Los conflictos y el clima impulsaron una hambruna mundial récord en 2024, dice la ONU

16 de mayo, 2025 | 08.57

La inseguridad alimentaria aguda y la malnutrición infantil aumentaron por sexto año consecutivo en 2024, afectando a más de 295 millones de personas en 53 países y territorios, según un informe de la ONU publicado el viernes.

Esto supone un aumento del 5% respecto a los niveles de 2023, con un 22,6% de la población en las regiones más afectadas sufriendo hambre a nivel de crisis o peor.

"El Informe mundial sobre crisis alimentarias 2025 presenta un panorama alarmante", aseguró Rein Paulsen, Director de Emergencias y Resiliencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

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"Los conflictos, las condiciones meteorológicas extremas y las crisis económicas son los principales factores, y a menudo se superponen", añadió.

De cara al futuro, la ONU advirtió del empeoramiento de las condiciones este año, citando la caída más pronunciada prevista en la financiación de alimentos humanitarios desde el inicio del informe, estimada entre el 10% y más del 45%.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha puesto a la cabeza, cerrando en gran medida la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, que proporciona ayuda a los necesitados del mundo, cancelando más del 80% de sus programas humanitarios.

"Millones de personas hambrientas han perdido, o pronto perderán, el salvavidas crítico que les proporcionamos", advirtió Cindy McCain, directora del Programa Mundial de Alimentos, con sede en Roma.

Los conflictos fueron la principal causa del hambre, afectando a casi 140 millones de personas en 20 países en 2024, incluyendo zonas que se enfrentan a niveles "catastróficos" de inseguridad alimentaria en Gaza, Sudán del Sur, Haití y Mali. Sudán ha confirmado condiciones de hambruna.

Las crisis económicas, como la inflación y la devaluación de la moneda, contribuyeron a empujar a 59,4 millones de personas a la crisis alimentaria en 15 países -casi el doble de los niveles observados antes de la pandemia de COVID-19-, entre ellos Siria y Yemen.

Las condiciones meteorológicas extremas, en particular las sequías y las inundaciones provocadas por El Niño, empujaron a 18 países a la crisis, afectando a más de 96 millones de personas, especialmente en África meridional, Asia meridional y el Cuerno de África.

El número de personas que se enfrentan a condiciones similares a la hambruna más que se duplicó hasta alcanzar los 1,9 millones, la cifra más alta desde que comenzó el seguimiento del informe mundial en 2016.

La desnutrición entre los niños alcanzó niveles alarmantes, según el informe. Casi 38 millones de niños menores de cinco años sufrían malnutrición aguda en 26 crisis nutricionales, incluidas las de Sudán, Yemen, Malí y Gaza.

Los desplazamientos forzosos también exacerbaron el hambre. Casi 95 millones de personas desplazadas por la fuerza, entre refugiados y desplazados internos, vivían en países con crisis alimentarias, como la República Democrática del Congo o Colombia.

A pesar de la sombría tendencia general, en 2024 se produjeron algunos avances. En 15 países, entre ellos Ucrania, Kenia y Guatemala, la inseguridad alimentaria disminuyó gracias a la ayuda humanitaria, la mejora de las cosechas, la reducción de la inflación y la disminución de los conflictos.

Para romper el ciclo del hambre, el informe hace un llamamiento a la inversión en sistemas alimentarios locales. "Las pruebas demuestran que el apoyo a la agricultura local puede ayudar al mayor número de personas, con dignidad y a menor costo", afirmó Paulsen.

Con información de Reuters