Asombro por las señales para detectar a los mentirosos, según la Inteligencia artificial

La IA identificó cuáles son los cambios en el comportamiento de las personas que permiten reconocer engaños y delatar las mentiras.

03 de noviembre, 2025 | 19.59

La Inteligencia artificial avanza en la detección de mentiras a través del análisis de múltiples señales conductuales y fisiológicas que acompañan al engaño. Cambios en el ritmo del habla, movimientos oculares, sudoración y el lenguaje corporal son algunos de los indicadores que estos sistemas identifican para revelar cuándo alguien no está diciendo la verdad.

Los algoritmos de reconocimiento conductual permiten a la IA captar patrones complejos que antes resultaban difíciles de detectar. Una persona que miente suele experimentar tensión e incomodidad, lo que se refleja en su comportamiento habitual. Por ejemplo, pueden intentar cambiar el tema o evitar profundizar en ciertas afirmaciones, además de usar menos pronombres personales como “yo” o “mío” para distanciarse del relato.

En cuanto al lenguaje, la IA observa variaciones en la velocidad y el tono de voz. Bajo presión, alguien puede hablar más rápido o adoptar un ritmo pausado poco natural, mientras que el aumento del tono vocal suele ser un signo de tensión acumulada. También son frecuentes las interrupciones en la fluidez, como tartamudeos o pausas, sobre todo si la persona teme ser descubierta.

Desde el punto de vista fisiológico, mentir genera respuestas físicas que los sensores y cámaras de alta definición pueden medir con precisión. Por ejemplo, la respiración se vuelve más rápida y superficial debido al estrés, y la sequedad bucal puede llevar a beber agua o tragar saliva con mayor frecuencia durante la conversación.

El lenguaje corporal es otro aspecto clave que la IA analiza profundamente. Muchas personas que ocultan información tienden a inmovilizar sus manos, ya sea sujetándolas, poniéndolas detrás de la espalda o metiéndolas en los bolsillos. Una postura rígida y la falta de relajación natural evidencian el estado de tensión interna.

La Inteligencia artificial enumeró patrones de las personas mentirosas y cómo se nota en su comportamiento.

Entre los gestos más estudiados están taparse la boca o tocarse la nariz, que funcionan como barreras inconscientes para no mostrar emociones genuinas. La mirada también es un indicador importante: el contacto visual suele disminuir y los movimientos oculares se desvían hacia arriba o los lados cuando alguien construye una historia falsa o evita un enfrentamiento directo.

Otras claves que reveló la IA sobre las personas mentirosas

Un elemento fundamental para detectar engaños es la incoherencia entre lo que se dice y lo que el cuerpo expresa. Cuando el lenguaje corporal no acompaña el discurso, crece la probabilidad de que haya un intento de mentira. Quienes conocen bien a una persona pueden notar mejor estos cambios porque detectan contradicciones con su comportamiento habitual.

Además, la sudoración, especialmente en las palmas y la frente, es un síntoma frecuente del estrés asociado a mentir. Por último, la reacción emocional ante el cuestionamiento suele ser significativa: las personas que mienten tienden a sonreír menos y muestran defensividad cuando sienten que sus palabras están siendo puestas en duda.