El control de la presión arterial es fundamental para mantener una buena salud, y algunos medicamentos o suplementos pueden influir negativamente en ella. Por eso, es importante conocer cuáles son estos productos y cómo pueden afectar el organismo.
Entre los medicamentos que pueden elevar la presión arterial se encuentran los antiinflamatorios no esteroides (AINE), comúnmente usados para aliviar dolores o inflamaciones. Estos fármacos pueden provocar retención de líquidos, lo que afecta a los riñones y, en consecuencia, aumenta la presión arterial. Por eso, consultar con el equipo médico cuál analgésico es más seguro resulta fundamental para quienes tienen esta condición.
¿Qué medicamentos no tienen que tomar las personas con presión alta?
Los descongestionantes, presentes en muchos remedios para resfríos y alergias, también pueden ser un problema. Al estrechar los vasos sanguíneos para reducir la inflamación, dificultan el paso de la sangre y pueden elevar la presión. Si tenés hipertensión, es aconsejable evitar estos productos o buscar alternativas específicas para personas con presión alta.
Por otra parte, ciertos antidepresivos pueden modificar la química cerebral y, como efecto secundario, subir la presión arterial. Por eso, quienes los usan deben controlar regularmente su presión y, ante cualquier aumento, consultar con su médico para evaluar opciones.
Las píldoras anticonceptivas y algunos dispositivos hormonales también pueden elevar la presión, especialmente en personas mayores de 35 años, con sobrepeso o fumadoras. En estos casos, es clave elegir métodos con dosis bajas de estrógeno y asesorarse bien con el profesional de salud.
La cafeína, aunque es un estimulante natural que ayuda a mantener abiertos los vasos sanguíneos, puede causar un aumento temporal de la presión en personas que no la consumen habitualmente. Para saber si sos sensible, podés medir tu presión unos 30 minutos después de tomar café o bebidas con cafeína.
Los suplementos herbarios no siempre son inofensivos: algunos contienen ingredientes que elevan la presión o interfieren con medicamentos antihipertensivos. Por eso, siempre es fundamental informar al equipo médico sobre cualquier suplemento que consumas y no asumir que lo natural es seguro.
Además, ciertos productos biológicos y medicamentos inmunosupresores, usados en tratamientos complejos o trasplantes, pueden afectar la presión arterial debido a su impacto en el sistema inmunitario y los riñones. En estos casos, el seguimiento médico frecuente es indispensable para evitar complicaciones.
Los estimulantes como el metilfenidato, utilizados para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, pueden acelerar el ritmo cardíaco y aumentar la presión. Por eso, quienes los toman deben monitorear su presión y, si es necesario, ajustar el tratamiento con ayuda profesional.
Por último, las drogas ilícitas representan un grave riesgo para la presión arterial y la salud cardiovascular, ya que pueden estrechar las arterias y dañar el corazón. Dejar su consumo y buscar ayuda especializada es vital para evitar daños irreversibles.
