Impacto por la nueva teoría de la NASA sobre el silencio extraterrestre

Un astrofísico de la NASA planteó que las civilizaciones alienígenas podrían haber abandonado la búsqueda de comunicación con la humanidad por dos motivaciones particulares.

20 de octubre, 2025 | 17.55

La paradoja de Fermi, planteada en los años 50 por el físico Enrico Fermi, sigue siendo uno de los grandes enigmas de la ciencia: si el universo es tan vasto y lleno de estrellas con planetas habitables, ¿por qué no encontramos señales claras de vida inteligente más allá de la Tierra? Durante décadas, se especuló con distintas hipótesis, desde civilizaciones que nos vigilan sin intervenir hasta mensajes alienígenas que no podemos descifrar.

Pero un nuevo estudio de la NASA propone una explicación más simple y, al mismo tiempo, desconcertante: los extraterrestres podrían haberse cansado de buscarnos. El astrofísico Robin Corbet, del Centro de Vuelo Espacial Goddard, presentó su investigación titulada ¿Un universo menos aterrador? La mundanidad como explicación de la paradoja de Fermi.

¿Qué dice la nueva teoría de la NASA?

En ella, sostiene que el universo podría estar lleno de vida inteligente, pero no de civilizaciones superavanzadas. Más bien, existirían sociedades tecnológicas similares a la nuestra, con limitaciones energéticas y físicas parecidas. Corbet define esta idea como el principio de mundanidad radical: la mayoría de las civilizaciones inteligentes no cuentan con recursos ni tecnología ilimitados.

Usan radiotelescopios y sondas parecidas a las nuestras, por lo que sus señales pueden ser lentas, débiles o directamente imperceptibles para nosotros. Según esta hipótesis, la falta de resultados en la búsqueda de señales habría generado desinterés en esas civilizaciones. Como explicó el astrofísico: “El universo podría estar lleno de civilizaciones comunes que simplemente no se detectan entre sí. No hay señales permanentes ni balizas interestelares, solo sociedades que, como la nuestra, escuchan al vacío con la esperanza de oír algo”.

Imagen del telescopio espacial Hubble de la NASA/ESA muestra la galaxia NGC 2775.

Este planteo no solo aporta una posible solución al silencio cósmico, sino que también elimina temores clásicos, como invasiones alienígenas o la existencia de megastructuras energéticas. La razón es sencilla: nadie tendría los recursos ni la motivación para colonizar otros planetas a gran escala.

Desde esta mirada, la Tierra sería un planeta más en el vasto cosmos, con emisiones de radio pasajeras y señales de vida modestas, poco atractivas para visitantes interestelares. La teoría de Corbet implica que no estamos solos, sino que convivimos con miles o millones de civilizaciones parecidas a la nuestra, algunas quizás un poco más avanzadas, pero sin la capacidad tecnológica para viajar por el espacio o comunicarse de forma efectiva.