“El lunes no pasa nada”, prometió el ministro de Economía, Luis Caputo. Sin embargo, la calma que intenta vender el Gobierno de Javier Milei ya muestra grietas: un régimen cambiario frágil, un salvataje financiero que depende de Estados Unidos y un ajuste que golpea cada vez más fuerte en la economía real. Detrás de la contención momentánea del dólar y del auxilio inédito del Tesoro norteamericano se esconden los problemas estructurales del modelo libertario: sin reservas, con un mercado que duda y una inflación que vuelve a acelerarse, el margen de maniobra es mínimo.
Así las cosas, el resultado electoral lejos de ser irrelevante condicionará la política cambiaria, fiscal y laboral del próximo tramo. En lo inmediato, el Gobierno enfrenta tres frentes críticos: 1) la presión sobre el dólar y la inflación y un mercado expectante ante posibles correcciones, 2) cumplir con la meta de superávit del 1,6% del PBI que le exigirá un ajuste adicional sobre subsidios, inversión y salarios públicos, y 3) la sostenida crisis de actividad y empleo que erosiona la base social.
Como resultado, el escenario que viene plantea desafíos simultáneos y todo indica que la continuidad del programa económico dependerá, en buena medida, de la voluntad de Washington de seguir respaldando a la administración Milei, en un contexto de creciente tensión política interna y deterioro social, donde el margen de estabilidad es cada vez más acotado.
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Qué puede pasar: régimen cambiario e inflación
Esta semana, el ministro de Economía, Luis Caputo, aseguró ante la prensa "el lunes no pasa nada". Según el funcionario, más allá del resultado de los comicios nacionales que se desarrollan en la jornada de hoy a lo largo y ancho del país, "no cambia absolutamente en nada, la política económica sigue igual". Así lo aseguró en una nota en el medio LN+ donde dijo también que “mientras el dólar esté dentro de la banda, que el mercado elija el precio que quiera". Sin embargo, pese a que el Gobierno de Javier Milei intentó en estas últimas semanas frenar la creciente presión cambiaria e incertidumbre, lo cierto es que la calma solo fue pasajera y puso en evidencia los problemas estructurales del modelo económico libertario.
Si bien llegar a estas elecciones de medio término sosteniendo el techo de la banda cambiaria superior se transformó en el objetivo principal de la gestión nacional, lo cierto es que el resultado electoral sí importa para lo que viene y los escenarios posibles plantean desafíos no menores en materia tanto cambiaria, como fiscal, y para el nivel de actividad y empleo.
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¿Cuál es el estado de situación actual? La tranquilidad financiera fue corta y no disipó los problemas de un gobierno sin reservas propias que corre detrás de medidas desesperadas: 1) la desconfianza del mercado continúa en alza tras la nueva disparara el Riesgo País por arriba de los 1.200 puntos; 2) no sólo se acumularon menos dólares a los esperados de la liquidación del agro sino que se intensificó la demanda de dólar oficial -con nuevos controles cambiaros mediante y el Banco Central y el gobierno tuvieron que salir a vender, mientras que para lograr finalmente que el dólar quede entre las bandas, el Tesoro norteamericano salió a comprar pesos a niveles históricos, y 3) resta saber detalles del acuerdo de swap con Estados Unidos, más allá de anuncios por redes sociales
De acuerdo con estimaciones de la consultora 1816, en lo que va de octubre, el gobierno yanqui compró pesos por un monto cercano a los USD 2.100 millones. Cerca de la mitad del total se explicaría por las últimas 3 jornadas de esta semana previa a los comicios. De hecho, la compra norteamericana de la moneda local supera en términos nominales a las intervenciones que hicieron en el Yen japonés en junio de 1998 (USD 833 millones) y en el Euro en septiembre del 2000 (USD 1340 millones). En total se estima que las ventas conjuntas del Tesoro Argentino, el Banco Central y el Tesoro estadounidense desde el 15 de septiembre hasta el 23 de octubre, implicaron resignar más de 5000 millones de dólares para intentar contener las bandas (según el economista Amilcar Collante).
