Todo comenzó con una pregunta, una duda. Corría el mes de octubre de 1977 y, en medio de la ronda de los jueves de Madres de Plaza de Mayo, una madre -que también era abuela-, se apartó del grupo con el que reclamaba la aparición con vida de sus familiares y preguntó a las demás manifestantes si alguna de las allí presentes estaba buscando a su nieto o tenía a su hija o nuera embarazada. Esa pregunta, esa duda, dio lugar a que el sábado siguiente, 22 de octubre de 1977, 12 mujeres se reunieran por primera vez e iniciaran una lucha colectiva que marcó por siempre al país.
Alicia “Licha” Zubasnabar de De la Cuadra, Raquel Radío de Marizcurrena, Haydée Vallino de Lemos, Delia Giovanola, Clara Jurado, María Isabel “Chicha” Chorobik de Mariani, Mirta Acuña de Baravalle, Vilma Sesarego de Gutiérrez, Eva Márquez de Castillo Barrios, Leontina Puebla de Pérez, María Eugenia Casinelli de García Irureta Goyena y Beatriz Aicardi de Neuhaus fueron las doce mujeres que, bajo el nombre de “Abuelas Argentinas con Nietitos Desaparecidos” -más tarde directamente “Abuelas de Plaza de Mayo”- comenzaron, sin saberlo, un recorrido de búsqueda por la identidad que continúa hasta hoy.
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Desde comienzos de la dictadura cívico-militar en el país, el gobierno de facto estructuró un plan sistemático de apropiación de bebés y niños. Se calcula que alrededor de 500 hijos/as de personas desaparecidas nacieron en cautiverio o fueron secuestrados/as junto a sus madres y/o padres y apropiados entre 1975 y 1983.
A todos estos niños se les anuló el derecho a la identidad y a conocer su verdad, sus derechos y su familia, derechos que las Abuelas lucharon por recuperar para sus nietos.
En una primera instancia, la búsqueda de “Abuelas” fue “casera” y descubriéndose paso a paso. Con tareas propias de un detective y de mujeres con convicción, las Abuelas visitaron juzgados de menores, orfanatos, oficinas públicas con un objetivo claro: encontrar a los nietos y nietas que la dictadura cívico-militar les había arrancado de los brazos de sus hijos e hijas.
Con el paso de los años, las Abuelas perfeccionaron sus estrategias y crearon distintas herramientas para buscar a esos niños y niñas. Impulsaron hasta a la ciencia para ayudarlas en su lucha, crearon el índice de abuelidad junto a genetistas, incentivaron la creación del banco nacional de datos genéticos y hasta lograron que se incluya en la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño de los artículos 7, 8 y 11, la construcción de un nuevo derecho: el derecho a la identidad.
Mientras avanzaban en su recorrido, crearon una organización -Abuelas de Plaza de Mayo- con distintas áreas que, hasta el día de hoy, tiene como objetivo contribuir a la búsqueda de la verdad:
- Presentación espontánea recibe a quienes dudan sobre su identidad y los acompaña en la búsqueda de la verdad.
- Investigación procesa datos anónimos y documenta casos de posibles hijos de desaparecidos.
- El área jurídica impulsa juicios por delitos de lesa humanidad y apropiación.
- El área socio-vincular brinda contención a nietas, nietos y familias en proceso de restitución, entre otras áreas más
A octubre 2025, ya son 140 los nietos que restituyeron su identidad. Pero aún faltan encontrar a más de 300 nietos y nietas apropiados por el terrorismo de Estado y las Abuelas saben que ya no depende sólo de ellas: hoy es un trabajo de toda la sociedad.
Todo comenzó con una pregunta, una duda que hoy busca volver en forma de respuesta: ¿Quién soy? ¿Cuál es mi historia? Las Abuelas saben que tenés derecho a poder respondértelo. Que tenés derecho a tu identidad.
Por eso, Abuelas de Plaza de Mayo, junto a El Destape, lanzó la campaña “Soy de Abuelas” para fortalecer la búsqueda de cara a la conmemoración de los 48 años de lucha de la asociación. El próximo 22 de octubre cumplen un nuevo aniversario y se proponen sumar a 4800 nuevos donantes mensuales en un mes.
Dejá tu aporte para que esta lucha por identidad continúe 👉 https://abuelas.org.ar/donaciones