Tiene 21, caminó por un río en Córdoba y descubrió un gigante prehistórico de más de 10 mil años que revolucionó la ciencia: el hallazgo de Samuel

A Samuel Colombano le fascina "todo lo que tiene que ver con el agua", por eso visita el balneario de Pampayasta Sud desde que es muy chico. Sin esperarlo, una tranquila escapada familiar se convertiría en un salto temporal hacia otra era por el hallazgo de un gliptodonte. Cómo lo encontró y qué dicen los expertos sobre este descubrimiento.

01 de abril, 2025 | 00.05

La historia de la vida en la Tierra resulta como un libro gigantesco, con millones de páginas. Cada fósil es como una palabra, frase o incluso fotografía que nos ayuda a comprender el pasado. Estos restos, rastros o señales contribuyen al entendimiento y la reconstrucción de lo que alguna vez habitó en las diferentes regiones, como lo es América Latina. En febrero pasado, el hallazgo de un gliptodonte en un río de Córdoba generó una revolución científica ya que se trata de un enorme mamífero prehistórico que habitaba Sudamérica hace aproximadamente 10 mil años. 

Argentina se caracteriza por ser un país rico en yacimientos paleontológicos y por tener investigadores a su altura, pese a que la inversión en ciencia registra la mayor caída anual en 50 años. Estos científicos, con su dedicación y experiencia, lograron descubrimientos trascendentales que produjeron acercamientos a la prehistoria y evidenciaron el paso de los seres vivos. Sin embargo, la reciente revelación no fue hecha por profesionales, sino que fue un estudiante cordobés el que logró transportarse a un mundo donde criaturas gigantescas vagaban por el planeta.

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Samuel Colombano es oriundo de Las Perdices, una localidad que se encuentra en el sur de la provincia de Córdoba y tiene alrededor de 5.400 habitantes. Siempre fue un aventurero: le fascina "todo lo que tiene que ver con el agua" y también le interesa "lo relacionado con los fósiles y los dinosaurios". Estudia Licenciatura en Ambiente y Energías Renovables de la Universidad de Villa María (UNVM) y, si bien "no es una carrera enfocada directamente a la fauna", dijo que presenta conocimientos en geología y ecología.

A fines de enero, Samuel realizó un viaje de 63 km que reavivó su innato "afán de búsqueda". Junto a su familia, se dirigió hasta Pampayasta Sud, una localidad ubicada a 120 km. de la ciudad de Córdoba. Pero el joven de 21 años nunca se iba a imaginar que una tranquila escapada familiar se convertiría en un salto temporal hacia otra era.

En diálogo con El Destape, Samuel describió la secuencia que marcaría un antes y un después, además de remarcar la importancia que representa este hallazgo fortuito en el Río Ctalamochita a nivel cultural, social y científico.

El balneario de Pampayasta se encuentra rodeado de una gran vegetación, que lo convierte en un lugar ideal para disfrutar de actividades y relajarse entre la naturaleza. Pese a que Samuel solo estaba caminando por el lugar que siempre visita “desde chico” y que está ubicado a unos 120 km. de la ciudad de Córdoba, su espíritu aventurero lo impulsó a explorar más allá. "Estábamos pasando la tarde en familia en el balneario. Tenía ganas de recorrer y, como lo veía más cómodo, fui río arriba. En cuanto salgo del balneario, caminé alrededor de 300 metros y el suelo dejó de ser arena, empezó a ser tosca (material sedimentario compuesto principalmente de carbonato de calcio, arcilla y arena) y piedra", relató el joven.

Y continuó: "Decidí subirme a la tosca. Ahí se empezó a poner hondo, había mucho barro y era incómodo para caminar. Allí veo en diagonal, a unos 2 metros y medio, un gran círculo de barro duro casi perfecto, muy raro. Del lado de adentro era super liso y estaba tapado, mientras que del lado de la tosca, de cara al río, salía una pared casi perfecta. Por eso empecé a lavarla con la misma agua, pero de la parte de afuera".

Sin esperarlo, Colombano realizó el trabajo similar al de un bibliotecario que, mientras examina, encuentra información invaluable en un tomo lleno de polvo. Lo primero que se imaginó fue "una gran vasija", ya que en el territorio cordobés se encontraron "muchos vestigios de pueblos aborígenes". En 2018, se produjo el hallazgo de restos óseos de ancestros indígenas en Cerro Colorado, en las sierras de Ambargasta, durante la excavación de una zanja para gasoductos. Los análisis determinaron que los restos pertenecían a una comunidad que habitó la zona hace más de 5.000 años.

No obstante, esto no tenía nada que ver con la aparición de una ventana hacia la vida de los antepasados, sino que el joven se tropezó con un animal prehistórico perteneciente a la megafauna, un conjunto de animales terrestres conformado por 15 especies que vivieron durante el periodo del Pleistoceno.

