La Cueva del Azufre, ubicada entre Grecia y Albania, fue el escenario de un descubrimiento increíble: tiene más de 111.000 arácnidos y una telaraña de 106 metros cuadrados. En detalle, la colonia está conformada por la especie Tegenaria doméstica y la tejedora Prinerigone vagans.
El hallazgo fue realizado por investigadores de la Universidad Húngara Sapientia de Transilvania, Rumania, y publicado en la revista Subterranean Biology. La mega telaraña se encuentra a 50 metros del ingreso de la cueva y está compuesta por miles de mini telarañas sobrepuestas en forma de embudo.
Sorprendente hallazgo en Europa: por qué es importante este descubrimiento para la ciencia
Las dos especies de arácnidos encontradas fueron la Tegenaria doméstica, también conocida como araña doméstica, y la Prinerigone vagans, una especie caracterizada por habitar lugares húmedos y medir solo 3 milímetros de longitud. Ambas se alimentan de mosquitos no picadores que dependen de una biopelícula bacteriana que transforma el sulfuro de hidrógeno en una fuente de energía.
Si bien el hallazgo es impactante, tiene una explicación: “Las colonias de arañas, que a veces superan los 100.000 individuos, suelen estar correlacionadas con una alta abundancia local de recursos alimenticios”, comentó István Urák, profesor de la universidad a cargo del descubrimiento.
La colonia es un caso único de dos especies de arácnidos viviendo en una misma tela. De acuerdo a los científicos, se debe a que al vivir en máxima oscuridad se reduce la competencia entre ambas. "La ausencia de luz altera la visión de las arañas y reduce su instinto competitivo", señalaron.
Además de convivir ambas especies de arañas, dentro de la cueva se encuentra una gran cantidad de ciempiés, escorpiones, ácaros y escarabajos. Los científicos creen que puede haber hasta 2,4 millones de insectos.
De acuerdo a los investigadores una de las grandes claves es que las arañas de la cueva presentan una baja diversidad microbiana y diferencias genéticas en comparación con las poblaciones externas. Por lo que, muestran una adaptación evolutiva a condiciones extremas.
La ubicación de la telaraña colonial coincide con una zona donde un enjambre inusualmente denso de pequeñas moscas quironómidas (…) revolotea sobre el arroyo sulfuroso que fluye a lo largo de la pared izquierda de la cueva”, argumentó.
