Existe una inquietud generalizada entre las personas alejadas del mundo sobrepolitizado de analistas, financistas y empresarios, que trata de comprender por qué es aplaudido Milei cuando insulta a críticos de su gestión, hace estimaciones sobre el recorrido de variables macroeconómicas disparatadas y violenta el sentido común con teorías económicas y sociales estrafalarias.
No resulta sencillo encontrar respuestas contundentes que alivien esta preocupación, menos aún cuando se observa el comportamiento de satisfacción reflejado en rostros y en aplausos entusiastas de auditorios que, en la mayoría de los casos, no se benefician en forma directa de una política económica insustentable. Incluso de quienes se benefician, puesto que a ellos no les genera dudas acerca de las consecuencias de alabar la violencia discursiva sin considerar que puede ser un bumerán.
Algunos pueden tentarse con interpretaciones vinculadas a la psicología del sometimiento, en una especie de síndrome de Estocolmo económico y político. Otros pueden preferir concentrar la mirada en sentimientos viscerales de antiperonismo. Puede ser que no pocos estén convencidos de que, luego de décadas de frustración, se necesite un líder con las características de Milei.
No se descartan otras lecturas de un fenómeno político desquiciado que está alterando las reglas básicas del contrato social y, por lo tanto, de la convivencia democrática. No genera escozor en el denominado círculo rojo que un Presidente se dedique cuatro horas de un día a intervenir en la red social X y otras seis horas en participar de un show decadente en una señal libertaria de streaming.
Por ahora, aparece esta indiferencia, pero no es improbable que se modifique la percepción sobre las cualidades de Milei.
El escándalo de otra amnistía de dólares
En este marco de degradación de la figura presidencial, el gobierno de Milei se ha organizado en departamentos de negocios variados con sus respectivos representantes y beneficiarios.
La amnistía de dólares no declarados, iniciativa adelantada por el ministro de Economía, Luis Caputo, es un capítulo adicional a esta forma de funcionamiento de la administración liberal-libertaria.
El discurso oficial se dirige, en forma engañosa, a dar respuestas al pequeño y mediano acumulador de dólares; sin embargo, los antecedentes de este tipo de blanqueos revelan que los principales participantes de regímenes de exteriorización de activos son personas que han ocultado grandes capitales.
Un segundo blanqueo en menos de doce meses, con menos fiscalización que el anterior, es la señal más transparente de la desesperación de la dupla Milei-Caputo por conseguir dólares. Esto implica que los recursos extraordinarios del rescate del FMI no son suficientes para alejar los fantasmas de otra devaluación y de un default de la deuda.
Milei afirmó, en el Latam Economic Forum, que “queremos que la gente ingrese los dólares, compre lo que quiera y que no deje los dedos marcados para que después los vayan a perseguir”. Agregó que “metieron dólares abajo del colchón porque había un conjunto de hijos de puta que les afanaron con el impuesto inflacionario. Esos que llevaron los dólares al colchón no son delincuentes. Van a poder sacar los dólares sin dejar los dedos marcados”.
En estas pocas definiciones, dejando al margen el desborde emocional exhibido, Milei promete pasar por encima de leyes, normas de control de organismos públicos y compromisos del país con organismos internacionales. Uno de ellos es el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI).
Qué es el GAFI
Es una organización intergubernamental creada en 1989 por los países integrantes del G-7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido), que fija los estándares internacionales y promueve la efectiva implementación de políticas, medidas legales, regulatorias y operativas para prevenir y combatir el lavado de activos, la financiación del terrorismo y la financiación de la proliferación de armas de destrucción masiva, así como también otras amenazas relacionadas con la integridad del sistema financiero internacional, la seguridad y la paz mundiales.
El GAFI cuenta con 40 miembros (38 jurisdicciones y 2 organizaciones regionales -la Comisión Europea y el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo-), 9 miembros asociados -grupos regionales al estilo GAFI- y 25 organizaciones observadoras. Argentina es miembro pleno desde el año 2000.
Para cumplir con sus objetivos, el GAFI emite una serie de recomendaciones conocidas como “los estándares internacionales sobre la lucha contra el lavado de activos y la financiación del terrorismo y de la proliferación de armas de destrucción masiva”. Estos lineamientos conforman las bases para dar una respuesta coordinada a las mencionadas amenazas.
También evalúa de manera regular el progreso de sus miembros en la implementación efectiva de las medidas necesarias para combatir estos delitos. En colaboración con otras organizaciones y socios internacionales, trabaja para identificar las vulnerabilidades de los sistemas nacionales, con el objetivo de proteger el sistema financiero internacional.
MÁS INFO
Argentina está bajo observación
El plenario del GAFI desarrollado en París entre el 23 y 25 de octubre de 2024 concluyó que Argentina ha mejorado su marco de prevención del lavado de activos y financiamiento del terrorismo desde su última evaluación mutua en 2010 y que demuestra fortalezas en la cooperación y coordinación interna entre agencias.
Sin embargo, advierte que Argentina necesita realizar mejoras para incrementar la efectividad de su sistema, especialmente en las sanciones financieras específicas.
El último reporte del GAFI es contundente: “Argentina debe comprender mejor los riesgos de lavado de dinero y financiamiento del terrorismo a los que se enfrenta, en particular el lavado de dinero proveniente de la corrupción y a través de servicios financieros informales, y aumentar las prosecuciones de estos delitos en consonancia con su perfil de riesgo. También debe fortalecer la supervisión y regulación de algunos sectores”.
Las listas negra y gris del GAFI identifican a los países que no cumplen con las medidas recomendadas para combatir el lavado de dinero. El año pasado, Argentina estuvo al borde de caer en la lista gris. Gracias al trabajo realizado por el gobierno anterior, que continuó éste, el país pudo evitar la degradación de pasar a integrar la lista gris, pero recibió las advertencias mencionadas y quedó en supervisión periódica.
Barrera para la inversión extranjera directa
No fiscalizar el origen de capitales no declarados contraviene el mandato de control exigido por el GAFI. El equipo económico dice que con el esquema de amnistía de dólares previsto no habrá problemas.
Resulta difícil evaluar si el gobierno no está habilitando el lavado de dinero si quienes tienen dólares no declarados pueden ingresar al circuito económico formal “sin dejar los dedos marcados”, como señala Milei.
La desesperación por hacer girar dólares no declarados en el mercado doméstico exhibe también la preocupación oficial por el estancamiento de la actividad económica, consecuencia directa del ajuste fiscal mileísta.
Como se sabe, existe la manta corta en la política económica: buscar estos dólares implica poner en riesgo el ingreso de dólares por el lado de la inversión extranjera directa.
Caer en la lista gris del GAFI tiene consecuencias económicas, especialmente en el intento del gobierno de seducir a inversores extranjeros. Se dificulta también el acceso al crédito internacional, ya hoy muy complicado por las dudas del mercado financiero acerca de la capacidad de pago de Argentina.
La amnistía de dólares se lanza luego de registrar el año pasado la menor inversión extranjera directa desde que hay registros, según el Banco Central. Las cifras oficiales indican que la IED en 2024 fue la más baja de los últimos 20 años. Pese a la implementación del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) hubo ingresos brutos por 906 millones de dólares, que en términos netos sumaron apenas 89 millones.
El argumento oficial para este resultado desastroso es que las empresas extranjeras están esperando el fin del cepo y el resultado de las elecciones de medio término, con triunfo para la Libertad Avanza, para decidir inversiones en el país. Se trata de una premisa gaseosa, pero el panorama será crítico si el GAFI pone bajo la lupa la escandalosa versión II del blanqueo de capitales de Milei.