El primer ministro rumano, Marcel Ciolacu, dimitió el lunes, un día después del triunfo de la extrema derecha en la primera vuelta de la repetición de las elecciones presidenciales y de que su propio candidato abandonara la carrera electoral.
Ciolacu anunció la retirada de su partido socialdemócrata PSD de la coalición prooccidental gobernante, poniendo fin a la misma, mientras que los ministros del gabinete seguirán en funciones de forma interina hasta que se forme una nueva mayoría tras la segunda vuelta de los comicios.
El euroescéptico de extrema derecha George Simion arrasó en las urnas el domingo, con cerca del 41% de los votos, y se enfrentará al alcalde de Bucarest, Nicusor Dan, un centrista independiente, en una segunda vuelta el 18 de mayo. El candidato de la coalición, Crin Antonescu, quedó tercero.
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Aunque la formación centroizquierdista de Ciolacu obtuvo el mayor número de escaños en las parlamentarias del 1 de diciembre, el AUR de Simion y otras dos agrupaciones de extrema derecha, una de ellas con abiertas simpatías prorrusas, lograron más de un tercio de los escaños, convirtiéndose en una clara fuerza política.
Los socialdemócratas habían formado un gobierno de coalición con los liberales centristas y la UDMR étnica húngara para ayudar a mantener el rumbo prooccidental del país, miembro de la Unión Europea y la OTAN. Sin ella no puede formarse una mayoría de gobierno que mantenga a raya a la extrema derecha en la legislatura.
"Esta coalición ya no es legítima", declaró Ciolacu a periodistas tras una reunión del partido. "El próximo presidente iba a sustituirme de todos modos, eso es lo que he leído".
El presidente de Rumania tiene un papel semiejecutivo que incluye el mando de las fuerzas armadas y la dirección del consejo de seguridad, que decide sobre la ayuda militar. El presidente también puede vetar votaciones importantes de la UE y nombra al primer ministro, los jueces principales, los fiscales y los jefes de los servicios secretos.
La votación del domingo se produjo cinco meses después de que se cancelara un primer intento de celebrar las elecciones por la supuesta injerencia rusa en favor del candidato de extrema derecha Calin Georgescu, al que desde entonces se le ha prohibido volver a presentarse.
(Reporte adicional de Rodrigo Campos en Nueva York; editado en español por Carlos Serrano)