Becas, rifas, ferias, y tantos otros malabares económicos que estén a mano de un barrio. Son las formas que encuentran los referentes de los clubes sociales para evitar que los pibes dejen de practicar deportes o actividades por fuera de la escuela. Ante la caída de los ingresos de los sectores populares y la profundización del ajuste presupuestario asignado a centros comunitarios, a las familias se les dificulta cada vez más mandar a sus hijos e hijas a los clubes.
"En tiempos de crisis, muchas veces se deja de lado el ocio, actividades deportivas", cuenta Marita, presidenta del Club Premier del barrio porteño de Caballito. Se trata de una de los tantos testimonios de la crisis, la cual comprime los salarios y jubilaciones al punto de limitar la vida cotidiana en distintos aspectos. En las sociedades de fomento no son ajenas a esta realidad, aunque resisten.
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
Las voces de los barrios
Lito Grisafi es el secretario general de la Federación de Entidades Sociales y Clubes de Barrio Unidos. Según explica a El Destape, "en la gestión anterior, desde el Ministerio de Turismo y Deportes le pagaban la cuota social a los papás que cobraban la asignación universal por hijo o que no tenían recursos para que el pibe pueda elegir qué deporte hacer". Y agrega: "Eso cuando asume Milei se corta. En muchos casos, los clubes, para no dejar a los pibes sin actividad, lo siguen conteniendo con becas o cobrándole menos la cuota social".
"Se nota un mucho la crisis y el termómetro lo tienen los profesores, no tanto los directivos. Ellos ven que algún papá no puede traer más a su pibe y tratamos desde las instituciones de resolver esa situación. Vos no podés trasladar los aumentos de las tarifas, de los servicios, al bolsillo de la gente. Y no solamente los pibes y pibas porque en muchos de los clubes -más de 60 de CABA- tenés centros de adultos mayores. Allí se replica lo mismo: ya el PAMI hace la mitad de las cosas que hacía antes para la tercera edad y se torna muy difícil para toda la comunidad que asiste al club", relata Lito.
Claudio es referente del Club Cildañez, ubicado en el barrio de Paque Avellaneda y lindero al barrio Cildáñez o conocida antiguamente como la Villa 6. Con pesar, narra: "Estamos afectados tanto como clubes como también en la cantidad de chicos, donde notamos una baja. Recibíamos un programa a través del Ministerio de Turismo y Deporte, en el cual todos los chicos que estaban cobrando AUH venían a hacer deportes y el Estado pagaba la cuota por ellos. Eso incentivó la inscripción, pero con el cambio de gobierno, perdimos esos ingresos y becamos a cuanto podemos en base a nuestra escasa recaudación, pero muchas veces los recursos salen de nosotros mismos".
"A esta crisis hay que sumarle los aumentos enormes que vinieron con el tema de los impuestos, luz, gas, agua, que a veces son inalcanzables. Lógicamente eso afecta tanto al club como también a las familias, a quienes tratamos de contener, de estar, pero lamentablemente no podemos abarcar toda la necesidad", puntualiza Claudio. El club cuenta con actividades como boxeo, patín artístico, escuela de folklore, taekwondo y apoyo escolar.
Otra visión aporta Lisandro Olivelli, del Club Alvear. En su territorio, observa: "Si bien no hay bajas en las nóminas, lo que sí aumentó es un pedido de becas, y es por eso que desde el club estamos haciendo un esfuerzo muy grande para evitar que todos estos chicos y chicas, que quizás por cuestiones económicas no pueden abonar la cuota y/o arancel, terminen en la calle".
"El esfuerzo lo hacemos alquilando los distintos espacios que tiene el club (cochera, quincho, salón, alquiler de cancha, entre otros) con precios que nos ayuden a suplir esta disminución de ingresos que tenemos con el aumento de becas y con el aumento de servicios, que no es algo menor tampoco. Durante el año pasado pasamos de pagar $ 336.225 (febrero 2024) de luz a $ 1.245.702 (marzo 2024)", señala Olivelli, quien no da el brazo a torcer por el rol que cree ocupar en la sociedad.
"Nosotros creo que lo sufrimos más porque encima tenemos una obligación o un compromiso de querer hacer las cosas bien, de que sabemos que somos un factor social importante para el barrio, para los chicos. Entonces eso nos lleva a comprometernos de una manera diferente", remarca.
