Revelaron el mayor padecimiento de Lady Di durante su vida en la realeza

La princesa Diana luchó por adaptarse a las rígidas tradiciones de la Familia Real Británica, pero algunas costumbres, como las vacaciones en Balmoral, la hacían sentir asfixiada

28 de julio, 2025 | 19.58

Con apenas 20 años, Lady Di se convirtió en princesa de Gales, pero lejos estuvo de vivir un cuento de hadas. Desde el principio, debió adaptarse a estrictos protocolos y tradiciones reales que la agobiaban y que, aunque intentó aceptar, la hacían sufrir en algunos momentos.

Una de las costumbres más arraigadas en la Familia Real Británica, que data desde la época de la reina Victoria, es pasar las vacaciones de verano en el castillo de Balmoral, en Escocia. La difunta reina Isabel II disfrutaba de largas temporadas en ese lugar rodeado de naturaleza, y actualmente, el rey Carlos III mantiene esta tradición.

Sin embargo, para Diana, esos días en Balmoral eran de los más difíciles del año. Según su ex mayordomo Paul Burrel, la princesa del pueblo se sentía atrapada por la rigidez de los protocolos durante esas vacaciones, que contradecían su carácter espontáneo y cálido. Una de las tradiciones que más la incomodaba era la cacería de ciervos, donde el cazador novato debía untar la sangre de su presa, algo que Diana calificó como “digno de una novela victoriana”, según relató Burrel.

Además, odiaba tener que vestir de etiqueta para las cenas y cumplir con horarios estrictos para cada actividad. “El desayuno es a las 9, y si estás abajo a las 10, te lo perdías, el almuerzo se sirve a la 1 p. m., el té a las 5 p. m. y tenías que estar allí para tomar una taza de té. La cena es a las 8:15 p. m. ¡Pobre de ti si bajas mal vestida, a la hora equivocada, para el evento equivocado! Es muy, muy formal”, explicó Burrel.

El príncipe William sigue los pasos de su madre Lady Di

Por otra parte, fuentes cercanas a la Familia Real indicaron que el príncipe William comparte la visión de su madre y que podría poner fin a esta tradición tan rígida cuando asuma el trono. El heredero quiere seguir los pasos de Diana y convertirse en un rey más cercano al pueblo, dejando atrás tantos protocolos.

A pesar de estas dificultades, Diana estaba profundamente enamorada de Carlos III y siempre intentó complacerlo, aún cuando pasaba mal durante las estancias en Balmoral. De todas maneras, esta historia de las vacaciones reales no solo revela las dificultades de adaptarse a la realeza, sino también el posible cambio de rumbo en las costumbres reales que busca el príncipe William para acercar la monarquía a la gente común.

Lady Di padecía las vacaciones en el castillo de Balmoral.