Drástico giro en el caso del cuadro robado por los nazis

El cuadro conocido como "Retrato de una dama" había desaparecido de una galería de Ámsterdam durante la invasión alemana.  Se conoció que podría ser de otro pintor 

23 de septiembre, 2025 | 18.31

El cuadro robado por los nazis que apareció hace un mes en un chalet de Mar del Plata fue trasladado al Palacio de Tribunales de la Ciudad de Buenos Aires. Este desplazamiento se dio con cuidados extremos, en un vehículo acondicionado especialmente, con una temperatura y humedad controladas. La pintura fue robada por un exfuncionario nazi durante la Segunda Guerra Mundial y la Corte Suprema de Justicia aún debe resolver cuál será su destino final.

En un principio, el cuadro conocido como "Retrato de una dama" había sido atribuido al artista italiano Giuseppe Ghislandi (1655-1743), pero luego se conoció que podría ser de otro pintor conocido como "Il Pitocchetto". El juez federal de Mar del Plata Santiago Inchausti resolvió que la obra quede bajo custodia del máximo tribunal. Sin embargo, el fiscal Carlos Martínez había pedido que fuera alojada al Museo del Holocausto, pero se optó por la Corte, ya que se trata de un "bien de altísimo valor histórico y cultural”.

¿Cómo fue el traslado del cuadro robado por los nazis encontrado en Argentina?

Para Inchausti, el "Retrato de una dama" requiere "especiales medidas de seguridad y preservación" y "se halla sujeto a un proceso judicial en el que se entrelazan el derecho argentino y el derecho internacional, además de las relaciones diplomáticas con los países involucrados”.

Antes de ser retirada, la obra fue examinada y tras su llegada volvió a ser revisada para verificar el estado óptimo de la pieza, como así también elaboraron un informe sobre el estado del cuadro para asegurar que no haya sufrido daños durante el traslado.

Para ser transportada el vehículo, debió ser embalada con plástico de burbujas y espuma de poliuretano dentro de una caja de madera para asegurar que no se moviera. Finalmente, la pieza fue ubicada en un salón al que sólo se podrá acceder a través de datos biométricos y cuenta con cámara de seguridad y custodio policial permanente.

¿Cómo llegó el cuadro robado por los nazis a la Argentina?

El cuadro formaba parte de las más de 1100 piezas que tenía el marchante judío Jacques Goudstikker en su galería de Ámsterdam, se trataba de una impresionante colección que incluía algunos Rembrandt y Vermeer. Al momento de su hallazgo, se encontraba colgado sobre el sofá del salón de una de las hijas de un exfuncionario nazi, según reveló el medio neerlandés AD, quien localizó la pintura que se encontraba desparecida desde la década de 1940.

La identificación se produjo a partir de la foto que se encontraba en el sitio de una inmobiliaria que intentaba vender la propiedad. Los dueños fueron identificados como Patricia Kadgien y su esposo, Juan Carlos Cortegoso. La mujer es una de las hijas de Fiedrich Gustav Kadgien, conocido como "el mago de las finanzas" del nazismo.

Al allanar la vivienda, la Justicia encontró en lugar del cuadro un tapiz de dos caballos, pero el matrimonio entregó finalmente la obra y aseguraban que la había sido comprada de manera legal por parte de una cuñada del primer matrimonio de Friedrich en 1943, cuando esta murió pasó a manos de la esposa del nazi.

Tras recuperar el cuadro del chalet del barrio Parque Luro , el matrimonio fue imputado por "encubrimiento agravado" de robo en el contexto de genocidio. Tras la invasión alemana de 1940, Goudstikker trató de huir junto con su familia a Nueva York, pero murió en el barco mientras viajaba. Así fue como las más de 1100 obras quedaron en la galería, donde el mismo se ocupaba de documentar en un inventario, y luego fueron adquiridas por un banquero alemán, que las liquidó a un valor irrisorio a jercas del Tercer Reich.

La investigación periodística de AD analizó documentos de la época sobre la guerra que sugerían que el cuadro podía estar en manos de Kadgien, a quien ubicaron como la mano derecha y asesor financiero de Hermann Goring, alto jefe de la SS y procesado como criminal de guerra por el Tribunal Militar Internacional en Núremberg.

Tras finalizar el conflicto bélico, Kadgien huyó primero a Suiza y después se instaló en Sudamérica, en primera instancia en Brasil, donde compró propiedades en Rio Grande de Sul y fundó una empresa en Rio de Janeiro, y finalmente se radicó en Buenos Aires.