En los años '70, Graciela Alfano irrumpió en la escena argentina como un huracán de belleza y sensualidad. Las portadas de Gente y Siete Días Ilustrados la coronaron como símbolo del deseo, mientras que concursos internacionales la proyectaron al estrellato. Sin embargo, detrás de esas imágenes de esplendor también hubo una niñez oscura, de abusos, abandono y silencios.
La vedette nacida el 14 de diciembre de 1952, quien hoy tiene 72 años, recuerda su juventud con una mezcla de nostalgia y crudeza. Además, pidió perdón por compararse con Marilyn Monroe, pero el paralelismo es inevitable: ambas fueron mujeres que, detrás del mito, arrastraban una infancia quebrada y una vida de máscaras.
De “Miss Siete Días” a la consagración internacional
Con apenas 18 años, Alfano fue elegida Miss Siete Días en 1971. Su rostro perfecto y su cuerpo escultural la convirtieron en favorita inmediata de la prensa gráfica. Un año después, alcanzó la corona de Miss Belleza Panamericana en Colombia, lo que consolidó su lugar como referente de la belleza argentina en el exterior.
En esas primeras entrevistas, ella relataba una vida de familia feliz, padres presentes y una adolescencia sin sobresaltos. Más que mentiras, eran invenciones: estrategias de supervivencia para tapar una infancia marcada por el dolor. “Omitía lo real porque era muy difícil hablar de eso”, confesó décadas más tarde.
La máscara detrás de la vedette
El camino de Alfano como actriz y vedette coincidió con la época dorada de la revista porteña. En teatros como el Maipo o el Nacional desplegó su magnetismo, convirtiéndose en una de las divas más deseadas del país. La televisión amplificó su fama: su imagen circulaba entre publicidades, ciclos de entretenimiento y programas de humor.
Pero detrás de los brillos y las cámaras, Alfano lidiaba con un pasado que la perseguía. Abusos en la infancia, abandono de su padre, una madre narcisista y manipuladora: piezas de una historia que ella misma debió inventar para poder soportar. “Me convertí en una sobreviviente, alguien sobreadaptada”, definió con crudeza.
Alfano y Marilyn: espejos rotos de la fama
La comparación con Marilyn Monroe no es gratuita. Ambas construyeron personajes que ocultaban un trasfondo de vulnerabilidad extrema. Alfano lo reconoció: “Tuve que inventar mi infancia, inventar a mis padres. Fue la manera que encontré para seguir adelante”.
Monroe, “la sonrisa más triste de Hollywood”, murió a los 36 años víctima de una soledad devastadora. Alfano, en cambio, eligió la terapia, la escritura y la exposición de su verdad como caminos de liberación. Hoy comparte su historia para iluminar la de otros, convencida de que el silencio perpetúa el dolor.