Colombano estaba ante la presencia de un gliptodonte, aunque él no lo sabía con certeza: "Como se ve en las fotos, hay patrones biológicos amarillentos que me evidenciaban lo que era. No me acordaba el nombre en ese momento, pero me di cuenta al segundo", relató sobre el momento en el que se topó con un ejemplar que no estaba completo. "Se encontraba dentro del agua y estaba todo húmedo, con tosca y muy cerca del borde del río. La circunferencia es como de un metro y medio. Le falta la parte de arriba, pero dependiendo qué tan profundo sea donde está roto, va a ser el tamaño del diámetro", describió sobre la degradación del fósil.

"Le falta la parte de arriba, pero dependiendo qué tan profundo sea donde está roto, va a ser el tamaño del diámetro", describió Samuel sobre la degradación del fósil.

Los “antepasados” de los armadillos, seres que conformaron la megafauna

Los gliptodontes fueron mamíferos herbívoros que podían alcanzar los tres metros de largo y pesar más de una tonelada. Estos "antepasados" de los armadillos aparecieron en América hace unos 3,9 millones de años, cuando cruzaron el puente terrestre entre Centroamérica y Sudamérica. Estos animales colonizaron todo el continente y se ubicaron en diversas zonas de la Argentina: la Patagonia, la región pampeana y las sierras cordobesas fueron sus lugares predilectos.

El gliptodonte, género Glyptodon, es parte del superorden de mamíferos placentarios conocido como Xenarthra. Esta ramificación también incluye a los osos hormigueros y los perezosos. Su característica principal era su coraza ósea, que le servía como protección contra depredadores.

Esta parte del caparazón fue la que encontró Samuel, quien, al darse cuenta de la magnitud de su hallazgo, le dijo a su papá "quedate acá", y salió corriendo para el balneario a buscar su teléfono no solo para alertar a las autoridades, sino también para capturar con fotos aquel encuentro histórico. Aunque en un primer momento no pudo dar con el intendente local, Guillermo Ristorto, finalmente tuvo éxito para contactarse. "Una de las amigas de mi mamá vivía en Pampayasta y tenía el número del intendente. Cuando se intentó comunicar, no atendió. Pero ella llamó al vecino, ya que es un pueblo chico y se conocen todos. Ahí el vecino le avisó”, afirmó el joven explorador a este medio.

Al poco tiempo, llegaron los agentes de seguridad ciudadana a la zona que se encuentra en el departamento Tercero Arriba. Allí, pudieron confirmar que el descubrimiento era real y, luego de un "par de horas", el intendente Ristorto arribó "muy contento y colaborativo con la situación". El mandatario local informó del hallazgo a los investigadores del Museo de Ciencias Naturales de Córdoba, que comenzaron a trabajar de manera inmediata.

Uno de los investigadores que lleva adelante el proceso meticuloso y multidisciplinario que abarca desde la excavación en el campo hasta el análisis en el laboratorio de los restos fósiles es Adán Tauber, director del Museo provincial de Ciencias Naturales en Córdoba. Adán brindó precisiones sobre los descubrimientos de seres históricos que se produjeron en la provincia y destacó la importancia del hallazgo de Samuel. "En Córdoba, el registro paleontológico está mayoritariamente restringido al sector oriental de las Sierras chicas. Este hallazgo ocurrió en un río que se encuentra en una pequeña localidad que está en las llanuras. Allí hay menos documentación, por eso nos ha aportado datos de la distribución geográfica de esta especie", sostuvo el investigador declaraciones para este medio.

Este hallazgo ocurrió en Pampayasta Sud, que se encuentra en una pequeña localidad que está en las llanuras.

Cuáles son las características de los gliptodontes: “Fortaleza andante e infranqueable”

Tauber es geólogo y doctor en ciencias geológicas, especializado en paleontología, por lo que conoce a la perfección el entramado que compone esta especie y su vinculación con otros seres: "Los gliptodontes eran animales de gran porte, parientes de los armadillos o también conocidos como 'peludos', 'quirquinchos' o 'mulitas'. Todos estos son animales con caparazón, pero la diferencia es que el caparazón de las 'mulitas' puede enrollarse porque las placas que lo conforman están articuladas, mientras que el caparazón de los gliptodontes es una estructura más rígida". "Era realmente como una fortaleza andante e infranqueable para los depredadores", manifestó.

Además, señaló que "los gliptodontes conforman un grupo donde hay muchos géneros y muchas especies diferentes. Esto determina que haya diferencias de tamaños y longitudes". En ese sentido, precisó que el animal encontrado por el joven de 21 años pertenece a una especie llamada gliptodonte reticulatus, que habitó en la época "en la que se produjo la última glaciación, es decir, entre los 126 mil años y los 11.700 antes del presente".

En relación con sus características físicas, el palentólogo confirmó que el animal hallado “medía entre 2,5 y 3 metros, y pudo haber llegado a pesar hasta 1.500 kg”. A su vez, sostuvo que hay otros gliptodontes, por ejemplo del género Panochthus, que "podrían haber alcanzado mayor masa y longitud". "Es muy variable el tamaño, depende de la especie, también hay otros que son más pequeños", indicó.

