Ya pasó más de una semana desde la muerte del Papa Francisco, ocurrida a sus 88 años, y el Vaticano continúa envuelto en una atmósfera de conmoción y transición. Mientras miles de fieles siguen rindiéndole homenaje, el anuncio oficial de que el cónclave se reunirá el próximo 7 de mayo para elegir a su sucesor volvió a sacudir al mundo.
Hasta entonces, la Iglesia atraviesa el período conocido como "Sede Vacante", durante el cual todas las decisiones recaen en el Colegio de Cardenales. Fue precisamente bajo esta etapa de protocolo estricto que se dispuso uno de los primeros gestos oficiales tras el fallecimiento del Sumo Pontífice: el sellado de su habitación y oficina en la Casa Santa Marta.
¿Por qué se selló la oficina del Papa después de su muerte y qué significa?
El sellado de la oficina y habitación del Papa, en este caso ubicada en el segundo piso de la Casa Santa Marta, es una tradición que se remonta siglos atrás. En el caso de Francisco, fue el camarlengo Kevin Farrell quien realizó el rito formal. Este gesto, aunque pueda parecer simbólico o incluso ceremonial, cumple una función muy precisa dentro de la organización y el protocolo del Vaticano.
En primer lugar, se trata de una medida de seguridad: el sellado garantiza que nadie pueda ingresar a manipular pertenencias personales, retirar documentos importantes o alterar posibles indicaciones que el Pontífice haya dejado por escrito. En otras palabras, se protege tanto el legado material como las últimas decisiones del Papa.
Pero más allá de lo práctico, también hay un profundo respeto detrás de este acto. Al cerrar y sellar su habitación, la Iglesia protege la intimidad del Papa fallecido, asegurando que su espacio personal no sea vulnerado hasta que se lleve a cabo una revisión oficial y se disponga qué hacer con sus objetos.
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Además, este rito marca el inicio formal de la Sede Vacante, un período de particular delicadeza en la vida del Vaticano. Desde el momento en que se constata la muerte del Papa, el poder ejecutivo de la Iglesia queda suspendido y solo el Colegio de Cardenales tiene potestad para tomar decisiones esenciales. Cualquier intento de intervención fuera de este marco podría ser considerado inválido o incluso ilegítimo, por lo que el sellado de la oficina papal actúa también como una salvaguarda institucional.
En esta etapa, todo lo que rodea al Papa Francisco, desde sus escritos hasta sus objetos personales, permanece bajo resguardo hasta que se elija un nuevo Sumo Pontífice. Mientras tanto, el Vaticano se prepara para un nuevo capítulo en su historia, entre el duelo y la expectativa de una nueva elección que definirá el rumbo espiritual de millones de fieles alrededor del mundo.