¿Qué esperar para los próximos días? “Considerando la operatoria de las últimas semanas, salvo que haya un triunfo rotundo del oficialismo en las elecciones -que cambie sustancialmente la mirada que tiene el mercado sobre la coyuntura argentina-, la política cambiaria hacia adelante estará definida por la voluntad de Estados Unidos de seguir ayudando”, analizó 1816. En ese sentido indicaron que incluso en un escenario moderado, el oficialismo conservaría cerca de un tercio de Diputados junto al PRO, “suficiente para mantener los vetos, aunque lejos de una mayoría parlamentaria”.
Sobre la política cambiaria del día después profundizaron que, más allá de este domingo, el inicio de la nueva semana está colmada de eventos que podrían ofrecer señales cambiarias vinculados a vencimientos de bonos dólar linked y de contratos de dólar futuro, en tanto que, pensando un poco más a mediano plazo, “no podemos dejar de tener presente que la política cambiaria dependerá en buena medida de cómo hará Argentina para repagar su deuda externa. No es lo mismo el tipo de cambio que se requiere si el país consigue refinanciar sus vencimientos en moneda extranjera que, si es necesario comprar los dólares en el MLC, lo que implicaría un mayor superávit de cuenta corriente cambiaria y, por ende, un tipo de cambio más depreciado”.
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Mientras tanto, el ministro Caputo aseguró públicamente que está "cómodo con el dólar a $1.500" y calificó de “oportunidad histórica", el salvataje financiero de EE.UU. No obstante, desde el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO) analizaron en su último informe de coyuntura que “las perspectivas no son para nada alentadoras” ya que “el Gobierno necesita imperiosamente del apoyo norteamericano, que parece dispuesto a bancar a su socio en el patio trasero en el marco de la disputa geopolítica con China y la preeminencia de gobiernos distanciados de Washington en las principales economías de la región”, aunque aclararon que “la inédita compra directa de pesos por parte del Tesoro y el posible swap de USD 20.000 millones no parecen ser suficientes para resolver los problemas estructurales”.
La pregunta que se impone en el mercado es clara: qué pasará con el prometido “salvataje” norteamericano si los resultados electorales no son favorables a la gestión Milei. De ese modo, se mantienen las dudas sobre la sostenibilidad del esquema cambiario y las expectativas rondan en torno a un aumento considerable del techo de la banda cambiaria, en un marco donde la escasez de reservas sigue a la orden del día. Sobre ello, el economista Pablo Moldovan analizó los desafíos cambiarios post-electorales y señaló que “sea cual sea el resultado electoral, 2026 será un año muy desafiante en lo cambiario” y detalló tres frentes que explican las actuales expectativas de devaluación: demanda récord de dólares para atesoramiento, acumulación de reservas y deuda en moneda extranjera.
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Por un lado, “la Formación de Activos Externos (FAE) es disruptiva. En agosto superó los U$S3.500 millones mensuales, casi el triple del superávit comercial. El Gobierno recurrió a medidas de emergencia, pero hasta ahora no logró contener la presión. La agenda para el año que viene es doble: lograr que los valores se normalicen y conseguir una oferta de divisas que la abastezca”, puntualizó. Además, mencionó que, en materia de acumulación de reservas, “hoy el país está USD 7.200 millones por debajo de la meta acordad con el FMI para diciembre. Este desvío refuerza la idea de que un nuevo acuerdo obligará a revisar el tipo de cambio e impulsa expectativas de devaluación” y por último la situación de la deuda pública en dólares, “Argentina no puede sostener pagos netos de deuda del orden de USD 10.000 millones anuales que es lo que marcan los vencimientos con privados. El esquema de refinanciamiento de la deuda depende hoy del salvataje de EEUU, que aún no se implementó y desconocemos las condiciones de activación”, agregó.
De hecho, el propio gobierno reconoció que "son más importante estas elecciones de medio término que las de 2027" según señaló el titular de la cartera de Economía. Y las declaraciones recientes del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no hacen más que confirmar las dudas sobre el impacto de un mal resultado electoral en el prometido auxilio financiero: “Si Milei gana, seguimos con él, y si pierde, nos vamos”, aseguró el jefe de Estado yanqui, lo que a nivel local se tradujo en una aceleración de la volatilidad cambiaria, con los activos argentinos en una verdadera montaña rusa.
