La libertad de no poder viajar: el uso del transporte público cayó hasta 18% por la suba de tarifas

Las subas de hasta 300% en boletos de subte, tren y colectivo golpearon de lleno en el bolsillo de los trabajadores. Cada vez menos personas pueden costear el viaje diario al trabajo, mientras los salarios siguen estancados y el Gobierno prepara nuevos aumentos.

03 de noviembre, 2025 | 00.05

Cada vez cuesta más ir a trabajar o salir a buscar una fuente de ingresos. Así lo demuestran cifras recientes que pusieron sobre la mesa el peso del transporte en los ingresos y sus consecuencias concretas en la vida familiar: mientras los boletos de colectivo, tren y subte sufrieron aumentos exorbitantes (entre 200 y 400%) la cantidad de pasajeros retrocedió al punto de que el uso de los tres medios de transporte públicos se ubicó por debajo de 2024 y de 2023.

En relación, la política de precios del Gobierno de Javier Milei modificó la estructura de precios relativos y dio lugar a un panorama donde los gastos fijos tienen cada vez mayor peso en las economías familiares. De acuerdo con un informe del Instituto Argentina Grande (IAG), el pasaje de subte escaló, en términos reales, un 300%, el de tren 284% y el de colectivo 150%, más que duplicando su peso en el salario. Como resultado, la cantidad de viajes en los últimos dos años ae contrajo entre 12 y 18%.

En paralelo, el ritmo de velocidad de los acuerdos paritarios cayó al nivel más bajo de, al menos, los últimos cinco años y, según el último dato de salarios de INDEC, el sector privado sigue sin recuperarse y se mantiene estancado en los niveles de finales del 2023 –con mayor brecha salarial entre los trabajadores de los deciles más altos y aquellos de los más bajos- en tanto que el sector público nacional perdió más de 30% de poder adquisitivo. 

Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

Todo ello ocurre en el marco de un programa económico produjo una Argentina fragmentada donde conviven el aumento de consumo de bienes durables (autos, motos, inmuebles) con la caída de consumo de no durables (alimentos y medicamentos) y donde casi la mitad de las compras en supermercados se hacen con tarjeta de crédito mientras el índice de morosidad del crédito a familias se situó en 6,6%, cifra récord desde 2008. 

Costo de vida al alza: ni para el colectivo

Desde que asumió Javier Milei, los servicios esenciales encabezan los aumentos de precios al punto de reconfigurar la canasta de los hogares debido a la sostenida crisis de ingresos. Lo anterior tiene que ver con la nueva estructura de precios relativos que obligó a rediseñar las estrategias de supervivencia y a desplazar bienes tradicionales de la mesa familiar por el mayor peso de los gastos fijos: alquileres como servicios públicos representan el componente que más aumentó su precio relativo desde noviembre de 2023. En contraste, el consumo privado mantuvo su tendencia contractiva, reflejando la pérdida de poder de compra, agravada por la desregulación de dichos precios. 

La situación podría empeorar en este último tramo del año ya que la gestión libertaria se propone profundizar el ajuste fiscal buscando alcanzar un superávit del 1,6% del PBI. Según un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) para llegar a la meta el gasto no indexado debería caer hasta un 16% real interanual en lo que resta del año. En otras palabras, subsidios a la energía, subsidios al transporte, salarios, inversión real directa, transferencias no automáticas a provincias, entre otros, sentirán el mayor recorte.

De hecho, el gobierno ya anunció subas tarifarias desde noviembre: la mayor “liberación” de tarifas implicará un aumento del gas de 3,8% promedio a nivel nacional –por arriba del 2% mensual de inflación-, a la vez que el oficialismo anticipó nuevas subas tarifarias en electricidad, agua y transporte (en AMBA 4,1%), así como en combustibles (entre 1 y 1,5%). Todo esto impactará aún más en el peso de los servicios sobre los ingresos de los hogares. 

El caso del transporte público es contundente: como resultado del alza en las tarifas, cada vez viaja menos gente. En concreto, desde el inicio de la gestión de La Libertad Avanza (LLA) el pasaje de subte subió, en términos reales (considerando el efecto de la inflación) un 300%; el pasaje de tren 284% y el de colectivo 150%. Como resultado el peso sobre el bolsillo de los trabajadores es cada vez mayor y generó que “los tres medios de transporte fueron menos usados que en 2024, una caída que todavía no remonta”, según señaló un informe del Instituto Argentina Grande (IAG) en base a datos de la Secretaría de Transporte, la Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor y la Comisión Nacional de Regulación del Transporte.

En ese sentido, se precisó que “hoy, ir y volver del trabajo en subte se lleva, por mes, el 3% del salario de un trabajador privado. Antes de Milei, representaba menos del 1%”.

