visto con Jair Bolsonaro, Javier Milei, Bukele y Trump, en sus respectivas elecciones. Ahora bien, el ajustado empate reveló que los segmentos centennials de votantes no se habrían visto tan seducidos por su propuesta. “Sin duda, el tema de si sabes o no hacer las cosas, es una valoración de los jóvenes. Puedes o no gestionar una crisis, puedes o no resolver los problemas,” analizó el profesor de la Universidad Central en Quito, Luis Córdova. A diferencia de Bukele, Noboa no pudo mostrar ningún resultado en materia de disminución de la violencia.
Tan solo cuatro meses después de haber asumido el gobierno en 2023, Noboa buscó respaldar sus propuestas en un referéndum. La ciudadanía dio el ‘Sí’ a nueve de las once preguntas de la consulta. Lo apoyó en su lucha contra la criminalidad. Un 73% apoyó que las Fuerzas Armadas participen de manera permanente junto a la Policía contra el crimen organizado. La militarización que le siguió a esto, sin embargo, no se mostró efectiva. En los primeros 50 días del 2025, Ecuador registró 1300 homicidios, cifra que refleja un aumento del 40% en comparación con 2023, que ya había sido el año más violento. Otra mala noticia para el gobierno fue la triste noticia de los cuatro niños afroecuatorianos desaparecidos, con la confirmada participación de 16 militares, quienes ya fueron formalmente acusados y puestos bajo prisión preventiva.
Hasta 2017, Ecuador llegó a ser uno de los países más seguros de la región, con una tasa de homicidios de 5,78/100 mil habitantes. En 2023, ésta fue de 47,2. Desde entonces, no sólo la violencia se ha agravado, muchos de los problemas que la gente entendía como urgentes también. Un ejemplo fueron los prolongados apagones eléctricos de 14 horas en septiembre. La falta de soluciones a largo plazo ha profundizado la sensación de malestar e incertidumbre en esta campaña electoral.
En cambio, en materia de legislación laboral, los votantes marcaron un claro límite sobre a qué están dispuestos: rechazaron una medida que permitiría contratar a los trabajadores por horas. Según la oposición, esta reforma beneficiaría a las personas de mayores recursos económicos y a las empresas internacionales, en tanto se deslindarían de varias responsabilidades como empleadores. En la práctica, recuerda la precarización que rige para los trabajadores en las plantaciones bananeras como las del grupo Exportadora Bananera Noboa, ligado a su familia. Estas prácticas laborales están “más vinculadas a la esclavitud que a una economía capitalista asalariada”, aseguró Orozco, quien lleva adelante una investigación al respecto.
Por eso, en el debate presidencial, la conexión entre la política y los negocios se puso sobre la mesa, cuando Luisa González le preguntó sobre la deuda tributaria de la familia Noboa con el Servicio de Rentas Internas (SRI). “¿Va a cobrar los 94 millones de dólares que su familia debe al SRI, o no?”, preguntó. Noboa respondió que no e insistió en la distancia que, como presidente, mantiene frente al negocio familiar. Esto generó indignación en redes ya que para financiar el llamado Plan Fénix contra el crimen organizado, el presidente aumentó 3 puntos el IVA, afectando directamente a la ciudadanía.
La mirada del correísmo
En uno de sus ejes de campaña, la oposición se preguntó si en los próximos 4 años Noboa podrá hacer algo distinto a lo que ya hizo. De hecho, señalaron que estos 16 meses fueron una muestra muy clara de su proyecto de país. Un proyecto en el que el presidente declaró un ‘conflicto interno armado’ aunque la oposición sostenía que no cumplía con las razones suficientes requeridas en la Constitución para hacerlo, o en el que decretó un estado de excepción como única medida para combatir el accionar de organizaciones criminales. Del otro lado, Luisa González propone reconfigurar el legado del ex presidente Correa centrado en mayor intervención social ante la retirada del Estado que posibilitó la penetración del narcotráfico y la violencia. Rastrean su penetración en la sociedad como un proceso que inicia con Lenin Moreno, se consolida en el breve gobierno de Lasso y se agudiza con Noboa.