Asimismo, sostuvo que Samuel encontró "la forma y la textura de la parte externa del caparazón, que es muy característica porque presenta placas que tienen una forma como si constituyeran una flor: con figuras periféricas, poligonales y circulares que tienen regularidad dentro". Al respecto, especificó que la parte dorsal no es la única que está cubierta por el caparazón, sino que también presenta placas óseas en la cabeza y la cola.

Adán es oriundo de la provincia de Entre Ríos y su pasión por la ciencias geológicas comenzó a los 4 años, cuando visitó el Instituto Miguel Lillo, que se encuentra en Tucumán. "Meterme en una selva artificial fue un impacto extraordinario", aseguró Tauber sobre el comienzo de su historia con el pasado para entender el presente. Desde chico visitó varios museos, como fueron el de La Plata y el Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, que impulsaron aún más su deseo de estudiar una ciencia fascinante que permite descubrir los secretos de la vida prehistórica.

Pese a los múltiples hallazgos de restos fósiles de los gliptodontes, Tauber aseguró que "todavía hay muchos misterios por revelar" sobre estos animales. Por ejemplo, la eventual interacción con los seres humanos. "El año pasado, en el río Reconquista en Buenos Aires, se hallaron restos de otra especie de gliptodonte con marcas de daños en los huesos, que podrían haber sido producidos por herramientas de piedras hechas por humanos", indicó.

Los seres humanos habrían llegado a América hace unos 16 mil años, pero esta pieza que fue trabajada por investigadores del Conicet y del Museo de La Plata arrojó una antigüedad de 21 mil años. "Esto es una evidencia indirecta de la presencia y actividad humana, e incluso su participación en la extinción de estos mamíferos", advirtió. Si bien estas especies se extinguieron a causa de una serie de cambios climáticos, los restos encontrados revelan una nueva prueba de coexistencia que, lamentablemente, tuvo consecuencias negativas para las 'mulitas prehistóricas'. Las actividades de caza de los primeros pobladores de la región podrían haber contribuido a su desaparición.

El investigador Adán Tauber advirtió que el descubrimiento "es una evidencia indirecta de la presencia y actividad humana, e incluso su participación en la extinción de estos mamíferos".

Resulta paradójico que, a pesar de los milenios transcurridos desde la extinción de estas especies, la conducta humana no haya evolucionado. Samuel reveló el preocupante accionar reciente de las personas contra el fósil encontrado: "Fue vandalizado la misma noche cuando lo encontré, el 31 de enero, y un par de días después volvieron a robar otros hexágonos y dañaron el esqueleto interno", advirtió preocupado.

Esto muestra una falta de conciencia sobre el valor científico y cultural de estos hallazgos. Esta acción no solo destruye evidencia invaluable para la ciencia, sino que también nos priva de la oportunidad de conocer más sobre nuestro pasado. Ante esta situación, el joven estudiante pidió que "la gente sea un poco más consciente". "Estando en el río puede encontrar algo importante, como me pasó a mí, y tiene que dar aviso de eso porque son piezas muy frágiles", sostuvo.

La importancia del material histórico para acercarnos a la vida pasada

Los fósiles son parte del patrimonio natural y cultural, y su estudio contribuye a la conservación y difusión de su legado. En ese sentido, Adán resaltó que Argentina "es uno de los países más ricos no solamente en yacimientos y en fósiles, sino también en la cantidad de investigadores que trabajaron desde el siglo XIX y de los que lo hacen en la actualidad. Todo ellos cultivaron esta ciencia, la paleontología, y dejaron una escuela que es de las más desarrolladas de Latinoamérica".

"Este es un país que tiene un patrimonio paleontológico extraordinario. Presenta yacimientos únicos en el mundo, como lo es la zona Patagónica o toda la región occidental, que incluye la franja semidesértica", añadió.

Los fósiles son parte del patrimonio natural y cultural, y su estudio contribuye a la conservación y difusión de su legado.

En cuanto al increíble hallazgo, a partir de ahora comienza un largo camino de recuperación e investigación, en el cual participa, también, la intendencia de la localidad de Pampayasta y la Dirección de Patrimonio Cultural de la Agencia Córdoba Cultura que, entre otras tareas, aplicará la Ley N°5543 de protección a restos fósiles y bienes culturales.

La tarea no será sencilla, debido a que el material histórico encontrado estuvo en contacto con el agua permanentemente lo que dificultará el trabajo. Por el momento, los investigadores avisaron que es posible que tarden entre 6 meses a un año en poder tener toda la información sobre los restos.

Falta mucho tiempo para conocer el destino final del ejemplar, ya que la limpieza y los estudios sobre paleopatologías, enfermedades del pasado, entre otras, llevan meses de trabajo, según explicó Tauber, pero este descubrimiento abre la posibilidad de encontrar otras especies y variables, y seguir entendiendo cómo era la Tierra.