Entre el bullicio de la Ciudad de Buenos Aires, a pocos metros del Congreso Nacional y a apenas 800 metros del Obelisco, se esconde un rincón que parece detenido en el tiempo. Se trata del Pasaje de La Piedad, una joya arquitectónica que sorprende por su tranquilidad, su historia y su particular diseño en forma de herradura, único en toda la ciudad.
Ubicado en Bartolomé Mitre 1525, en el barrio de San Nicolás, este angosto callejón tiene dos accesos y está compuesto por 114 viviendas y un teatro homónimo. Su construcción comenzó en 1888 como parte del ambicioso proyecto del entonces intendente Arturo Gramajo, quien contrató a los arquitectos genoveses Nicolás y José Canales para levantar un pasaje elegante y moderno. Los detalles finales llegaron en 1909, de la mano del arquitecto piamontés Juan Antonio Buschiazzo.
La arquitectura de las casas refleja una fuerte influencia italiana. Muchas fachadas se conservan en excelente estado y aún pueden verse puertas de madera originales, trabajos de herrería del siglo XIX y adoquines que acompañan la curvatura característica del pasaje. Aunque hoy tiene vallados en sus accesos por seguridad, su esencia permanece intacta, y algunas propiedades siguen siendo viviendas familiares, más de 130 años después.
Por qué se llama Pasaje de La Piedad
El nombre del pasaje proviene de la Iglesia de la Señora de la Piedad del Monte Calvario, que se encuentra justo enfrente. Además de su belleza, el lugar ha sido escenario de múltiples producciones audiovisuales: películas como Pobre mi madre querida (1948), Un guapo del 900 (1960) y El infierno tan temido (1980) aprovecharon su estética única. También inspiró a Jorge Luis Borges, vio actuar a Alfredo Alcón y Libertad Lamarque, y fue hogar de figuras como Juan D’Arienzo, Miguel Caló, Jorge Donn, Alberto Olmedo y Andrés Percivale.
Aunque no siempre está abierto al público, el Pasaje de La Piedad es uno de los secretos mejor guardados de Buenos Aires: un paseo ideal para descubrir historia, arquitectura y cultura a pocos pasos del centro porteño.