El escándalo por lo sucedido en la Congregación de los Padres de Bétharram desde marzo pasado golpea el entorno político de Francia. Es que, el primer ministro, François Bayrou, fue alcalde de la ciudad de Pau, en donde se encuentra ubicado y, luego, se desempeñó como ministro de Educación. Según informó la prensa local, son más de 200 las denuncias por violencia, agresión sexual y violación contra ex religiosos y personal laico en el internado, todos hechos que habrían ocurrido entre 1950 y 2010 por lo que hay una investigación judicial en curso. En medio de los cruces y las interpelaciones, la hija de Bayrou denunció que también sufrió esos abusos a los 14 años.
“Una noche, mientras deshacíamos los sacos de dormir, (el padre) Lartiguet me agarró de repente por el pelo y me arrastró varios metros en el suelo, dándome puñetazos y patadas por todo el cuerpo, sobre todo en el estómago. Pesaba unos 120 kilos”, relató Hélène Perlant, en una entrevista con el semanario Paris Match.
Allí, en tanto, aseguró que no le dijo nada a su padre. “Obviamente, podemos pensar que él tenía toda la información. Pero él, como los otros padres, estaba muy, muy implicado políticamente, a nivel local. Él lo estaba más. Pero lo pongo al mismo nivel que los demás padres. Cuanto más involucrado estás, menos ves, menos entiendes. Y cuantos más testigos hay, menos se dice”, dijo.
La situación Bayrou
EL estrecho aliado del presidente de centroderecha, Emmanuel Macron, deberá comparecer el 14 de mayo ante una comisión parlamentaria que investiga las denuncias ocurridas en la institución ubicada al suroeste de Francia. Lo hará en calidad de ex ministro de Educación (1993-1997).
Después de que la izquierda lo acusara de haber mentido sobre lo que sabía de las agresiones sexuales en el establecimiento, aunque él niega haber tenido conocimiento sobre lo que sucedía, pese a que varios de sus hijos acudieron a esa escuela y su esposa impartió clases durante un tiempo.
Pero no sólo eso, el primer ministro también fue acusado por un exgendarme de “intervenir” respecto a un sacerdote acusado de violación en 1998 y que se suicidó en Roma dos años después.
Por su parte, la actual ministra de Educación francesa, Élisabeth Borne, dijo el mes pasado que "el Estado no intervino", señalando que la institución fue inspeccionada sólo una vez en 30 años (en 1996), a pesar de múltiples informes de abusos.
"Seguimos profundamente afectados por lo ocurrido... por el sufrimiento de estos niños que vinieron aquí para ser protegidos, educados, pero en cambio... fueron destruidos", declaró el sacerdote Laurent Bacho a los medios franceses en nombre de la Congregación de los Padres de Bétharram en marzo de este año luego de que comenzara la investigación. "Nos llevó tiempo llegar a una posición común irreversible", dijo el hombre de 75 años.