En la misma semana en que el Poder Ejecutivo decidió reprimir una manifestación de personas discapacitadas y sus cuidadores y cuidadoras, en la misma semana en que el presidente Javier Milei vetó leyes de amparo para estas personas y también para jubilados y jubiladas, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) reconoció al cuidado como un Derecho Humano autónomo, “una necesidad básica, ineludible y universal, de la cual depende tanto la existencia de la vida humana como el funcionamiento de la vida en sociedad”. Esta categoría obliga a los Estados miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) a “respetar y garantizar este derecho, así como adoptar medidas legislativas y de otro carácter para lograr su plena eficacia.”
“Es un cachetazo a Milei, porque Milei ajusta principalmente a las personas que cuidan en todas sus facetas y a las personas que necesitan cuidados, en todas sus facetas”, dice Lucía Cirmi Obón, economista, feminista y la autora del documento “Una propuesta feminista para el financiamiento de los cuidados” que elaboró -como parte de una investigación más amplia- para la Red de Género y Comercio este año. Cirmi Obón es responsable también de la Cocina de los Cuidados, un espacio interseccional de investigación que coordina el CELS para monitorear las políticas que se han ido perdiendo desde que Milei es presidente. Según el último informe, sólo quedan en pie 4 de 50 políticas de cuidado que existían en diciembre de 2023.
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La Orden Consultiva 31, que se generó merced a una pregunta que realizó el Estado Argentino en 2023 a través del desarticulado Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades, definió que “el cuidado se configura como el conjunto de acciones necesarias para preservar el bienestar humano, incluida la asistencia a quienes se encuentren en una situación de dependencia o requieran apoyo, de manera temporal o permanente.” Y dejó en claro que “el cuidado es necesario para asegurar condiciones de atención mínimas para una existencia digna, especialmente respecto de personas en situación de vulnerabilidad, dependencia o limitación.” Habla, especialmente, de esas mismas personas que ahora se enfrentan a los gases y los golpes para que se garanticen sus derechos humanos.
Plata hay, faltan políticas
Como economista, Cirmi tiene la obsesión de meterse con los datos duros, no sólo se necesita hacer visible de qué se trata el cuidado y cómo esas tareas se distribuyen históricamente de manera desigual según los géneros sino también cuantificar esas tareas en términos económicos, “y ahí es donde se frena la agenda, por eso presentamos esta propuesta de financiamiento para pensar los presupuestos nacionales".
¿Y dónde está la plata?
– Por un lado hay espacio fiscal que se podría grabar, o sea, hay plata que se podría cobrar con impuestos a los más ricos. Por otro lado, se podrían recuperar algunas exenciones, como por ejemplo, el impuesto a las ganancias a los jueces, pero hay muchos más. Estos "perdones" salen más caros que las políticas de cuidado pendientes. En el informe hicimos un cálculo que lo compara. Y después, algo que sostenemos acá, es que hay parte de la política social de las personas en edad de trabajar, como por ejemplo el Potencial Trabajo, sería en Argentina que de manera indirecta siempre termina cubriendo económicamente a compañeras que están cuidando, no remuneradamente.
En vez de hacer eso así medio sinuoso, se podría hacer algo diciendo: "Bueno, con esto voy a financiar directamente a la mamá de un chico que tiene una alta discapacidad, que no va a poder trabajar." Y no esperar que en 5 años salga haciendo un curso de no sé qué. Estoy remunerando el cuidado, con un salario. Si total la política social cuando no tiene esa visión, sale mal y la política de género cuando no tiene presupuesto, sale peor. Entonces, mejor cruzar un poco.
Es como la demanda que plantea la organización villera La Poderosa, que demanda salario para las cocineras de los comedores populares…
– Sí, porque ahí también podrías tener la remuneración de ellas, convertirlos en puestos de trabajo registrados, porque cualquier gobierno quiere contar puestos de trabajo registrados. Además, con planes o ayudas sociales como “Volver al trabajo” (la versión libertaria del Potenciar Trabajo), la gente después se pregunta ¿salieron de la pobreza o no salieron? ¿Por qué van a volver si las cocineras ya están trabajando de cocineras? Y por último, otra cosa para pagar los cuidados que se podría hacer: tiene que ver con los bonos de riesgo.
Ahora hay un mercado financiero de inversiones que reducen el riesgo climático. ¿Por qué este sector privado quiere invertir en eso? No es porque sean filántropos, sino porque se les vino el mundo abajo con las inundaciones, los incendios, etc. Saben que tienen que invertir pues se les cae el sistema económico. Una opción, pero habría que hacerlo con una visión muy muy crítica, sería que el sector privado ponga dinero para esto con el compromiso de que esa deuda solo va a ir a infraestructura y a cosas de cuidado y no a la timba financiera en Argentina.