“Estas elecciones son cruciales porque es insostenible la situación de retroceso, degradación institucional, política y social; eso ningún país lo puede afrontar”, afirmó el ex asambleísta nacional del correísmo, Carlos Viteri. Culpa tanto al desmantelamiento de las redes de contención social, la falta de políticas integrales hacia los sectores más vulnerables, como a la imposición de un “modelo neoliberal”.
Luego de quedar como segunda fuerza en las elecciones de 2023, se decía que la Revolución Ciudadana no lograría nuevas alianzas políticas, ni tampoco ampliar su base electoral. El correísmo tradicionalmente tenía un piso pero también un techo. A pesar de que para la primera vuelta ni siquiera tenían acuerdos con las principales fuerzas de izquierda –como el Pachakutik de Leónidas Iza–, los resultados sorprendieron. El empate técnico pone en cuestión que no hayan sido lo suficientemente creativos como para captar el voto no ideologizado o de centro.
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Con una foto en redes, González y Leónidas Iza con un poncho rojo –tradicional de los indígenas en el centro andino del país–, anunciaron su alianza electoral de cara al balotaje. Revolución Ciudadana firmó un acuerdo con el partido Pachakutik en el que se comprometió a revisar las concesiones mineras en caso de ganar la elección, entre otras demandas históricas de sectores postergados.
La alianza entre Revolución Ciudadana y Pachakutik marca una nueva coalición entre las dos fuerzas políticas después de que los indígenas rompieran durante años con el correísmo por diversos desacuerdos. “Creemos que en el gobierno de Luisa González podría representar una etapa diferente y diferenciada del ex presidente [Correa], de sus errores y horrores; si acogen las principales demandas fijadas de manera programática por muchas organizaciones sociales del Ecuador”, afirmó Iza en un discurso transmitido por videoconferencia durante la concentración.
El apoyo de Pachakutik es fundamental en esta polarizada elección, pues su líder indígena Leonidas Iza quedó tercero en la primera vuelta con 5,25%, poco más de 538.000 votos. Pero Iza lanzó una advertencia: “Nuestro voto no es un cheque en blanco para nadie, ni es una hipoteca sobre nuestro proyecto político que hemos planteado a Ecuador”. De haber incumplimientos ‘sobre lo que se acuerda’, asegura que habrá ‘movilizaciones permanentes’.
Aunque González obtuvo el apoyo del principal bloque indígena, otros líderes de pueblos originarios anunciaron su apoyo al empresario bananero, como lo anunció la Confeniae el 12 de marzo. A su vez, “del 5% que votó por Leónidas Iza, yo diría que tal vez 2% ya están con Luisa”, comenta Edwin Narváez, sin poder asegurar qué sucederá con los tres puntos restantes.
Jan Topic, ex candidato a presidente en 2023 y mano dura en seguridad al estilo Bukele, comentó que de ser llamado por un futuro gobierno de la presidenta González, no tendría problema en trabajar con la Revolución Ciudadana. Desde una tarima ubicada en el sur de Quito, donde hizo su penúltimo acto de campaña antes del cierre en Guayaquil, González se refirió al asunto: “Se une Jan Topic a este proyecto de patria de la Revolución Ciudadana. Hemos logrado algo que todo el mundo decía que era imposible. No solo es la unidad de las izquierdas, la derecha también se ha unido. Se une el país entero". El apoyo de último minuto del empresario ‘outsider’ y millonario a la candidatura de la Revolución Ciudadana entusiasma con una tracción de votos decisiva para el domingo.
¿Por qué es importante lo que pueda pasar en Ecuador para la región?
El segundo gobierno de Trump empezó decidido a llevar adelante su agenda de protección nacional y fortalecer su influencia sobre América Latina. Estas elecciones definirán cómo se va a posicionar Ecuador en este nuevo escenario geopolítico en el que Estados Unidos disputa con China su presencia en la región. Si Noboa, un dirigente nacido en la neoliberal Miami de los 80, es reelegido su afinidad lo consolidará como un aliado subordinado del proyecto global de la Casa Blanca.
