No es sólo Río y el Comando Vermelho: el mapa de las organizaciones criminales en Brasil

Con cada operativo sangriento o masacre policial, los grupos narcos y criminales se fortalecen y terminan expandiéndose. Una política de seguridad que lleva décadas y sigue fracasando, la pulseada entre Lula y el bolsonarismo detrás del gobernador de Río antes de un año electoral y el temor a un efecto derrame en los países vecinos, como Argentina.

31 de octubre, 2025 | 21.41

El megaoperativo policial en Río expone la dificultad que tienen los estados para combatir el narcotráfico. Si bien el caso de la intervención que dejó más de 130 muertos conmocionó por la magnitud de su violencia, no es un hecho aislado sino más bien el mismo modelo que se ha aplicado en las últimas décadas y que no ha logrado frenar el crimen. Por el contrario, en el país vecino el mapa del delito se fue complejizando y hoy tiene entre sus principales actores al Comando Vermelho, el Primer Comando de Capital (PCC)  y varias milicias, entre otros grupos armados, que se han extendido a lo largo de los estados gracias a un sinfín de negocios ilegales. De hecho, este mapa ya superó las fronteras: llegó a Uruguay y otros países de la región y se teme que también alcanzó el límite con Argentina, donde ya se registran algunas conexiones. 

No podemos aceptar que el crimen organizado siga destruyendo familias, oprimiendo a los residentes y propagando drogas y violencia por las ciudades. Necesitamos un trabajo coordinado que ataque la raíz del narcotráfico sin poner en riesgo a policías inocentes, niños y familias”, afirmó el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, el día después del megaoperativo del martes, cuando el mandatario estaba en pleno vuelo desde Asia. De acuerdo a lo que sostienen varios especialistas brasileños, la respuesta del Presidente se hizo esperar porque hubo diferencias sobre cómo debía reaccionar a la decisión del gobernador de Río de Janeiro, Claudio Castro, de aprobar la intervención más violenta registrada en el país, en este caso en los complejos de Penha y Alemão.

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El hecho de que Lula no haya reaccionado con una fuerte crítica al accionar del gobernador, que ya fue citado por el juez Alexander de Moraes para que explique el operativo en las favelas, habla también de la necesidad de dar respuesta a lo que puede sumarse como un eje de campaña y a lo que no logran dar una respuesta certera. “El Gobernador ha intentado construir una narrativa que lo ponga en una opción de que lucha casi solo contra el crimen sin el Gobierno Nacional y esto es un elemento clave para entender lo que pasa hoy, porque es un intento de la oposición de construir una interpretación de que Lula es débil en términos de seguridad”, explicó a El Destape, el CEO y Fundador da la Consultoría de Análisis de Riesgo Político Dharma, Creomar de Souza.

Para el académico, no hay dudas de que el motivo por el cual el Gobernador, respaldado como candidato por el bolsonarismo, aprobó el megaoperativo fue político. “Cuando hablamos de las motivaciones del Gobernador se construyó un enlace muy claro con su intento de ser electo senador el próximo año. Hay dos bancas para el Senado y él quiere ser el candidato de Bolsonaro”, agregó de Souza. El especialista recordó que durante las primeras administraciones de Lula se llevaron adelante algunas acciones, pero que no lograron contener al crimen organizado y suma: “El desafío del tercer mandato es que comprenda él y su grupo más cercano que la seguridad es un tema que es inexcusable y tiene impactos muy fuertes en la próxima carrera electoral”.

Mapa del crimen

Hay varias organizaciones criminales activas en Brasil, pero la más grande es el Primer Comando de Capital, que opera con más fuerza en Sao Paulo pero se extendió al resto del país. Esta banda que se conformó en las cárceles, al igual que el Comando Vermelho, se crea justamente tras la masacre de Carandirú, que fue una intervención policial carcelaria en 1992 que terminó con más de 100 muertos. De hecho era considerada la más violenta en el país hasta la de esta semana en Río. Es decir, que la organización más grande de Brasil surgió tras una violenta intervención, lo cual abre el interrogante de lo que puede pasar ahora. La tesis es que lejos de que este modo de operar frene el narco, lo fortalece con nuevas ramificaciones criminales.

La otra poderosa organización criminal y la más antigua del país es el Comando Vermelho, que opera también en otros estados pero es la más relevante en Río y por la cual se llevó adelante el megaoperativo esta semana. Si bien el origen de esta banda también se da en las cárceles en 1979, sucede en un contexto distinto ya que no surge en sí como una organización criminal sino que tenía más que ver con la convivencia y el reclamo de seguridad entre los presos comunes y los presos políticos durante la dictadura. Con la llegada del tráfico de drogas en los ‘80 a las grandes ciudades brasileñas, el grupo adquiere con más fuerza su carácter criminal. Actualmente, sus miembros se dedican a un sinfín de actividades ilegales, desde el narco al sicariato, tráfico de armas o videojuegos.

