Qué es el TAE, el trastorno depresivo que se potencia en otoño e invierno

Con la llegada del otoño y la reducción de horas de las horas de luz solar, muchas personas experimentan fatiga, tristeza y falta de motivación. Este fenómeno, conocido como Trastorno Afectivo Estacional, afecta a millones en todo el mundo y tiene causas biológicas concretas.

07 de mayo, 2025 | 18.17

El Trastorno Afectivo Estacional es un tipo de depresión que aparece todos los años en la misma época, generalmente durante el otoño y el invierno, cuando hay menos horas de luz natural. No se trata de un simple bajón anímico por el cambio de estación, sino de una condición reconocida por los organismos de salud mental, con síntomas identificables y tratamientos disponibles.

Los síntomas más frecuentes son fatiga persistente, pérdida de interés en actividades habituales, aumento del apetito (sobre todo por carbohidratos), dificultad para concentrarse, irritabilidad y una sensación general de tristeza o apatía. En algunos casos, también puede aparecer insomnio o, por el contrario, necesidad excesiva de dormir. En su forma más severa, puede derivar en una depresión mayor.

Las causas están directamente relacionadas con la reducción de la luz solar. La falta de exposición al sol altera la producción de serotonina, una sustancia que regula el estado de ánimo, y de melatonina, que regula el sueño. También afecta el ritmo circadiano, el reloj biológico que organiza las funciones del cuerpo a lo largo del día. Estos cambios generan un desequilibrio que puede impactar en el ánimo, la energía y la motivación.

El TAE afecta con mayor frecuencia a mujeres y a personas jóvenes adultas. También es más común en países con inviernos largos o muy oscuros. Nada más en Estados Unidos, según el Instituto Nacional de Salud, se estima que aproximadamente el 5% de la población adulta, es decir 10 millones de personas, son afectados por este trastorno.

“Es habitual que muchas personas consulten en esta época del año por síntomas que no asocian directamente al clima. El cansancio, la desmotivación o los cambios en el apetito pueden pasar desapercibidos si no se los vincula con el patrón estacional” afirma la Lic. Liliana Acuña, Psicóloga de Boreal Salud (MP 4379). El cuerpo humano está programado para responder a la luz natural. Cuando esa luz escasea, como ocurre en otoño o invierno, puede producirse un desajuste emocional. La buena noticia es que el tratamiento funciona bien si se aborda de forma temprana y con acompañamiento profesional.

“El tratamiento más habitual es la fototerapia, que consiste en exponerse diariamente a una lámpara de luz brillante que imita la luz solar. También pueden indicarse antidepresivos y psicoterapia, especialmente si los síntomas son intensos o interfieren con la vida cotidiana. Realizar actividad física, mantener una rutina de sueño estable y pasar tiempo al aire libre durante las horas de luz también puede ayudar.” agregaron desde Boreal Salud. Detectar los síntomas a tiempo y saber que existen tratamientos eficaces permite atravesar mejor esta etapa del año. Consultar con profesionales de la salud es clave para evitar que el TAE se prolongue o se agrave con el tiempo.

Tristeza inexplicable en otoño e invierno: el trastorno que podrías estar sufriendo y no sabés.

Chau celulares: por qué no hay que usarlos como despertador, según expertos en salud

El celular se ha integrado de manera tan profunda en nuestras vidas que hoy resulta una herramienta esencial tanto en el ámbito laboral como en el recreativo. No obstante, a pesar de sus innumerables ventajas, el uso excesivo de la pantalla puede acarrear consecuencias negativas para nuestra salud, afectando especialmente esferas tan sensibles como el descanso nocturno y el equilibrio mental.

La exposición continua a la luz de los celulares, el estrés derivado de la conectividad permanente y la modificación de nuestros hábitos cotidianos pueden desencadenar efectos que, si bien no siempre son evidentes de inmediato, se manifiestan de forma notable a largo plazo. Uno de los efectos adversos más comunes asociados al uso del celular es su impacto negativo en el sueño.

De esta manera, las notificaciones incesantes, la luz azul emitida por las pantallas y la costumbre de utilizar el dispositivo justo antes de dormir perjudican la calidad del descanso. El cerebro, en lugar de relajarse, se mantiene en un estado de alerta, lo que obstaculiza el proceso natural de conciliación del sueño reparador.

Con el tiempo, esta alteración de los ciclos de sueño puede traducirse en fatiga crónica, episodios de ansiedad e incluso trastornos del estado de ánimo. Y en este contexto, surge una pregunta crucial al considerar los efectos del celular en nuestra salud. Este hábito, que muchos consideran inofensivo, podría ser uno de los principales causantes de alteraciones en el sueño, comprometiendo así nuestra salud general.