Este mayor peso en los ingresos derivó en que, pese a ser un gasto indispensable, en los últimos dos años se registró una fuerte baja en la cantidad de viajes. En detalle, entre agosto 2025 y agosto 2024 el uso del subte cayó 6,8%, los viajes en colectivo se redujeron 3,4% y en el caso del tren la merma fue del 1,9%. No obstante, el golpe es aún mayor si se compara contra igual mes del 2023, donde se observan caídas de dos dígitos en todos los casos: la mayor baja en la demanda del transporte público fue para el colectivo que disminuyó 17,7%, seguido del tren (-13,4%) y luego del sube (-12,1%). 

Por su parte, en materia del servicio eléctrico, el centro de estudios analizó que hoy los hogares de ingresos medios pagan lo mismo de luz que los de ingresos altos.  Es decir que el aumento de las tarifas no fue para todos igual: esde que comenzó el gobierno de Milei, las tarifas de luz crecieron –a valores constantes- un 22,7% en los hogares de altos ingresos; 106,3% en los hogares de ingresos bajos y 276,6% en los hogares de ingresos medios. “El actual gobierno nacional decidió que el aumento de tarifas públicas recayera, sobre todo, en la clase media que hoy paga casi lo mismo que la clase más alta”, remarcaron. 

Si se analiza lo sucedido también otros servicios esenciales, los datos del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP-UBA CONICET) reflejan que desde diciembre de 2023 hasta octubre pasado la canasta de servicios públicos del AMBA se incrementó 514% mientras que el nivel general de precios lo hizo en 171%. En ese sentido la tarifa de agua se disparó 376%, de energía eléctrica 228%, de gas natural 913%, y el transporte 852%. 

Respecto de los subsidios económicos a los servicios, indicaron que en octubre “presentan una reducción real del 46% acumulado en doce meses corridos respecto a igual periodo anterior”. Bajo esta medición, los subsidios son 64% menores a los observados en enero de 2024 y 75% inferiores respecto del pico de doce meses acumulados de junio de 2022.

Crisis de empleo y salarios

Este escenario que deja de manifiesto cómo mientras suben las tarifas, bajan los pasajeros, ocurre en un momento donde miles de familias vieron perder sus fuentes de trabajo. Así lo muestran los propios datos oficiales de empleo que indican que se destruyeron más de 200.000 puestos formales. En relación, casi 300 mil personas que trabajaban en el sector privado pidieron cobrar el seguro de desempleo desde noviembre 2023 a esta parte, es decir, fueron despedidos sin causa atribuible al trabajador. El porcentaje de despidos sin causa llegó al nivel más alto del último año al representar el 16% del total de las desvinculaciones.

A su vez, la tasa de informalidad laboral se ubicó en el segundo trimestre de este año (EPH-INDEC) en 43,2%, nivel más alto de los últimos 17 años, y se suma que, aumenta la cantidad de población que busca más trabajo o desea trabajar más: la ocupación demandante pasó del 16% al 17,1%, dando cuenta que el salario ya no alcanza y tienen que buscar más empleo para complementar ingresos e intentar llegar a fin de mes. 

Al respecto, el supuesto “éxito” del plan oficial para contener los precios, tiene detrás un fuerte ajuste sobre los ingresos: el ritmo de velocidad de los acuerdos paritarios cayó al nivel más bajo de, al menos, los últimos cinco años. Según el último dato de salarios de INDEC, el sector privado se mantiene estancado en los niveles de finales del 2023, en tanto que el sector público nacional sufrió una dura embestida y perdió el 32% de su poder de compra. 

Asimismo, se amplió la desigualdad salarial entre trabajadores al punto de que el salario efectivo (recibido en mano) del empleo registrado privado se incrementó por arriba del promedio de los convenios colectivos. Esto quiere decir que el Gobierno nacional estaría logrando avanzar “de hecho” en en aprte de la reforma laboral que buscará desde diciembre por ley: romper la negociación colectiva y profundizar la brecha salarial: el salario real promedio de convenio se contrajo 20,0% mientras que el salario efectivo si bien cayó lo hizo en menor cuantía (-10,0%). 

Las consecuencias del modelo económico actual son más que evidentes: cae el poder de compra de los ingresos, aumenta el desempleo pero también la búsqueda de más fuentes de ingreso –pluriempleo- en una coyuntura donde el gasto fijo en servicios esenciales se disparó y se lleva una porción más grande de esos salarios, que cada vez alcanzan menos para comprar bienes de subsistencia: casi la mitad de las compras en supermercados se hacen con tarjeta de crédito y, a la par, la mora está en el pico más alto (6,7%) dando cuenta de la necesidad de financiar a diario los gastos cotidianos, pese al endeudamiento récord de las familias.