El diamante Koh-i-Noor, conocido como “Montaña de Luz”, deslumbró al mundo durante siglos, pero su historia es más oscura de lo que parece. Actualmente, se encuentra en la corona de la reina madre Isabel, y su legado está rodeado de poder, riquezas y tragedias. Corrieron rumores de una maldición que persiguió a quienes lo poseyeron, pero destacó que solo las mujeres parecen estar exentas de su influencia destructiva.
La leyenda sobre esta maldición se originó en el siglo XVIII, afirmando que cualquier hombre que intentara poseer el diamante experimentaría un desenlace fatal. En este contexto, todos los varones que tuvieron en sus manos el Koh-i-Noor enfrentaron destinos desgarradores: desde ser destronados hasta sufrir asesinatos o humillaciones.
“Quien posea este diamante dominará el mundo, pero también conocerá todas sus desgracias. Solo Dios, o una mujer, pueden llevarlo con impunidad”, advierte un antiguo texto hindú sobre la piedra.
Con un peso de 20 gramos, el Koh-i-Noor es una de las piedras preciosas más grandes del planeta. Su historia comenzó en India, más precisamente en Andhra Pradesh, cuando fue extraído de la antigua mina Kollur. Este diamante que hoy tiene la familia británica recorrió un largo camino, pasando de manos de gobernantes hindúes, mogoles, y sikh, hasta llegar al Imperio Británico tras una serie de conquistas y guerras.
En la primera mitad del siglo XIX, el panorama cambió drásticamente cuando el Reino Unido anexó el Punjab. En un giro dramático, el joven maharajá Duleep Singh, tutelado por el gobernador británico Lord Dalhousie, se vio obligado a entregar el diamante a la reina Victoria. Aunque este acto fue presentado como un intercambio simbólico, la mayoría lo vio como una expropiación forzada.
Finalmente, el brillante llegó a Londres, integrándose a las joyas reales y dejando atrás un legado enredado en la conquista y el dominio. Las controversias alrededor del Koh-i-Noor continuaron hasta hoy, alimentando un halo de misterio en torno a su poderosa historia.
El polémico gesto de Máxima Zorreguieta hacia Trump que recorrió el mundo
Durante la reciente cumbre de la OTAN en La Haya, los reyes Guillermo Alejandro y Máxima Zorreguieta se encontraron con Donald Trump en el majestuoso Palacio Huis Ten Bosch. En este encuentro, intercambiaron algunas palabras y se sacaron las tradicionales fotos oficiales. Aunque inicialmente pareció un encuentro protocolar más, la conversación pronto saltó a los titulares de todo el mundo.
La controversia estalló cuando un video del saludo cordial entre Trump y el soberano neerlandés Guillermo Alejandro comenzó a circular. Mientras posaban para las cámaras, Trump comentó: "Esa es la imagen que queremos". Por su parte, el rey expresó: "Bueno, ¡espero que hayas dormido bien!", a lo que el presidente contestó: "Muy bien, la casa es...", refiriéndose al lugar donde se alojó durante su visita a Países Bajos.
Mientras los hombres intercambiaban sonrisas y confidencias, la reina Máxima se mantuvo en un interesante segundo plano, escuchando lo que se decía. No obstante, pronto se transformó en la protagonista del momento al hacer un gesto que llamó la atención de todos. En las imágenes, la reina imitó el característico gesto que Trump suele hacer con la boca, lo que desató una ola de reacciones en redes sociales.