El café de Villa Devoto que tiene 98 años y del que era fan Diego Maradona: tienen una pared en su honor y conservan los mismos platos

Fundado por Metodio García, un inmigrante asturiano, y Carolina Urbina, tuvo una impronta española desde sus inicios. Hoy siguen haciendo las mismas picadas.

09 de septiembre, 2025 | 00.05

Pocos lugares condensan tan bien el espíritu de Villa Devoto como el Café de García, ubicado en la esquina de Sanabria y Varela. Inaugurado en 1927, este café atravesó generaciones de vecinos, tangueros, políticos y escritores. Sus mesas de billar lo hicieron famoso y fue uno de los primeros en integrar la lista de bares notables. Fundado por Metodio García, un inmigrante asturiano, y Carolina Urbina, tuvo una impronta española desde sus inicios.

En enero de 2024, luego de dos años de refacciones, reabrió de la mano de una nueva gestión. Mantuvo su piso damero, su ochava revestida de glicinas y un menú bien de bodegón en el que siguen destacándose las picadas.

En sus paredes sobresalen cuadros, recuerdos de antiguas publicidades de bebidas y automóviles y hasta una camiseta firmada por Diego Maradona, vecino y habitué del bar. Hoy, casi un siglo después de su apertura, Café de García sigue siendo un símbolo porteño y un refugio.

La historia

El cafetín abrió sus puertas por primera vez de la mano del asturiano Metodio García y su esposa, Carolina Urbina. Además de funcionar como un clásico bar de sándwiches, era la vivienda familiar y en una época hasta llegó a prestar servicios de farmacia.

La familia García administró el bar hasta la década del 60, cuando Carolina falleció y Metodio puso en venta el fondo de comercio. Durante varios años el bar estuvo administrado por otra familia, hasta que en 1983 lo retomaron dos de sus hijos, Hugo y Rubén García, con la expresa condición que les impuso su padre: que lo trabajaran juntos. Antes de ponerse al frente del bar Hugo manejaba un taxi y Rubén era gastrónomo. Había sido camarero y también había estado en la cocina.

La promesa se cumplió y Metodio llegó a ver el bar en funcionamiento de la mano de sus hijos. Aún hoy, el bar tiene numerosas fotos de Rubén y Hugo con clientes famosos como Diego Maradona y Francis Ford Coppola.

Hace 10 años, Rubén falleció y el local quedó en manos de Hugo hasta la pandemia, cuando una tragedia familiar lo empujó a venderlo. Hugo sigue yendo todas las mañanas a tomar un café. El bar es su segunda casa.

La reapertura

En enero de 2024, luego de dos años de reformas, el bar volvió a abrir bajo la gestión de Francisco Miranda que, junto a otros empresarios gastronómicos, se asociaron para recuperar el Café de García. “Vengo de una familia con abuelos inmigrantes y gastronómicos. Mi abuelo tuvo el famoso bar ‘Bidou’ y otros ubicados en el centro porteño”, describe. Francisco mamó la gastronomía desde chico e incursionó en el rubro. Tuvo una parrilla ubicada sobre la elegante avenida Pedro Goyena y también la famosa cadena “El Almacén de Pizzas”.

Cuando le llegó la oportunidad con el Café de García no lo dudó. “El lazo con el barrio estaba y a todos los demás socios nos entusiasmó el proyecto”, asegura Francisco en diálogo con El Destape.

Cuando llegó el momento de tomar decisiones, optaron por mantener el icónico piso damero, la boiserie y los muebles bajo mesada originales. Las históricas mesas y sillas también se resguardaron, y se le sumaron algunas nuevas. “Donde ahora es la cocina antiguamente eran los dormitorios de los hermanos García. Entre todas las reformas tiramos abajo una pared para ampliar al salón, se habilitó la terraza, y quitamos unos cuernos y una escopeta porque nos pareció que podía ser un poco polémico”, describe.

Si hay algo que caracterizó a Café de García fueron sus billares. Aún hoy muchos vecinos se acercan a contar anécdotas acerca del clásico deporte. “Uno de los billares se lo llevó Rubén cuando nos dio la llave y el otro ya lo habían retirado antes”, aclara Francisco. Lo que mantuvieron son algunos tacos.

La consabida picada asturiana

Entre todas las reformas que hizo la nueva gestión se encuentra la denominada “isla” que, según cuenta Francisco, se hizo para darle más visibilidad a las picadas de García. “El lugar siempre fue famoso por sus picadas y nosotros ahora ofrecemos una distinta, pero tomando como referencia la de ellos, solo le cambiamos algunos ingredientes”. Además, manteniendo la tradición de la casa, la picada finaliza con una degustación de pan dulce con frutos secos y fruta abrillantada (que es de elaboración propia y se realiza todo el año) y una copa de champagne.

Francisco también detalla que la carta cuenta con una variedad de 20 platitos, entre fríos y calientes. Siguiendo la tradición española también ofrecen aceitunas, jamón crudo, jamón crudo español, porotos y utilizan un buen aceite de oliva.

El menú se completa con diferentes platos “de bodegón” como carnes, tortilla, rabas, croquetas, milanesas de lomo, buñuelos de espinaca, pastas y algunos platos homenaje como el “Ojo de bife Diego Armando”, que es un ojo de bife grillado con papas rústicas, huevo frito, morrones asados y chimichurri de menta.

El elegido de Maradona

El bar tiene una pared dedicada exclusivamente a Diego Armando Maradona. Allí hay fotos, recortes de revistas, banderines y una camiseta suya autografiada. “Diego vivía acá cerca y venía siempre. Hay muchas fotos de él con Rubén y dedicadas a los hermanos García”, asegura Francisco.

Por el Café de García pasaron infinidad de personajes famosos del mundo del arte y la cultura como Félix Luna, Alejandro Dolina, Antonio Carrizo, Fernando Bravo, Mariano Mores, Enrique Cadícamo, Víctor Hugo Morales, Enzo Francescoli, Fernando Redondo, Francis Ford Coppola y hasta el mismísimo Rey de España.

Por su fachada clásica, las instalaciones del bar se utilizaron para diferentes series como Envidiosa, y la película No te mueras sin decirme adónde vas.

“La esquina del barrio”

Francisco asegura que el objetivo siempre fue mantener el espíritu del bar. “Acá todo el mundo te saluda. Es una esquina que funciona como un punto de encuentro para la charla”, asegura.

Por su parte, el encargado del bar, Alejandro Vázquez, señala que sigue siendo un café “bien de barrio”, donde todos los vecinos te conocen. “Vienen muchos vecinos y clientes históricos. Hay gente que nos cuenta que venían cuando eran chicos con sus abuelos. Me pasó también de ver a uno que miraba para todos lados y yo me acerqué para preguntarle si quería algo y me dijo: ‘dejame que estoy recordando cosas’”.

El bar funciona de lunes a lunes de 8 a 1 de la madrugada y ofrecen desayuno, almuerzo, merienda y cena. “Un vecino hizo una maqueta del bar, vino, me la trajo y ahora está expuesta. Ese tipo de cosas pasa mucho, con fotos también”, asegura Francisco. “Al barrio le gusta sentirse parte. Hay más de uno que viene a pispear si está el amigo, eso es lo lindo”.