En medio de la crisis, el legislador porteño de UCR-Evolución Juan Francisco Loupias presentó un proyecto de ley para condonar la deuda acumulada por los clubes de barrio enrolados en el Registro Único de Instituciones Deportivas (RUID) entre 2019 y 2025. Los clubes constituidos como asociaciones civiles sin fines de lucro se encuentran regulados por la ley 1.624 y específicamente por la Ley 1.807, la cual tiene por objeto el fomento y promoción de las actividades de los clubes de barrio, fortaleciendo su presencia en el ámbito de su comunidad, y cuyo uno de sus objetivos específicos versa en contribuir al mantenimiento y conservación de las instituciones deportivas.
"Los clubes de barrio asentados en el ejido urbano que conforma nuestra ciudad, más allá de desarrollar una funciona deportiva, son instituciones que colaboran asiduamente con otras entidades deportivas, colegios, escuelas de primaria y secundaria, Centros de Primera Infancia y comedores, como así cuentan con centros de jubilados, bibliotecas y ofrecen actividades culturales y sociales a sus afiliados como a la comunidad entera", señala el texto.
Jugar o comer
Facundo Salmón es presidente del Club Social Torino y asiente la percepción generalizada. "La crisis en los clubes de barrio viene avanzando agigantadamente por el tema de los servicios y las familias deciden destinar sus ingresos en cosas mucho más importantes que un deporte para sus hijos. Es algo equivocado pero es la realidad de cada familia. Nosotros tenemos que becar mucha gente para que no dejen de venir al club, porque un club vacío es imperdonable para nosotros", cuenta.
Una de las cosas que hacen para subsistir, según revela, son las ferias comunitarias y populares, las cuales permiten que "los feriantes trabajen, que el club se mueva, que el bufé del club trabaje, y que el vecino empiece a participar dentro de lo que es el esquema de los clubes de barrio". Y remata: "Está difícil pero vamos a seguir dando lucha para que los clubes de barrio no desaparezcan".
La ingeniera financiera de los clubes es la que permite salvar la continuidad de muchas actividades. Según cuenta Stella Maris, presidenta del Club Social y Deportivo Mite del barrio de Floresta, de los 20.000 pesos que cobran de cuota, les queda nada más que un 40%. Ahora anunciaron un aumento de 5.000 pesos, lo cual motivó una reacción negativa de los padres.
Para Hernán Sobrero, del Club Triglav de la comuna 10, "si bien se ve la merma de los socios, lo notamos más en los adultos, ya que entendemos que están haciendo esfuerzos desmedidos para priorizar sostener la cuota de los chicos por sobre las actividades de ellos". Y a futuro, advierte: "El problema va a ser que a mediano plazo se va a notar un impacto en la economía del club y en la infraestructura, porque dado que los clubes controlaron los aumentos de las cuotas, los servicios aumentaron y muchos de los subsidios ya no están, esa fuente de ingresos que desaparecieron va a traer un perjuicio directo".
Deporte y ocio, ajustados
Por su puesto que los testimonios son el correlato de una política planificada. De acuerdo con un relevamiento de “Táctica, laboratorio del deporte argentino”, solo se ejecutó el 13% de los créditos nacionales asignados al deporte durante el primer trimestre del año. Esta cifra está muy por debajo del promedio de la Administración Pública Nacional, que fue del 27% en los primeros tres meses de 2025. Por lo tanto, se profundizó la baja ejecución presupuestaria para el deporte, que en todo 2024 fue de apenas el 68%.
Según el análisis, si se descuenta el efecto de la inflación, se observa un crecimiento del 47% interanual en este primer trimestre del año. Sin embargo, hay que considerar que 2024 fue uno de los años con menor inversión en política deportiva nacional. Por eso, al comparar con los primeros tres meses de 2023 se observa una caída del 70% en términos reales.
La ejecución presupuestaria destinada a deporte en los primeros meses de 2025 continúa mostrando una fuerte paralización en la gestión pública del sector. La mayoría de los gastos (47%) se destinan al mantenimiento de los espacios deportivos dependientes de Nación, los cuales se sostienen apenas con un funcionamiento mínimo. Becas (27%), sueldos (12%) y otros (14%) completan las partidas presupuestarias.
En el primer trimestre del año, los clubes de barrio no recibieron ni un peso de los 4.300 millones asignados en el presupuesto. De hecho, la Subsecretaría de Deportes gastó más en pasajes y viáticos ($ 14 millones) que en apoyos a estas instituciones deportivas.