Con las deportaciones masivas de migrantes y la imposición de aranceles de parte de Estados Unidos a toda la región, avanzar hacia la integración latinoamericana y apostar por relaciones exteriores multilaterales se vuelve a poner en agenda. Las implicancias de esta elección, en ese sentido, son fuertes y pueden marcar una tendencia a futuro. Con un nuevo gobierno correísta, el balance político regional volvería a tener un actor más para poder generar un contrapeso ante los intereses norteamericanos. Significará la “interrupción de la sucesión de tres gobiernos consecutivos que favorecieron el acercamiento de Ecuador hacia Estados Unidos”, de acuerdo con el analista internacional Lautaro Rivara.
En cambio, si gana Noboa, Trump pone otro pie firme en América del Sur y crecerá el poder político de las élites empresariales alineadas a Estados Unidos. Noboa ya le ha permitido a la administración Trump que las deportaciones de ecuatorianos aterricen en aviones militares y en condiciones de detenidos. Algo a lo cual otros presidentes vecinos como el colombiano Gustavo Petro, el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y la mexicana Claudia Sheinbaum se opusieron fervientemente. Incluso Noboa siguió el ejemplo del nuevo gobierno estadounidense y ordenó arancelar las importaciones de México, diferenciándose de aquel eje. La presencia de la líder española Isabel Díaz Ayuso en el cierre de campaña fue otro gesto que remarcó en quiénes sí se respalda a nivel internacional. La presidenta de la Comuna de Madrid exclamó que “del socialismo se sale para no volver” y que “no dejen que esta tierra próspera vuelva a caer en manos de los mismos”. En el último mitin del partido en Guayaquil, puso la elección en términos de “socialismo o libertad”, en la misma línea que otros mandatarios del espectro ultraderechista, como Javier Milei.
En paralelo, los avances en el acuerdo de libre comercio entre Noboa y el gobierno de Canadá anticipan la necesidad de financiamiento que presenta la inversión en seguridad que pretende sostener si gana. Más allá de los beneficios para ambas partes, esto profundizará, por ejemplo, la extracción minera de empresas canadienses en el territorio ecuatoriano. Canadá tiene una mina de oro en explotación desde 2019 y otra serie de empresas que desarrollarían proyectos privados. Esto recuerda a la última controversia que tiene El Salvador con la minería: Bukele terminó con la prohibición sobre esta actividad y planea obtener recursos en sociedad con actores extranjeros, aunque el Estado será el único responsable de su explotación.
Para construir un ‘nuevo Estado’, como propone, el gobierno tiene que mostrar resultados y la ciudadanía debe acompañarlos y tomarlos como propios. El ‘modelo Bukele’ se caracteriza justamente por su efectividad. Porque se basa en un Estado fuerte, que es la garantía para el orden público y la actividad económica. Todas las instituciones responden al Poder Ejecutivo, no sólo en materia de seguridad sino también en cuestiones de infraestructura y legislación. Pese a algunas resistencias a sus rasgos autoritarios y la ausencia de cualquier sensibilidad social, en El Salvador la ciudadanía sí ve resultados concretos y lo ha valorado como exitoso en las urnas.
Prueba de esto es que mientras Bukele alquila sus cárceles de máxima seguridad al gobierno de Trump, Noboa sale casi desesperadamente a contratar mercenarios extranjeros para intentar sostener su lucha contra el crimen organizado. Después de su reciente visita al primer mandatario estadounidense y ante las preguntas de la prensa sobre acuerdos o posibles apoyos de esa administración, el presidente ecuatoriano respondió que “no todo es transaccional”.
El Salvador y Ecuador tenían en común el problema de los homicidios, la proliferación del crimen organizado y su polémica dolarización; pero eran muy distintos en términos del tamaño territorial o cantidad de habitantes. En cambio, Ecuador y sus países vecinos sudamericanos son más parecidos en lo demográfico, cultural e, incluso, en su pasado político reciente. Por eso, es importante si la ‘prueba piloto’ de Noboa es aprobada en las urnas y se convierte en una ruta posible para otros países de la región que comparten problemas similares y, especialmente, donde gobiernan o ganan elecciones líderes de derecha.