Cuando escuchan “Liniers”, lo primero que muchos argentinos piensan es en ese barrio del oeste de la ciudad de Buenos Aires, atravesado por la avenida Rivadavia, sede del estadio de Vélez, con su estación de tren y su santuario. Pero lo que muchos no saben es que, existe un “Liniers francés”, un rincón bastante tranquilo del corazón rural de Francia que poco tiene que ver con el barrio porteño.
Este curioso pueblo europeo lleva el mismo nombre que el barrio porteño en homenaje a Santiago de Liniers, el militar de origen francés que pasó a la historia por defender Buenos Aires de las invasiones inglesas a comienzos del siglo XIX.
Dónde queda el Liniers francés
El Liniers francés se encuentra en el departamento de Vienne, dentro de la región de Nueva Aquitania, al oeste del país. Está muy cerca de Poitiers, una ciudad reconocida por su patrimonio histórico y por el parque temático Futuroscope.
Con una superficie de poco más de 16 km² y alrededor de 600 habitantes, Liniers en Francia es todo lo contrario a su homónimo porteño: un lugar tranquilo, de baja densidad poblacional, rodeado de campos y con un ritmo de vida marcado por la calma rural.
En términos estatales, funciona como una comuna, gobernada por un alcalde y con un estilo de vida típico del interior francés, lejos del ruido y vorágine de las grandes ciudades, como puede ser el Liniers porteño.
Cómo es el Liniers francés
Quienes visitan este rincón europeo descubren un paisaje marcado por las zonas verdes, las construcciones tradicionales y la vida comunitaria. No hay grandes avenidas, ni centros comerciales ni canchas de fútbol como en Buenos Aires.
Por su parte, el Liniers porteño se extiende en unos 5,4 km² y supera los 40 mil habitantes. Está atravesado por la avenida Rivadavia, tiene la estación del tren Sarmiento, es sede del Club Vélez Sarsfield y concentra un importante movimiento comercial. Además, cada 7 de agosto recibe a miles de fieles en el Santuario de San Cayetano, lo que lo convierte en un epicentro de la fe popular.
Ambos Liniers comparten, sin embargo, el mismo origen: son en homenaje a Santiago de Liniers, nacido en Francia y convertido en héroe en la Argentina. Lejos de ser parecidos, cada uno de ellos tiene particularidades que los convierten en únicos, por más que compartan un mismo nombre.