Streaming del CONICET: cómo es el robot que explora el fondo del mar en Mar del Plata y muestra lo que nadie vio

Graba en 4K, toma muestras sin dañar el fondo y transmite en directo desde zonas inexploradas. SuBastian, ciencia submarina en acción.

04 de agosto, 2025 | 17.00

A casi cinco mil metros bajo el nivel del mar, donde no hay luz, ni ruido, ni rastros humanos, opera un bicho con nombre de personaje de Pixar: SuBastian. No es un pez, no es un submarino y tampoco un dron común. Es un robot. Pero no cualquiera.

Desde su primera inmersión en aguas nacionales, SuBastian no dejó de mostrar lo que estaba oculto. Bajo su mirada de cámara hiperdigital, el fondo marino dejó de ser un concepto borroso para convertirse en un escenario repleto de vida desconocida. Peces que parecen salidos de sueños febriles, esponjas traslúcidas, corales que brillan como neón, chimeneas volcánicas activas. Todo eso estaba ahí. Lo que faltaba era alguien que pudiera verlo.

Buceando en lo profundo: la aventura del ROV SuBastian en el Cañón Mar del Plata. Créditos: Crónica.

 

Un ejército científico detrás del robot

SuBastian no desciende solo al abismo. Detrás de cada inmersión hay un sólido respaldo científico encabezado por equipos del CONICET, el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) y diversas universidades nacionales. Juntos planifican las expediciones, procesan los datos y trazan estrategias para transformar cada hallazgo en conocimiento útil. Porque este robot no explora por simple curiosidad: lo hace para entender cómo funcionan los ecosistemas profundos, qué especies los habitan y cómo conservarlos sin alterarlos.

El equipo que lo acompaña es amplio y multidisciplinario: está integrado por más de 30 científicas y científicos de instituciones argentinas, en su mayoría del CONICET, incluyendo el Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN), el Instituto de Biología de Organismos Marinos (IBIOMAR), el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC, CONICET-UNMDP), el Instituto de Biodiversidad y Biología Experimental y Aplicada (IBBEA, UBA-CONICET), el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC) y el Instituto de Diversidad y Ecología Animal (IDEA, CONICET-UNC). También participan investigadores e investigadoras de las Universidades Nacionales de Buenos Aires, Córdoba, La Plata y Mar del Plata.

Y lo hace con una delicadeza quirúrgica. Los brazos robóticos del ROV están calibrados para recoger una esponja sin dañarla o tomar una roca sin que se desarme. Cada movimiento es preciso. Cada muestra recolectada, vital. Nada queda librado al azar en un entorno donde todo puede alterarse con el más mínimo error.

Pero hay algo más. Un detalle que convierte a SuBastian en una celebridad científica: transmite en vivo. Gracias a la red satelital del buque Falkor (too), cada inmersión se puede seguir desde cualquier rincón del planeta (SOI Live Stream). Investigadores, estudiantes, curiosos o amantes del océano pueden asomarse al fondo del mar desde una computadora o un celular. El conocimiento ya no se guarda: se comparte, en tiempo real, con cámaras que ven lo que jamás se vio.

Esa democratización de la ciencia no es menor. Las imágenes obtenidas —de una nitidez descomunal gracias a la resolución 4K -no solo alimentan papers o informes técnicos: también se usan para crear documentales, experiencias inmersivas, muestras interactivas y producciones de divulgación como las impulsadas por la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes, que acerca estos contenidos al gran público desde una mirada educativa y federal.

Durante sus misiones, SuBastian ya permitió identificar nuevas especies, mapear zonas profundas como el Cañón de Mar del Plata o la Dorsal de Rawson, y detectar formaciones geológicas que podrían ser clave para entender el comportamiento del lecho marino. Toda esa información no se guarda bajo siete llaves: queda disponible en plataformas científicas abiertas. Porque la ciencia también puede ser generosa.

Soberanía submarina: la ciencia como estrategia

Lo más importante, quizás, es el nuevo paradigma que inaugura. SuBastian representa una manera de explorar sin invadir, de investigar sin destruir. Con movimientos suaves, luces adaptadas y una estructura silenciosa, este robot logra mirar sin alterar, como si pidiera permiso antes de entrar.

En tiempos donde los recursos marinos se disputan en silencio, explorar el fondo del mar es también ejercer soberanía. Saber qué hay, dónde está y cómo funciona es clave para defender lo propio. Así, su impacto científico también es geopolítico. Saber qué hay, dónde está y cómo funciona es clave para defender lo propio.

Su legado es tan profundo como el lugar al que baja: abre puertas a nuevas investigaciones, impulsa la formación de técnicos argentinos en tecnología ROV y despierta un interés que trasciende laboratorios. Hay ideas para construir vehículos similares con sello local, desarrollar programas de monitoreo continuo y fortalecer el vínculo entre tecnología y conservación.

Con todo, SuBastian es, al fin y al cabo, más que un robot. Es un símbolo de una ciencia que quiere saber y también cuidar. Un explorador sin pulmones ni latidos, que enseña a mirar hacia abajo con respeto, con fascinación y con urgencia. Porque ahí, donde nadie miraba, también hay futuro.

 

El video de la inmersión 817 del ROV SuBastian en el cañón submarino Mar del Plata, cortesía del Schmidt Ocean Institute, es un viaje al fondo del mar que te vuela la cabeza. Arrancan a 2782 metros de profundidad, subiendo hasta unos 1700, buscando bichos raros como invertebrados y peces, y juntando muestras de agua, sedimentos y hasta eDNA, todo con unas cámaras que te hacen sentir ahí abajo. Hay un equipazo de científicos, desde taxonomistas hasta geólogos, que se la pasan estudiando desde bichos que se ven a simple vista hasta unos tan chiquitos que necesitas un microscopio para darte cuenta de que existen. Pero atención, porque también le meten el ojo al desastre que dejamos los humanos, como plásticos en el fondo del mar, ¡y hasta encontraron un anfípodo, el Eurythenes plasticus, con plástico en la panza! Esto, transmitido en vivo, es una cachetada para que abramos los ojos sobre lo que pasa en las profundidades y cómo la ciencia, con gente de todos lados, se pone las pilas para descubrir especies nuevas y entender este mundo abisal. ¡Un golazo de expedición!

 

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Con información de la Agencia de Noticias Científicas