Todo amarillo, como ocurrió durante el recorrido electoral, de principio a fin. Los candidatos del PRO fueron los que condujeron el evento, pero la estrella fue Mauricio Macri, aunque no faltó ninguna de las figuras taquilleras, como María Eugenia Vidal, jefa de campaña, Jorge Macri, jefe de Gobierno y Fernán Quirós, que además de ser el ministro de Salud es quien mejor mide. Otro que se ganó participación delante de las cámaras fue Cristian Ritondo, en la tribuna. Él será el comandante del próximo gran desafío para los macristas: Buenos Aires.
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Macri volvió de Paraguay, donde participó de un encuentro de la FIFA, y fue directo al cierre de campaña de su espacio. El ex presidente y titular del espacio a nivel nacional le puso toda la energía a este camino a las urnas, participando en cada recorrida y entrevista que encaró la candidata Silvia Lospennato. Lospennato, de los tres que se disputan el orden en el podio electoral, es la que mayor nivel de desconocimiento maneja. De ahí la enorme instalación del color amarillo, que va a identificar al partido en las máquinas de la boleta única electrónica.
Mauricio dijo haber recuperado el entusiasmo a partir del surgimiento de esta lista de candidatos y celebró la ida de dirigentes que puedan perjudicar al partido. Puntualmente, hizo alusión a Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. Pero no fueron los únicos que abandonaron las filas amarillas.
Sin embargo, su entusiasmo mostró un límite. Cuando la gente cantó “Mauricio presidente”, los silenció. Pero no dudó en sugerir que Vidal liderará una boleta en poco tiempo. La ex gobernadora bonaerense deberá renovar su banca en el Congreso este año, y es una de las figuras fuertes del PRO para dar batalla en la Capital Federal.
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Los discursos estuvieron más centrados en lo que hizo y tiene planeado hacer el PRO en la Ciudad que a confrontar con el gobierno, al que también se le dedicaron algunos párrafos. Se cuestionó la falta de orden institucional, la caída de Ficha Limpia y la falta de honestidad. Se apuntó, además, contra lo "fantasma" de la lista de Manuel Adorni y las candidaturas testimoniales. Pero se reivindicó la ayuda al gobierno a la hora de pensar el rumbo macroeconómico.
De lo que fue Juntos por el Cambio, los tres partidos políticos cerraron sus campañas con tono nacional. El radicalismo lo hizo en Vórterix con Martín Lousteau, la Coalición Cívica en Caballito con Elisa Carrió y el PRO con Mauricio en Villa Pueyrredón. Los primeros, en un contexto juvenil, los segundos en una zona con más presencia de jubilados, y los últimos en el barrio de la candidata. Cada uno con su impronta.
La maratón de Larreta
El máximo inconveniente para el PRO, cuyo nombre es Horacio Rodríguez Larreta, fue el último en cerrar la campaña. Lo hizo de una forma muy particular, con una recorrida por la Capital Federal durante 24 horas. Sus compañeros de lista y dirigentes cercanos lo fueron acompañando durante todo el camino, turnándose en los horarios, pero el ex jefe de Gobierno encaró la jornada de un tirón.
El balance fue muy bueno. Distintas fuentes consultadas se mostraron más que conformes, tanto por la aceptación que sintieron de parte de la ciudadanía como por la originalidad del cierre de campaña. De lo que supo ser Juntos por el Cambio, el de Volvamos Buenos Aires fue el diferente.
“Refleja lo que somos, 24 horas recorriendo la Ciudad”, dijo una fuente larretista. “Nos va muy bien en la calle”, agregó. Esta sensación fue una constante. Larreta puede generar indiferencia o amor, pero no odio. Una lectura que mantuvieron durante toda la campaña y se repitió en estas últimas 24 horas, no exentas de cierto temor por posibles escraches, como ya ocurrió previamente y, según acusaron, fueron responsabilidad del gobierno porteño. “La gente se para y le habla a Horacio de los problemas que ven todos los días, de las cosas que están mal. Surge orgánicamente, camine por donde camine”, se describió. Larreta arrancó cerca de la medianoche del miércoles, revisó los contenedores de basura, jugó al pool – parte del equipo se fue con una victoria -, se mostró en escuelas y dio varias entrevistas.
Quienes participaron de la jornada nocturna, y quienes no lo hicieron pero la siguieron de cerca, la calificaron de “divertida”. Se encontraron con personas jóvenes que le pidieron fotos al ex jefe de Gobierno y, una vez más, uno de los puntos que más se destacó fue la ausencia de agresiones.
“No tener la presión de ganar, ayuda”, lanzó otra fuente del larretismo que describió un panorama caracterizado por “la descomposición del PRO” y la falta de interés de los libertarios. Sin embargo, el larretismo tampoco está relajado. No quieren sacar un porcentaje testimonial de votos, por lo que el domingo habrá cierto nerviosismo.