El futuro de la comunicación podría cambiar para siempre y, según Elon Musk, los celulares ya tienen fecha de vencimiento. A través de su empresa Neuralink, el magnate sudafricano impulsa una tecnología que busca reemplazar por completo a los smartphones: un implante cerebral capaz de conectar directamente la mente humana con computadoras y otros dispositivos.
La idea, que ya dejó de ser ciencia ficción, permitiría navegar por internet, mandar mensajes o hasta jugar videojuegos usando únicamente los pensamientos. Por este motivo, Musk asegura que en algunos años los smartphones quedarán obsoletos. En su visión, los usuarios no dependerán más de pantallas, teclados ni interfaces físicas, sino que alcanzará con pensar una acción para ejecutarla de manera inmediata.
La compañía ya demostró avances concretos. Primero lo hizo en animales y más tarde en humanos, como el caso de Noland Arbaugh, el primer paciente que recibió un implante de Neuralink y logró controlar una computadora sin mover un solo músculo. Cabe destacar que había tenido algunas complicaciones. Sin embargo, luego fue el turno de Alex, quien, según la empresa, no tuvo problemas de "retracción de los hilos", a diferencia del primero.
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El dispositivo, del tamaño de una moneda grande (23 milímetros de diámetro por 8 de grosor), cuenta con 1.024 electrodos distribuidos en hilos ultrafinos que se insertan en áreas específicas del cerebro mediante un robot quirúrgico de alta precisión. Una vez instalado, capta las señales eléctricas de los pensamientos motores y las traduce en comandos digitales que se transmiten de forma inalámbrica. Así, la mente se convierte en el verdadero control remoto.
Más allá de la espectacularidad tecnológica, Neuralink todavía enfrenta debates éticos y desafíos médicos. No obstante, Musk se muestra convencido de que en poco tiempo estos chips serán seguros, accesibles y lo suficientemente avanzados para una adopción masiva. En ese escenario, llevar un celular en el bolsillo podría convertirse en algo tan arcaico como tener un teléfono de línea en casa.
Si bien el camino es largo, la apuesta de Neuralink -y de Musk- es clara: transformar la relación entre el ser humano y la tecnología, convirtiendo la mente en el dispositivo definitivo. Una idea futurista que, de prosperar, marcaría el inicio de una nueva era digital en la que los celulares pasarían a ser piezas de museo.