Científicos del CONICET trabajan en el desarrollo de una cebada transgénica que revolucionaría la industria cervecera y forrajera argentina. Utilizando un gen de un alga marina, buscan aumentar el contenido de almidón degradable en la variedad Andreia, una de las más cultivadas en el país.
La investigación, liderada por especialistas del Centro de Estudios Fotosintéticos y Bioquímicos (CEFOBI) —María Victoria Busi, Diego Gomez Casati y Julieta Barchiesi— y el Instituto de Investigaciones en Ciencias Agrarias de Rosario (IICAR) —Hugo Permingeat, Daniel de Souza Canada y Amanda Rosario Gomez Ibarra—, representa el primer caso mundial de modificación de cebada con enzimas de algas. El proyecto ya muestra resultados prometedores en sus pruebas de laboratorio.
¿Por qué modificar genéticamente la cebada?
El objetivo principal es mejorar la eficiencia del proceso de malteado para la producción de cerveza. Al incorporar el gen OsttaSBE del alga Ostreococcus tauri, los investigadores lograron aumentar el contenido de almidón degradable y reducir el tamaño de los gránulos de almidón.
"El almidón está compuesto por cadenas de glucosa ensambladas, con una morfología compleja. Si puedo hacerlas más flexibles, tendría esas unidades de glucosa disponibles para que una levadura las fermente y se produzca el alcohol. Es decir, modificamos la estructura para que el sustrato importante para la fabricación de la bebida alcohólica esté accesible", explica la doctora María Victoria Busi, investigadora principal del CEFOBI.
Avances concretos del proyecto
El equipo ya logró ocho eventos transgénicos independientes, de los cuales cinco muestran mayor contenido de almidón. Además, se consiguió estabilizar una línea transgénica homocigota, lo que permitirá que la característica se mantenga en generaciones futuras.
Un dato significativo es que la variedad argentina Andreia respondió mejor a la modificación genética que la variedad internacional Golden Promise, tradicionalmente usada en este tipo de investigaciones. Este hallazgo posiciona favorablemente al desarrollo local.
Beneficios para la industria cervecera
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Mayor eficiencia en el proceso de malteado
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Mejor control sobre el sabor y características de la cerveza
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Reducción de tiempos de producción
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Aumento en el rendimiento alcohólico
Aplicaciones en la producción animal
La investigación también beneficiará la producción de forraje para alimentación animal. Las mismas modificaciones que mejoran la fermentación cervecera permitirán obtener un alimento de mayor calidad para el ganado.
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"Son esas mismas unidades de glucosa, las que van a repercutir en más alcohol en el caso de la fabricación de cerveza o, como alimento de ganado por fermentación de la biomasa, que se traduce en kilos de carne o litros de leche al aportar energía más disponible en la ingesta del animal", señala Busi.
Próximos pasos y desafíos
El equipo continúa analizando las descendencias de segunda y tercera generación de las plantas modificadas. El gran desafío ahora es encontrar un socio estratégico del sector privado que permita llevar el desarrollo del laboratorio al campo.
"El verdadero éxito de esta investigación es que llegue al campo argentino. Para que ocurra, necesitamos que surja un socio estratégico que pueda adoptar esta tecnología", afirma el doctor Hugo Permingeat, investigador del IICAR.
Reconocimiento internacional
En 2024, esta investigación recibió un premio en el Congreso Internacional de Cebada por su enfoque innovador en el mejoramiento industrial del cultivo, un área poco explorada a nivel mundial donde la mayoría de los trabajos se centran en aumentar el rendimiento o la resistencia a enfermedades.
Este desarrollo posiciona a la Argentina a la vanguardia de la biotecnología aplicada a cultivos industriales, abriendo nuevas posibilidades para uno de los cereales más importantes del país.