“Estamos ante un programa que está por fuera de su tiempo histórico, la apertura comercial que implementa el Gobierno tiende a absorber saldos exportables que se generan en el marco de la ‘guerra comercial’ y lo más importante aún es que el intento frustrado de valorización financiera de Milei desconoce la herencia doméstica que recibió: la crisis de deuda que incubó el gobierno de Macri y que el Frente de Todos no pudo resolver”, señaló el informe “¿Por qué fracasa la valorización financiera de Milei?” del centro CIFRA-CTA.
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Por su lado, un documento presentado por la Gerencia de Estudios Económicos del Banco Provincia puso el ojo en las consecuencias posibles de transitar dos años de gestión sin poder político interno y con un esquema económico insustentable: “sin financiamiento externo, los vencimientos de deuda deberían cancelarse con las exportaciones netas, lo que obligaría a sostener un tipo de cambio significativamente más alto que en la actualidad. En el extremo, si el objetivo fuera pagar todos los vencimientos con superávit de cuenta corriente, el dólar necesario sería mayor al que había incluso en enero 2024”, subrayaron.
Incluso desde el sector financiero un informe del JP Morgan -cuyos ejecutivos estuvieron en estos días reunidos con el equipo económico nacional como actor del mencionado salvataje yanqui- consideró que “en gran medida, el mercado asume que el resultado de las elecciones de este domingo no diferirá demasiado de lo visto en Provincia de Buenos Aires”. Por su lado el banco de inversiones Morgan Stanley sostuvo en un documento enviado a sus clientes que “la política económica probablemente requerirá un ajuste después de las elecciones de medio término, reconstruir reservas de divisas debería ser el principal objetivo, más allá del paquete de apoyo de Estados Unidos”.
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En este panorama, ¿qué puede pasar con la inflación? El Índice de Precios al Consumidor (IPC-INDEC) de septiembre registró un aumento mensual de 2,1%, lo que implica una leve aceleración respecto al 1,9% registrados en julio y agosto. La inflación acumulada en los primeros nueve meses del año alcanzó así 22% y la variación interanual se ubicó en el 31,8%. Según las estimaciones del mercado que se plasman en el Relevamiento de Expectativas de Mercado que difunde el Banco Central (BCRA) para los últimos meses de 2025 la inflación se moverá en torno del 2%. Por otra parte, el promedio de las proyecciones ubicó al dólar oficial en $1.536 para diciembre. Es importante destacar que el Presupuesto 2026 que se discute en el Congreso pronosticó que el tipo de cambio terminaría el año por debajo de los $1.400.
A su turno, los economistas del Banco Provincia evaluaron cuántos dólares necesitará la economía argentina en 2026 y 2027. Según los resultados “si solo hubiera USD 20.000 millones del Tesoro de Estados Unidos, sin fuentes adicionales, la cuenta corriente debería tener un superávit de USD 10.000 millones promedio anual en 2026 y 2027, para garantizar los compromisos de deuda (sin incluir la demanda de divisas para atesoramiento) y el tipo de cambio promedio debería estar más cerca de los 1.750 pesos, e incluso por encima de este número si la demanda para atesoramiento no se relaja”, señalaron.
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El informe del Morgan Stanley sostuvo, por su lado, que de cara a fin de año cualquier escenario quedaría por arriba del actual esquema de bandas: con un resultado favorable al oficialismo el dólar se estabilizaría en torno a los 1.700 pesos, pero si es ajustado la cotización podría ubicarse entre 1.800 y 2.000 pesos, mientras que una derrota de La Libertad Avanza (LLA) lo haría escalar por arriba de los 2.000 pesos.
Qué puede pasar: el ajuste fiscal en la mira
De cara al cierre de este año, la administración libertaria buscará cumplir con la meta de un superávit fiscal primario del 1,6% del PBI. Sin embargo, para lograrlo en el próximo trimestre tendría que profundizar aún más el ajuste en subsidios a los servicios públicos, inversión en infraestructura y salarios estatales.
Así lo señala un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF): “teniendo en cuenta la dinámica posible de ingresos, tanto tributarios como no tributarios, para los últimos 3 meses del año, es posible determinar que el gasto primario debería bajar un 6% real interanual en lo que resta del año”. En otras palabras, el gasto primario real de 2025 debería ser prácticamente igual al de 2024, con una economía que va a crecer alrededor del 3-4%.