Claro, pero para hacer esos bonos hay que tener un gobierno en el cuál se pueda confiar. O que le interese pensar en el cuidado…
– Obviamente, pero podría ser una tercera opción. Igual nosotras decimos que también se puede financiar con déficit, porque esto después repaga, o sea, te genera dinero y esa plata vuelve en impuestos.
¿Cómo definís a la persona que cuida?
– ¿Quién está con esa persona que demanda cuidados, en qué lugar y con qué plata? Esa es la pregunta que hay que hacer e incluye tres cosas: la tarea, la infraestructura, el financiamiento. En Argentina, hay cosas que inciden en la opción del cuidado, a veces para bien, a veces para mal. A veces es pago ese cuidado, pero siempre está precarizado y feminizado.
La educación pública, los jardines de primera infancia son parte de las cosas que ayudarían al cuidado, si no se estuvieran destruyendo. ¿Hay algún rubro, alguna política como la Tarjeta Alimentar, por ejemplo, o la AUH que aumente en vez de disminuir?
– Yo creo que Milei se recostó mucho sobre las ex políticas de transferencia universal con la idea que a las personas sólo les hace falta incluirse en la sociedad como consumidoras. Son políticas importantes, por supuesto, que pusieron en la misma fila de ANSES a un trabajador informal que a una trabajadora informal. A las mujeres y diversidades les permitió, por ejemplo, divorciarse. En varios barrios le decían la asignación de divorcio. Pero en una en una lógica donde al Estado no le importa a la gente, esa prestación no alcanza. Y lo empezamos a ver, desarmaron todas las políticas de cuidado alrededor.
Y encima dejó de actualizarse la cobertura de la AUH.
– El modelo es: te obligamos a que críes, porque ya no va a haber políticas de salud sexual y reproductiva y cuando los críes, hacelo sola, porque yo no te voy a construir ni jardines, que es lo que mostramos en el informe. Solo te voy a dejar la transferencia, pero esa transferencia después de un tiempo empieza a ser medio tonta.
¿Por qué tonta?
– Porque cuando haces una política universal, tenés que vivir en el territorio sumando gente. Porque la sola transferencia, aunque sea universal, nadie se entera que existe y no se demanda. Entonces, ya empezás a ver cómo ya se cayeron 500.000 chicos del Progresar. De la asignación familiar se cayeron otro millón de chicos porque no aumentan los topes de ingreso y eso queda desactualizado. La Tarjeta Alimentaria también quedó desactualizada y si no hay nadie en el estado a quien le interese trabajar con la gente, después de un tiempo lo universal tampoco es universal, ¿no?
Sin embargo, sostiene que bajó la pobreza.
– Puede ser que el modelo que el presidente propone ahora le cierre, pero en un tiempo ya no le va a cerrar porque además lo que no se invierte hoy después costará el doble. Además porque estamos midiendo la pobreza sólo por ingresos. No se mide infraestructura, o sea, acceso a cuidados. El INDEC, de hecho, hace cálculos de pobreza multidimensional, que es como miden otros países. Por ejemplo, un jubilado que gana la mínima puede estar o bien o muy mal, depende si alquila, pero si vos no ves si alquila o no alquila, no ves la diferencia de de qué tan pobre es. Y el INDEC tiene esos cálculos, pero nunca los publica.
Qué raro que Milei se preocupe por la baja natalidad pero no tenga una sola política pública para acompañar a quienes deciden criar. Hasta el Plan de los 1000 días cerró.
– Él habla de baja natalidad porque le faltan consumidores. Y no le importa en qué condiciones consuman. En los barrios lo que estamos viendo es que las promotoras comunitarias siguen atendiendo, escuchando, cocinando. Las estigmatizan más pero siguen haciendo su tarea y ellas ven cómo la gente se está endeudando con Mercado Pago y con el narcotráfico, con ninguna otra cosa, así te lo dicen. Y yo creo que a Milei no le importa.
¿Cómo crees que va a impactar el reconocimiento del cuidado como Derecho Humano por parte de la CIDH?
– Impacta directamente en distintos tipos de juicios de demanda contra los recortes: ahora podrán exigir recursos. Y esto sí le importa al gobierno que trató de que no salga esta consulta y no la pudo frenar, fue de las más participativas de la historia de la CIDH, hay que valorarlo porque además se consiguió por impulso de trabajadoras del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades que además de despedidas fueron totalmente estigmatizadas.