Existe un hábito que muchas personas practican a diario y que, según expertos en psicología, puede revelar que quien lo hace sufre de ansiedad o tiene una profunda sensación de angustia que no deja salir afuera. Según la psicología, nada de lo que hacemos y decimos es azaroso, sino que responde a ciertos patrones de personalidad o a cosas que nos suceden internamente.
Se trata de mover la pierna de manera repetitiva. Muchas personas lo hacen cuando están nerviosas, ansiosas o intentando ocultar algún sentimiento negativo. Este gesto se ve mucho cuando alguien está en una reunión, sentado en una clase o esperando algo. Según la psicología y la ciencia, se trata mayormente de un gesto involuntario vinculado al estrés, la ansiedad o la angustia.
La gran mayoría de la gente lo hace sin siquiera darse cuenta. De acuerdo con una investigación publicada en la Universidad de Harvard, dirigida por el doctor Jerome Kagan, el movimiento constante de extremidades en personas adultas se asocia a un cerebro estimulado por demás, sin poder canalizar esa emoción. Esto quiere decir que ocurre cuando la mente está hiperactiva y no encuentra una vía de escape.
No siempre se trata de estrés, angustia o ansiedad. También puede ser una forma de autoestimulación sensorial, es decir, el cuerpo busca regularse cuando se siente sobrestimulado. Según Mayo Clinic, esta condición afecta al 7% de la población y suele empeorar en la noche. Por otro lado, puede ser un síntoma de ansiedad generalizada. Si tenés este hábito incorporado y creés que tiene que ver con un malestar, tal vez necesites recurrir a un profesional de la salud mental.
Si hacés esto en un restaurante sos una persona empática, según la psicología
Existe un hábito que algunas personas practican cuando van a un restaurante, que según la psicología, determina qué tan empático y amable sos. La empatía es la capacidad que tiene el ser humano de ponerse en el lugar del otro y sentir como propias las emociones que la otra persona puede estar experimentando, ya sean positivas o negativas. Esta cualidad nos hace humanos y se refleja en muchos gestos cotidianos.
Uno de esos hábitos que puede indicar altos niveles de empatía y amabilidad es la manera en que tratás a los empleados de un negocio, por ejemplo de un restaurante, cuando vas a comer allí. Mientras algunas personas apenas saludan a los mozos o los tratan de manera despectiva, otros se muestran agradecidos y respetuosos, son pacientes a la hora de esperar que les tomen el pedido, colaboran con su trabajo y no los tratan con superioridad, entendiendo que son trabajadores como cualquier otra persona.
En psicología, esto se conoce como conducta prosocial, y tiene que ver con la capacidad de beneficiar al otro sin buscar ninguna recompensa a cambio. Lachlan Brown, periodista enfocado en la psicología, investigó qué significa que una persona ayude de forma frecuente a los mozos cuando es el momento de que se lleve los platos. Según la psicología, las personas que hacen esto se destacan por su empatía, amabilidad y conciencia social.
Además, es un signo de humildad. Puede que hagan esto porque ellos también trabajan o trabajaron en atención al cliente, o bien porque simplemente sienten empatía. Al colaborar con esta pequeña tarea, como poner los cubiertos arriba del plato, darle el plato al mozo en la mano o recoger las servilletas, se está valorando el trabajo del otro.