Casi el 50% de los adultos en Estados Unidos enfrenta presión arterial alta, una condición que eleva el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. Ante este escenario preocupante, especialistas en nutrición resaltan que la alimentación juega un papel fundamental para mantener la presión bajo control.
Dentro de las opciones más accesibles y efectivas para fortalecer la salud vascular, las verduras congeladas se posicionan como una alternativa práctica que conserva nutrientes clave. La creencia popular de que solo las verduras frescas aportan beneficios nutricionales queda en duda frente a estudios recientes.
Un análisis publicado en EatingWell indica que las verduras congeladas mantienen las vitaminas y minerales esenciales, e incluso en algunos casos superan a las frescas gracias a la congelación rápida aplicada por los productores. Nutrientes como el potasio, la fibra y los antioxidantes, vitales para la salud del corazón y la regulación de la presión arterial, se conservan eficazmente en estos productos.
Además, optar por verduras congeladas ayuda a reducir el desperdicio de alimentos, extiende su vida útil en casa y simplifica la preparación, adaptándose al ritmo acelerado de la vida cotidiana.
Las cuatro verduras ideales para ayudar a controlar la presión arterial
Repollitos de Bruselas son un ejemplo destacado por su alto contenido de fibra, hierro, vitamina K y potasio. Ambrazia Sublett, especialista en nutrición, señaló que “el consumo de verduras crucíferas se relaciona con una menor incidencia de enfermedades cardíacas”. Explicó que el potasio ayuda a contrarrestar los efectos del sodio y favorece la dilatación de los vasos sanguíneos, mientras que la fibra regula el colesterol y mejora la función vascular. La vitamina K, por su parte, contribuye a la salud arterial y a la regulación del calcio en el organismo.
Para quienes prefieren una textura crocante, un truco sencillo es calentar la bandeja del horno durante el precalentamiento, lo que permite dorar los repollitos y darles un atractivo color dorado. Cocinarlos con un poco de aceite neutro y condimentos al gusto, acompañados con proteínas saludables como pollo o salmón, resulta en una guarnición deliciosa y nutritiva.
Por otro lado, las espinacas congeladas destacan por su riqueza en potasio y magnesio, minerales que ayudan directamente a reducir la presión arterial. El potasio elimina el exceso de sodio y relaja las paredes de los vasos sanguíneos, mientras que el magnesio regula el tono vascular. Además, contienen nitratos dietéticos que el cuerpo convierte en óxido nítrico, un compuesto clave para mejorar la circulación.
Las espinacas congeladas ya vienen escaldadas, lo que facilita su cocción rápida y permite incorporarlas en batidos, sopas o tortillas sin perder sabor ni nutrientes.
El brócoli congelado aporta vitamina C, fibra y antioxidantes que ayudan a reducir el colesterol LDL, conocido como colesterol “malo”, y combaten la inflamación crónica, un factor vinculado a la hipertensión. Anna Alfred, experta en nutrición, destacó que “la fibra ayuda a reducir el colesterol LDL, que puede contribuir a la acumulación de placa en las arterias y aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares”, mientras que los antioxidantes disminuyen la inflamación que contribuye a la hipertensión.
Este vegetal puede sumarse a pastas, guisos o sopas, o bien asarse para obtener una textura crujiente. Prepararlo al vapor y acompañarlo con aceite de oliva, jugo de limón y ajo es otra opción rápida y saludable.
Finalmente, la coliflor congelada sorprende por su alto contenido de fibra y vitamina C, nutrientes que no solo ayudan a controlar el peso, un factor clave en la hipertensión, sino que también reducen el colesterol. La vitamina C actúa como antioxidante, protegiendo contra la aterosclerosis y las complicaciones derivadas de la presión alta.
En la cocina, la coliflor congelada es muy versátil: se puede usar para preparar arroz de coliflor, purés o bases de pizza, y asarla realza su sabor. También se suma a salteados y sopas, enriqueciendo los platos con fibra y antioxidantes.
Al elegir verduras congeladas, es importante revisar las etiquetas para asegurarse de que solo contengan el vegetal, sin añadidos como salsas, sal o grasas que aumenten el sodio o las grasas saturadas. Para conservar mejor los nutrientes, lo ideal es cocinarlas al vapor o asarlas, evitando la ebullición prolongada que puede disminuir las vitaminas solubles en agua.
Mezclar diferentes verduras congeladas es una forma sencilla de preparar platos balanceados, nutritivos y sabrosos que facilitan mantener hábitos saludables para la presión arterial. Los expertos coinciden en que esta opción resulta económica, práctica y beneficiosa para la salud vascular a largo plazo.
De esta manera, tener siempre verduras congeladas a mano permite preparar comidas rápidas y nutritivas, ayudando a sostener una alimentación que promueve el bienestar cardiovascular de forma constante.