Para los especialistas, “el gasto que debe soportar una baja real mayor a la que viene trayendo es el gasto no indexado, integrado por salarios, subsidios a la energía, subsidios al transporte, inversión real directa, transferencias no automáticas a provincias, entre otros”. Concretamente, “de venir bajando un 10% real interanual, debería bajar un 16% real interanual en el último trimestre del año". De este modo, "terminaría el año con una baja real del 11%”, indicaron.
Qué puede pasar: actividad y empleo al rojo vivo
El Gobierno que encabeza Javier Milei no solo enfrenta un problema en materia cambiaria y fiscal, sino que – en relación- atraviesa una sostenida crisis de actividad y de ingresos que podría agravarse en estos meses. Cierre de empresas, despidos, informalidad, pluriempleo, salarios bajos y jubilaciones en pisos históricos configuran un escenario complejo frente al cual el gobierno no ofrece respuestas claras. Por el contrario, el ancla salarial y el ajuste fiscal convalidaron caídas históricas de ingresos mientras se destruye parte fundamental del entramado productivo nacional.
Si bien en agosto la actividad económica subió 2,4% interanual y 0,3% respecto de julio, el sector de mayor incremento interanual fue Intermediación financiera (+26,5%) mientras que, en contraste, el de mayor baja fue Industria (-5,1%). A su vez, para septiembre se prevé que, en términos desestacionalizados, el indicador se contraiga (-1,0% mensual) por lo que la actividad quedaría 2% por debajo del nivel de febrero pasado, según estimó la consultora Equilibra. “Para lo que resta del año, seguimos esperando una caída desestacionalizada producto de la incertidumbre política y la volatilidad cambiaria. Por estas razones, corregimos a la baja nuestra previsión de expansión del PIB a 3,5% promedio en 2025”, precisaron.
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Mientras tanto creció el número de empresarios industriales que esperan un deterioro de la producción y las ventas para lo que resta del año (Informe de Tendencia de Negocios en la Industria Manufacturera -INDEC) y el mapa provincial evidenció que tras casi 2 años de administración libertaria 18.086 empresas cerraron en el país siendo Buenos Aires la provincia más golpeada, seguida por Córdoba y CABA, con pérdida de más de 126.000 empleos registrados privados perdidos noviembre del 2023, informe el Instituto Argentina Grande (IAG).
Por su parte, si se pone la lupa en el poder adquisitivo de los ingresos, “la pauta salarial exigente impone paritarias en niveles debajo de la inflación de manera sistemática. Esto impide su recuperación e impulsa el salario real hacia la baja”, indicó un informe de la consultora C-P. Asimismo mencionó que “el aumento del desempleo, el subempleo y la precarización laboral refuerzan la dinámica de los bajos ingresos de los hogares” en tanto que “la política social, los salarios públicos y las jubilaciones fueron centrales en el ajuste fiscal en 2024 y, lejos de revertirse, en 2025 estas caídas se consolidaron, reforzando el sesgo regresivo del programa”.
Frente a esta crisis de ingresos el oficialismo propone una reforma laboral. “La reforma laboral usualmente tiene magros o inexistentes resultados en términos de mejora de ingresos y empleo. Esta agenda expone la ausencia de una política social articulada y realza la necesidad del gobierno de contener una devaluación frente a la actual crisis de ingresos. El vacío frente a la crisis de ingresos tensiona la tolerancia social y amenaza la reconstrucción de la gobernabilidad en la segunda mitad del mandato”, destacó la consultora que dirigen Federico Pastrana y Pablo Moldovan.
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Por último, el programa económico actual pone sobre la mesa las consecuencias de un modelo basado en sostener permanentes burbujas especulativas, pero con impacto directo en la economía real -el entramado productivo y los ingresos- y que además acarrea una constante inestabilidad. ¿Es nuevo el modelo? Contrario al discurso del oficial contra la “casta política”, el modelo libertario tiene claros precedentes en el programa económico puestos en marcha por la última dictadura cívico-militar y la implosión de su crisis en 1981-82, el del régimen de convertibilidad y la gran crisis de fin de siglo, o la que tuvo lugar en el marco del intenso proceso de endeudamiento externo durante el gobierno de Mauricio Macri y la crisis del 2018-2019. La historia económica se repite, pero con consecuencias más graves para las condiciones de vida de una población cada vez más empobrecida.
