Montse Meléndez, ingeniera mexicana en alimentos, suele compartir todo tipo de información en sus redes sociales sobre los hábitos a la hora de cocinar. Uno de ellos tiene que ver con lavar el pollo antes de ponerlo en el horno y negó rotundamente que eso sea bueno para la salud mediante una serie de pruebas en un laboratorio.
"El pollo crudo puede contener bacterias como Salmonella y Campylobacter, que son responsables de miles de casos de intoxicación alimentaria cada año", explicó Meléndez en el posteo realizado en Instagram. En el video, se la pudo observar a ella en un laboratorio de México haciendo las pruebas correspondientes para exponer la información a sus seguidores.
"La única forma de eliminarlas es con cocción adecuada (mínimo 74 °C al centro del producto). Pero al lavar el pollo, esas bacterias pueden esparcirse hasta un metro a la redonda en forma de microgotas que no ves, contaminando tu fregadero, tabla, trapos y otros alimentos", agregó la ingeniera en alimentos. Las pruebas que hizo en el laboratorio fueron de pollo crudo, pollo cocido sin lavar, pollo lavado y luego cocido y la superficie donde se lavó el alimento.
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Las muestras de pollo cocidas no mostraron bacterias, pero sí se detectaron en la zona donde se lavó, que resultó contaminada. "Así que no laves el pollo. Mejor cocínalo bien y evita contaminar tu cocina"; concluyó Meléndez para concientizar a sus seguidores en torno a un hábito adquirido que muchos hacen, pero pocos conocen sus consecuencias.
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"Si tomamos la misma cantidad de uno y de otro, obviamente el fresco engordará menos. Ya nos gustaría que el queso fresco no engordara. Sería fantástico que un queso tan bueno como este no engordara. Pero es lo de siempre, el único alimento que no engorda de la dieta es el agua, que tampoco adelgaza. Cuanto más grasa y más sal tiene un queso, en general menos dosis debemos tomar", explicó.