Cuando el jardín del vecino se trepa a tu casa: qué pasa cuando la naturaleza cruza los límites

Una enredadera, una raíz o un árbol que crece sin control pueden transformar la convivencia entre vecinos en una disputa legal. Expertos del estudio Arquitectos de Abogados explican cómo interviene el derecho cuando la naturaleza desborda los límites.

06 de noviembre, 2025 | 11.20

Todo comienza con algo verde que nadie detiene. Una enredadera que trepa el muro compartido, una raíz que avanza por debajo del revoque, un árbol que se inclina donde no debe. Lo que parece natural puede convertirse, con el tiempo, en un conflicto jurídico.

Desde el equipo técnico–legal de Arquitectos de Abogados, señalan que estos casos son más comunes de lo que se piensa: “Una filtración que parece menor, una planta ‘inocente’, una humedad que se disimula con pintura… Hasta que un día el daño se vuelve argumento, el vecino se transforma en demandante y lo que era jardín se convierte en causa judicial”.

El Código Civil y Comercial de la Nación, en sus artículos 1970 a 1973, establece que cada propietario debe mantener su vegetación y sus muros de modo que no causen perjuicio al lindero. Sin embargo, la letra de la ley no alcanza sin responsabilidad concreta: los daños derivados de raíces o ramas pueden implicar responsabilidades compartidas si ambos vecinos incumplen tareas básicas de mantenimiento.

Un caso reciente resume el dilema. Un muro medianero cubierto de enredaderas terminó en pericia judicial por daños estructurales y filtraciones severas. El informe técnico determinó que el deterioro se debía tanto a la retención de agua en las raíces adheridas como a la falta de impermeabilización del lado opuesto. El dictamen concluyó que la causa del daño era mixta.

Frente a situaciones así, el abordaje preventivo resulta clave. Los especialistas recomiendan realizar inspecciones periódicas, retirar vegetación invasiva de manera controlada y, sobre todo, dialogar antes de que el conflicto llegue a la justicia. En varios barrios porteños, las mediaciones vecinales se convirtieron en una herramienta eficaz para resolver estos problemas antes de judicializarlos.

En distintos espacios públicos de la Ciudad de Buenos Aires, ya se aplican medidas similares: estructuras metálicas o mallas que separan las plantas de los muros, evitando filtraciones y daños por humedad. Este tipo de soluciones simples muestran que la prevención también puede ser parte del paisaje urbano.

En una plazoleta de la Ciudad de Buenos Aires, se instaló una malla para evitar que la enredadera crezca directamente sobre el muro y prevenir daños por humedad.

“En la ciudad, hasta la naturaleza necesita límites claros”, concluyen los profesionales consultados. “Lo verde no siempre es inocente, y lo gris no siempre es culpable. Lo que se deja crecer sin control —ya sea una raíz o una indiferencia— termina rompiendo más que una pared”.


Fuente: Arquitectos de Abogados – “Cuando el jardín del vecino se trepa a tu casa”