La apuesta a un pleno exportador puede salir mal si no se diversifica la matriz de productos que el país ofrece al mundo. El actual nivel de concentración de los bienes que el país comercializa casi que se duplicó entre 2008 y 2024, según un estudio reciente del Instituto Interdisciplinario de Economía Política de la UBA – Conicet (IIEP).
La concentración proviene del maíz y la soja, seguido por los hidrocarburos. Para que la Argentina pueda apostar por otro horizonte de desarrollo, con la creación de más fuentes de trabajo de calidad, debería diversificar dicho esquema. Una de las claves para mejorar el ingreso de divisas, sostiene el informe, podrían ser las exportaciones basadas en servicios del conocimiento.
El grupo de Desarrollo e Internacionalización Productiva del IIEP elabora un índice que mide la concentración de las exportaciones en el país (índice Herfindahl-Hirschman- HHI), que, medidos a precios constantes, pasó de 254 puntos en 2008 a 479 en 2024, casi duplicando su valor. “Este aumento sugiere una mayor vulnerabilidad de las exportaciones argentinas frente a shocks externos”, puede leerse en el informe citado. De continuar la misma dinámica, dicha concentración podría hasta triplicarse para 2030.
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
Un menú concentrado
Desde 2008 hasta 2024, las cantidades exportadas de bienes argentinos permanecieron prácticamente inalteradas (+2%). Este estancamiento podría caracterizarse como un hecho atípico en la región, teniendo en cuenta los resultados de los demás países de América latina. “Durante ese período, el dinamismo exportador en otros países de la región como Colombia (+36%), Brasil (+43%) y Perú (+60%), así como en países emergentes fuera de América Latina, como Tailandia (+38%), Indonesia (+61%) y Filipinas (+96%), fue mucho mayor”, detalla el documento.
El grado de concentración de las exportaciones resulta relevante para las cuentas fiscales y la balanza comercial ya que un país con una oferta exportadora focalizada en unos pocos productos suele quedar más expuesto a shocks, tanto externos, como las fluctuaciones en los precios internacionales (especialmente los commodities) o las variaciones en la oferta y la demanda global. También se ve afectado por las crisis internas, como podría ser una sequía.
Esta discusión, que suele estar enmarcada en los problemas de la restricción externa para el desarrollo, podría encontrar un posible cause de solución en la ampliación de la oferta exportadora, sostienen desde la UBA –Conicet. Si la matriz exportadora continuara tal cual se da en este momento, por más dólares que ingresen desde los gasoductos de Vaca Muerta, la concentración será mayor. También los riesgos a estar atados a las volatilidades externas e internas.
De acuerdo al trabajo realizado por el grupo de Desarrollo e Internacionalización Productiva del IIEP, tanto la producción de maíz como la soja se destacaron como los principales impulsores de la concentración, con un aporte del 80% al aumento del índice HHI. Por su parte, la soja aportó 108 puntos, por un crecimiento de las exportaciones del 19% que lo llevó a incrementar su share en el total en 4,2 puntos porcentuales. El maíz, por su parte, explicó 71 puntos del aumento en el HHI por un aumento de las exportaciones del 137% que llevó su participación en el total del 4% al 9%.
No todo es soja. El maíz –a partir de su procesamiento en la industria de los biocombustibles – incrementó sus ventas al exterior de una manera mucho más exponencial que la soja, aunque la oleaginosa representa – todavía - un volumen mayor en cuanto a las divisas que ingresan dentro del Banco Central.
Por otro lado, el escenario de concentración continúa con los combustibles, que incluyen petróleo crudo, no crudo y gas natural; sus ventas explican 36 puntos del aumento del índice HHI.
“Las exportaciones de este complejo tuvieron un incremento del 52%, lo que llevó su participación en el total exportado del 6% al 10%. En contraste, tanto la minería como otros productos del agro prácticamente no contribuyen al aumento de la concentración”, puede leerse en el informe citado.
El futuro ya llegó
Hacia 2030, el menú exportador podría concentrarse aún más. Si bien se perfila un mayor ingreso de divisas desde la industria de los hidrocarburos gracias a las mieles de Vaca Muerta, la Argentina seguiría atada a los vaivenes internacionales como consecuencia de esta concentración exportadora.
“¿Cómo cambiaría el escenario si se concretaran las proyecciones de exportaciones de minería y de hidrocarburos para los próximos cinco años?”, se pregunta el trabajo de la UBA – Conicet. “Para responder a esta pregunta, incorporamos al análisis las proyecciones de exportaciones hacia 2030 de oro, plata, cobre y litio elaboradas por la Secretaría de Minería, junto con las de petróleo y gas natural estimadas por YPF. Bajo el escenario base, la concentración pasaría de 479 puntos en 2024 a 662 en 2030, profundizando la tendencia iniciada en 2008 y superando los niveles de mediados de los ‘90”, puede leerse en el informe citado.
Este escenario transformaría al petróleo como el principal rubro de exportaciones argentinas (24%) y, en conjunto con la minería (12%), desplazarían al agro “motor” en la generación de dólares. “Allí es donde se encienden las luces de alerta. Si bien el incremento de las exportaciones es un objetivo deseable, lograrlo sólo a través del incremento de unos pocos productos (especialmente, commodities) expone a la canasta exportadora a una mayor volatilidad ante cambios en las condiciones de mercado en estos productos”, concluye el trabajo.
La conclusión del documento se hace evidente. Para mitigar riesgos y tener un crecimiento sólido y sustentable deberían crecer de manera considerable las exportaciones de bienes diferenciados (químicos, vehículos, maquinaria, y servicios basados en el conocimiento). “Las exportaciones de los productos diferenciados deberían crecer a una tasa anual de 20%”, agregaron desde el IIEP. El objetivo luce complejo.