También se pueden hablar de nuevas organizaciones que surgieron, algunas más autónomas y otras ramificaciones de las ya existentes. Compiten por territorio y los negocios allí, como es el caso del Tercer Comando, Amigos de los Amigos, entre otras. El mapa se completa con las milicias, que son grupos que surgen para combatirlas y terminan siendo bandas de ex policías y militares que manejan distintos negocios en los barrios, como servicio de cable entre otros, a cambio de dinero. Están acusados de cometer ejecuciones por doquier a quienes se opongan o consideren parte de las otras organizaciones.

“El Comando Vermelho así como el PCC y otras organizaciones criminales en Brasil han surgido en las prisiones, pero no como las organizaciones criminales propiamente, sino como un grupo de autoprotección ante la violencia estatal de los presos, violencia por la no regulación de las prisión en los años 70, en los 90 del PCC, y hay otras organizaciones con una historia muy semejante, Familia del norte, Sindicato del crimen”, señaló a este medio el profesor de Ciencia Política y Estudios Urbanos de la Universidad Federal de Rio Grande do Norte e investigador en las áreas de política criminal y seguridad pública, Rodrigo Suassuna, quien recordó cómo con la llegada de la droga en los ‘80, miembros del Vermelho comenzaron a traficar de forma minorista y cómo se expandió luego.

El especialista explicó cuáles son las disputas entre estas bandas: “Todas estas organizaciones, todos estos grupos fundamentalmente pelean por el control del territorio, por el control del mercado. El conflicto más violento hoy en Río es entre Vermelho y el Tercer Comando, mientras que la milicia viene debilitando su control sobre Río”. Suassuna recordó que en el caso de los milicianos, que fueron a los que se vinculó al crimen de la concejala, Marielle Franco, habían surgido como trabajos extras que hacían para completar sus sueldos, y en ese marco, suma una arista más que tiene que ver con la policial: “Un actor muy importante es la policía de Brasil que viene de una cultura de guerra desde el régimen militar y no se sometieron a un reforma significativa”.

Sin freno

Las intervenciones policiales y militares han sido una constante en las últimas décadas. Varios recuerdan las del gobierno de Dilma Rousseff para el Mundial o luego para las Olimpíadas. La gran diferencia ahora es la magnitud del número de muertos, cuyos cuerpos los familiares denunciaron que tenían visibles señales de tortura y, en algunos casos, hasta decapitados. Sin embargo, y más allá de una baja registrada de homicidios entre 2023 y 2024, el país vecino mantiene una tasa de homicidios arriba de los 20 cada 100 mil habitantes, lo que lo sitúa entre los más violentos. No logró frenar el crimen que, por el contrario, se ha ramificado y expandido en sus negocios ilícitos.

“El Estado todavía no controla y el modelo de intervención violenta que sirve para entrar en el territorio para matar a algunas personas, pero que no controla. El Estado entra, pero no se queda. Miles de personas que viven ahí, siguen bajo el control del Comando Vermelho”, explicó a este medio el politólogo y docente en carrera de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal Fluminense en Río de Janeiro, Thiago Rodrigues, sobre el último megaoperativo. “Matar a 130 personas no es una solución efectiva para terminar con el crimen organizado”, sentenció.

El especialista sostuvo además que si matan a los líderes o capos, rápidamente serán reemplazados por otros. De ninguna manera, consideró, eso signifique terminar con las organizaciones. De hecho, un gran temor es su expansión a otros países, como es el caso de Uruguay, donde denuncian la presencia de miembros del PCC. En junio pasado, la Fiscalía de San Pablo sostuvo que este grupo cuenta con miles de miembros que tienen injerencia en otros países de la región en las cárceles, en el caso uruguayo habla de la presencia de al menos 140 de ellos en el país. 

En el caso del PCC, no se menciona a la Argentina pero sí la presencia del Vermelho. Recientemente fueron condenadas al menos ocho personas ligadas a esa organización para lavar dinero a través de criptomonedas. Sin mencionar ese antecedente, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, anunció esta semana la alerta máxima en las fronteras con Brasil para evitar, según explicó, la posible llegada de miembros del crimen organizado que puedan llegar a escapar tras la intervención policial de esta semana en Río.

La Justicia deberá investigar que pasó en las favelas de Penha y Alemão.  Pero, más allá de la cuestión puntual y su magnitud de este último operativo, lo importante es que esta política ha sido una constante acompañada por denuncias de irregularidades que hacen todo lo contrario a frenar el crimen. Además de los casos más históricos de México y Colombia, también están los más recientes de Ecuador y Perú, donde el narco hace estragos en materia de seguridad. También podrían agregarse los más recientes como Uruguay y Chile, donde empiezan a denunciar la fuerte llegada del crimen organizado. En ninguno de todos los casos parecieran encontrar la fórmula que ponga fin a este flagelo y se agrega un condimento extra que tiene que ver con el interés de Estados Unidos para encontrar una motivación y avanzar con su influencia regional bajo el slogan de combatir el tráfico de drogas.