Karina Milei se lo anticipó hace no tanto a un dirigente de la oposición: está decidida a tirar por la ventana a Santiago Caputo. La hermana del presidente no está dispuesta a compartir el poder, no tolera que el asesor se adjudique el producto Milei y piensa que coexistir con alguien como él es imposible. Si el criterio de la secretaria general de la presidencia se impone, como pasó hasta ahora en casi todas las decisiones políticas importantes del gobierno, el consultor tendrá que adaptarse o morir. Entre la casta que se alinea con Karina, sugieren que Caputo tiene fecha de vencimiento y se quedará sin rol después de las elecciones, la ventana de tiempo en la que todo puede pasar. En el escenario, el lugar de Santiago fue reemplazado por su tío, que se abraza con los hermanos arriba de una Hilux.
Entregado a la conducción de su hermana, el presidente divide a los propios en un contexto de turbulencia y pone a prueba la lealtad de su tropa digital, el activo inigualable que le permitió pasar de los estudios de televisión a la Casa Rosada en tiempo récord. Más importante que las denuncias cruzadas con las que por ahora se atacan karinistas y caputistas es el riesgo que asumen El Jefe y la familia Menem: la posibilidad de que el músculo digital de la ultraderecha se declare en huelga en una campaña que es crucial para la suerte del experimento libertario. La política se mide por los resultados y es temprano para decretar un vencedor, si es que alguien gana.
De momento, nadie podrá decirle a los hermanos Milei que no aprovecharon su cuarto de hora. A la actividad empresaria que desarrollan desde el Estado, le suman un ejercicio del poder que produce envidia en distintas tribus del peronismo. Lealtad y disciplina como condición para ejercer la conducción. Karina se rodeó para eso del menemismo realmente existente, con Lule Menem como consiglieri.
Desconocido hasta que arrimó al puerto de los Milei, Sebastian Pareja estudió en el Colegio Belgrano de Temperley y es hijo de un juez laboral que trabajó durante la última dictadura militar. Karina lo convirtió en un coronel del que no quiere prescindir. Desde el minuto cero, la casta que se disciplina es bienvenida y la tabula rasa abre puertas a todos los que digan si Karina. Ahora se ve que Santiago y su grupo no lo entendieron. Tampoco Victoria Villarruel y la larga lista de aliados que los Milei perdieron desde que aterrizaron en el gobierno.
Nacido en Lomas de Zamora, el semillero inagotable del ancho peronismo, Pareja eligió para encabezar la tercera sección electoral a Maximiliano Bondarenko, el ex comisario que tuvo una carrera meteórica con 8 ascensos, entre los dos años finales del duhaldismo, el interregno de Carlos Ruckauf y el gobierno de Felipe Solá. Con Pareja, Bondarenko ya recorrió varias escuderías: la de Emilio Monzó, la de Facundo Manes y ahora la de los Milei. Es un policía de vínculos estrechos con un sector de la comunidad evangélica. En 2021, hizo campaña para concejal como si fuera un pastor, con imposición de manos entre los habitantes de Florencio Varela. El inicio de la carrera en el conurbano coincide con el decreto que el presidente y Patricia Bullrich acaban de firmar para cumplir con una demanda histórica de las 25 mil iglesias evangélicas que existen en Argentina, la entrega de la personería jurídica religiosa.
El menemismo de Karina presenta dos características adicionales en el Gran Buenos Aires. La primera es que no negocia ni compensa a la dirigencia que pide lugares en las listas. No lo hace con los streamers de Carajo pero tampoco con los residuos del PRO que no dieron el salto a tiempo. Nestor Grindetti perdió poder en tiempo récord en Lanús, el matancero Lalo Creus no logró colar a nadie en las listas de la tercera y el ex intendente de Quilmes Martiniano Molina no pudo ni sentarse a hablar con Pareja.
El mensaje está implícito: “O aceptás lo que te damos o te vas”. El mileismo es desconfiado y orgulloso mal pagador. Pero mientras en las Fuerzas del Cielo aborrecen a cualquiera que tenga militancia previa, el Karina-menemismo indulta al que exhiba fe de converso. Desde Bullrich hasta el tío Toto, pasando por Daniel Scioli y llegando al duo Santilli-Ritondo. Detrás de Bondarenko, en la tercera, aparecen la sorpresa de una macrista línea Jorge -María Sotolano-, Florencia Retamoso, la ex mujer de Gerardo Milman que responde a la ministra de Seguridad y en quinto lugar el desangelado Nahuel Sotelo Larcher.
