El Eternauta: cómo hicieron la nieve artificial de la serie

Uno de los elementos más impactantes de El Eternauta es la nieve tóxica que inunda toda la ciudad. Cómo se hizo y qué desafíos llevó.

30 de abril, 2025 | 15.43

La última nevada verdadera sobre la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores fue en 2007. La vez anterior había sido en 1918. No hay registros de nevadas anteriores. En ambas ocasiones, por supuesto, ocurrió en invierno. Si cayera nieve en pleno verano sobre esta gran urbe sudamericana, pasaría de ser un hecho extraordinario a uno inquietante, perturbador. Crear las condiciones climáticas para hacer realidad el sueño de trasponer El Eternauta, la serie recién estrenada en Netflix a la pantalla fue uno de los grandes hitos de esta producción.

En la industria audiovisual, todo el mundo sabe lo complejo que es filmar con nieve. En este caso había que ubicar la historia en escenarios existentes y reconocibles de la ciudad, cubrirlos de un manto blanco hiperrealista y crear acción, en muchos casos, bajo tormentas. “Generar un efecto climático en un lugar donde ese efecto no existe marca un antes y un después en la industria. Nosotros generamos nieve en una ciudad donde no nieva. Somos pioneros en ese camino, como Juan Salvo saliendo por primera vez a un mundo desconocido” afirma Nicanor Enríquez, Supervisor de Producción SFX. Para definir qué materiales y máquinas utilizar, cómo organizarse para cubrir escenarios enormes o locaciones en estudio y cómo maximizar los recursos se requirió de mucha investigación, preproducción y consultas con especialistas de otros países.

“Todos ellos en algún momento fueron a hacer nieve a un lugar con una base ya acumulada, que luego modifican o adaptan a la necesidad de la historia. Nosotros nevamos grandes superficies de Buenos Aires. No solo eso: también las ‘desnevamos’ y volvimos a nevar otros lugares”, siguió Enríquez. Sin embargo, la nieve fabricada para la serie de Netflix que estrenó ayer tiene una particularidad: no debía tener aspecto de nieve, sino que debía verse tóxica. “La nieve de El Eternauta es una especie de ceniza. No se comporta como la nieve convencional: tiene otra textura, otro color, no se acumula de la misma manera ni se transforma en agua. Es volátil, genera bruma. Todo eso tuvimos que transmitirlo y traspasarlo a materiales concisos y prácticos para tocarlos”, sumó Enríquez.

De qué material está hecha la nieve de El Eternauta

En la búsqueda estética para saber cómo la nieve iba a verse en cámara, el proceso de investigación derivó en cuatro materiales principales: sal, celulosa, espuma seca y eco-snow, un elemento generado por la producción con polietileno biodegradable triturado. “Lo ecológico siempre estuvo presente. Trabajamos con material hipoalergénico, amistoso en el contacto con los actores y el equipo técnico, y que pudiera adaptarse a las necesidades del entorno”, contó Walter Urquiza, Coordinador de Efectos Especiales SFX.

En la etapa de investigación, se hicieron pruebas en exteriores y en estudio para entender cómo se combinaban las diversas opciones de nieve artificial, cómo funcionaban estéticamente y cuál era su respuesta mecánica y dinámica en función a la convivencia con los personajes y los objetos. Los resultados quedaron plasmados en una suerte de glosario (“la Biblia de la nieve”) que funcionó de guía en el armado de cada toma.

“Para cubrir grandes exteriores, la sal entrefina con cierto grado de humedad ofrecía la textura que Bruno buscaba. Genera la sensación de nieve virgen, copia las huellas y las marcas de todo lo que se toca, y es fácil de ‘resetear’. Un dato no menor: teníamos sal suficiente, por lo tanto podíamos distribuirla en amplias superficies de manera medianamente rápida”, continuó Enríquez. Por otro lado, para cubrir los vehículos, el vestuario y otros objetos en exteriores, los maquilladores del equipo utilizaron celulosa: “Es un producto que se usa internacionalmente para hacer efecto nieve. Proyectado con humedad tiene adherencia para vehículos y se utiliza para el maquillaje del vestuario de los personajes”, sumaron.

En estudio, la sal tuvo su reemplazo: la perlita, o roca volcánica expandida. Así, el equipo de efectos especiales sumó: “Encontramos pequeños desafíos con la sal, que por un lado es corrosiva y por otro, conductiva. En los escenarios exteriores no tuvimos problemas, pero en un estudio, lleno de electrónica y elementos delicados, sí. Al humectar la perlita se logra una textura hermosa que, a la hora de ser pisada, también marca la huella. Es una roca volcánica similar a la ceniza, muy volátil, entonces se levanta y se mueve”.

Los desafíos de la nieve en el set

Una vez armado el set, otros integrantes del equipo quedaban a cargo de generar las nevadas. Según la superficie y la complejidad de la jornada, podían ser convocadas entre 12 y 20 personas. Este grupo de rodaje estuvo integrado principalmente por técnicos que debían maniobrar diferentes máquinas según la necesidad de generar nieve, bruma, polvo o humo.

Principalmente se utilizó espuma seca proyectada por turbinas para generar la nieve en suspensión. Y en planos con vidrios o plásticos traslúcidos, como parabrisas, ventanas, espejos y máscaras, se trabajó con eco-snow. Cada locación tenía sus dificultades y requería de una solución expeditiva.

“Utilizamos grúas y tijeras para generar la elevación y la proyección de esa nieve que cae. Pero también hubo que adecuar la maquinaria. Teníamos una amplia experiencia de trabajo con nieve, pero nunca existió un proyecto de esta envergadura. La clave estaba en la especificidad”, explicó Urquiza. Para adaptar la estructura, debían coordinar todo con las otras áreas. Los escenarios exteriores contaban, por ejemplo, con tamices de luz y cromas ubicados en diferentes lugares. “Tuvimos que ingeniar maquinarias mucho más prácticas. Por ejemplo, pasamos de una turbina enorme a una mochila portátil a batería para seguir a un personaje en un escenario que no podíamos nevar con tiempo suficiente”, destacó Enriquez.

Trabajar en estudio tenía la complejidad de la altura. “Las pantallas que se usaron en el set y toda la electrónica de esos espacios hicieron que el desafío fuera el triple: la nieve obviamente cae desde arriba, pero arriba siempre teníamos alguna estructura”. El tercer grupo del equipo de nieve fue el de limpieza. Al final de la jornada, había que entregar cada locación tal como estaba antes. Operadores de palas y carretillas elevadoras formaron parte de este grupo.