La segunda característica de la campaña oficialista tiene que ver con el activismo de Milei. Un dirigente del conurbano que pasó del peronismo al macrismo y ahora se pinta de violeta lo describe. Dice que en las reuniones de las que participó en la primera y la tercera sección electoral salta a la vista el contraste absoluto con la fisonomía social que rodeaba a Cambiemos. Más que una clase media de tradición antiperonista lo que se ve es juventud y precariado. Pareja eligió para liderar la lista de concejales en Lomas de Zamora a Martin Uzquiza, su mejor amigo del colegio que se graduó como periodista en TEA, pero puso como primer candidato al consejo escolar a Aron Laime, un delivery de 22 años de ascendencia boliviana y predicamento entre los jóvenes. Más territorio que redes sociales. Junto a eso, la apuesta de que el violeta traccione detrás de Milei, el apellido que no va a estar en las urnas.
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Del lado del peronismo, la escena es opuesta a la del verticalismo que proyecta la Casa Rosada. El liderazgo está en disputa y los ejes de la ruptura con el pasado no están claros para nadie. Esa es para muchos la diferencia crucial que hoy favorece al gobierno. En el cierre de listas, Axel Kicillof volvió a imponer su criterio con las candidaturas de Gabriel Katopodis y Veronica Magario. Cristina pedía para la primera a Federico Achaval, el intendente de Pilar que le responde y tiene financiamiento asegurado. Su padre es el dueño del Hipódromo de Palermo, entre otras cosas.
La aparición conjunta de Kicillof con Mayra Mendoza en Quilmes buscó dar el primer paso para dejar atrás las tensiones de la madrugada. Después de que los intendentes aliados al gobernador amagaran con presentar una lista propia, los pocos abogados que Axel tiene cerca de CFK dicen que él frenó el intento de ruptura de su sector. En la tercera sección, el histórico bastión del peronismo, Fuerza Patria aparece como favorito, pero a Milei le importa la diferencia que puede haber entre Magario y Bondarenko. El peronismo necesita compensar ahí las derrotas que puede sufrir en el resto de las secciones.
El gobernador tiene el apoyo y la presión de intendentes que persiguen objetivos no siempre complementarios con los suyos. Algunos como Sergio Berni piensan que La Cámpora se liberó de esa presión en las listas y pudo colar a toda gente propia. Habrá que esperar al cierre de listas nacionales del 17 de agosto y al resultado de las elecciones para saber si la unidad le rinde al peronismo o es en realidad una forma de proteger a la dirigencia de la derrota interna en las PASO. “No quieren ir a una primaria para no quedar expuestos. La mayoría no tiene ni la mitad del apoyo que dice tener”, asegura un funcionario que intenta preservar el diálogo con casi todos los sectores.
Mientras el sector de Juan Grabois amaga con presentar una lista nacional propia, incluso por fuera de Fuerza Patria, Cristina no está tan segura de que Sergio Massa pueda o pretenda ser el candidato de la unidad. Si el apoyo de Trump, la deuda en dólares y la bicicleta financiera sostienen la inflación por debajo del 2% mensual, una candidatura del ministro de Economía del gobierno que coronó un IPC en torno al 200% sería una apuesta de alto riesgo. Tal vez Massa escuche a los que le dicen que le conviene preservarse. Falta una eternidad, pero él y Gerardo Zamora son hoy los eventuales candidatos a presidente que mayor relación tienen con La Cámpora y Cristina.
La baja de las retenciones a la soja muestra que Milei quiere poner todo en la campaña. En lo político, busca conservar el voto de la zona núcleo -incluido el norte bonaerense- y dejar sin argumento a los gobernadores de la Región Centro. En lo económico, sale tarde a cumplir con la meta de acumular reservas en detrimento de recaudación.
Es un gesto para un sector aliado que veía resentida su alta rentabilidad por el dólar planchado y los precios de los commodities. Llega en un contexto de ajuste sobre los jubilados, agotamiento del rebote en la actividad y destrucción de empleo de calidad. La clase media sufre y los votantes de sectores bajos solo tienen para valorar la precaria estabilidad que se pagará durante mucho tiempo. El auge del pluriempleo, la vieja autoexplotación en el nuevo envase de las plataformas, ya se registra en las estadísticas del INDEC. El tecnocapitalismo se promueve como etapa superior de un sistema que se autorregula: destruye empleo de calidad sindicalizado y lo reemplaza por trabajo precario a la intemperie de toda protección. La lucha es -parece ser- contra uno mismo. Sobre ese universo, tan afín a Milei, son pocos los que indagan o se pronuncian desde la oposición.
Del lado del peronismo, algunos apuestan a que los desencantados de Milei voten en su contra o no vayan a votar. Autor del libro "Conurbano infinito", el politólogo jesuita Rodrigo Zarazaga estima que si la participación es baja, el peso de la estructura partidaria será mayor y beneficiará a Fuerza Patria. En ese caso, el peronismo local sería el encargado de traccionar el voto y arrastrar apoyo desde los concejales hacia diputados o senadores provinciales.
Indescifrable resulta el impacto que puede tener la polarización bonaerense porque la derecha está vez va unida, con el PRO diluido en el LLA. ¿La polarización es antídoto contra la apatía o puede convivir con niveles récord de ausentismo, como parte de una disputa que le interesa a cada vez menos gente?
Trump, Lamelas, los gobernadores y la supremacía china
El discurso del cubanoamericano Peter Lamelas en el Senado de Estados Unidos y la visita de la secretaria de Seguridad Kristi Noem, que se reunirá este lunes con Milei en Buenos Aires, confirman que Trump le reclama acciones de gobierno. La presión de Scott Bessent sobre Kristalina Georgieva alineó los planetas para que la extrema derecha tenga financiamiento asegurado para cruzar las elecciones. Sin embargo, el trumpismo exige y amenaza desde su propia debilidad, la de un país que pretende revertir en meses una tendencia que lleva décadas.
Según Cepal, las empresas chinas anunciaron el año pasado 102 proyectos de inversión en América Latina, el segundo mayor número desde 2005. Gobernadores como Gustavo Saenz, Raul Jalil y Carlos Sadir -también su jefe Gerardo Morales- pueden callar ante la presión del Braden trumpista, pero no postergar los negocios que avanzaron en las últimas semanas con empresas como Funfeng Group, Power China o CNGR Advanced Material Co. Ltd, que invierten en energía solar y litio. La presencia no es nueva: en Jujuy, la chino-canadiense Exar acaba de anunciar 80 despidos.
Hace apenas unos días, el profesor de economía del MIT David Autor y su par en la Escuela Kennedy de Harvard Gordon Hanson explicaron la situación en el The New York Times. Señalaron que China es favorito en la carrera tecnológica y compite fuerte en sectores donde Estados Unidos era líder indiscutido: aviación, IA, telecomunicaciones, microprocesadores, robótica, energía nuclear y de fusión, computación cuántica, biotecnología y farmacia, energía solar, baterías. “Es un botín económico por las altas ganancias y los empleos bien remunerados; ofrece peso geopolítico por dar forma a la frontera tecnológica y destreza militar al controlar el campo de batalla”, dicen.
Mientras General Motors, Boeing e Intel son bastiones estadounidenses que no pasan por su mejor momento, los líderes mundiales de vehículos eléctricos (BYD), baterías para vehículos eléctricos (CATL), drones (DJI) como los que se desplazan sobre Ucrania y paneles solares (LONGi) son empresas chinas sin más de 30 años de antigüedad. Lograron el liderazgo tecnológico y de precios, afirman, porque ganaron la carrera del darwinismo económico.
El texto incluye un dato del Instituto de Política Estratégica, un centro de pensamiento independiente financiado por el Departamento de Defensa australiano: entre 2003 y 2007, Estados Unidos aventajó a China en 60 de las 64 tecnologías de vanguardia. Pero en el último informe, que abarca de 2019 a 2023, el resultado fue inverso. China superó al país de Trump, Rubio y Lamelas en 57 de las 64 tecnologías.