Los perros son sin dudas las mascotas más comunes en los hogares españoles, con más de 9 millones viviendo en el país, según datos de la Federación Europea de Alimentación para Animales de Compañía (FEDIAF). Para muchos, estos animales no son solo compañeros, sino un miembro más de la familia, con un vínculo emocional muy fuerte.
Recientemente, un estudio realizado por la Universidad de Liverpool junto a la organización británica Dogs Trust analizó en profundidad la esperanza de vida de los perros, evaluando datos de más de 584.000 perros pertenecientes a 148 razas en Reino Unido. La investigación confirmó una creencia común: las razas de mayor tamaño suelen tener una vida más corta.
¿Cuáles son las 5 razas de perros con menor esperanza de vida?
Entre las razas con menor esperanza de vida, el pastor caucásico lidera la lista, con un promedio de apenas 5,4 años. Esta raza se distingue por su gran tamaño y robustez, y su rol tradicional como perro guardián implica un desgaste físico considerable, además de una mayor predisposición a enfermedades articulares y cardíacas. El rápido crecimiento y la elevada masa corporal también aumentan el riesgo de problemas a una edad temprana.
En segundo lugar, se encuentra el presa canario, que vive en promedio 7,7 años. Esta raza musculosa suele enfrentar dificultades en las articulaciones y movilidad, junto con una predisposición genética a enfermedades hereditarias como displasia de cadera y problemas cardíacos, que limitan su longevidad.
El mastín italiano tiene una esperanza de vida de 8,1 años. Su fuerte musculatura y constitución física imponen un esfuerzo extra sobre el sistema cardiovascular y el aparato locomotor. Además, factores como la genética, ciertas condiciones congénitas y la tendencia al sobrepeso contribuyen a que desarrolle patologías que acortan su expectativa de vida.
Con un promedio de 9 años, el mastín también se encuentra entre las razas con menor longevidad. Su tamaño corporal elevado aumenta la probabilidad de problemas óseos y cardíacos, y es especialmente vulnerable a la torsión gástrica, una condición digestiva que puede ser mortal. El rápido crecimiento y la exigencia física durante sus primeros años explican en parte esta vulnerabilidad.
Por último, el San Bernardo presenta una esperanza de vida de 9,3 años. A pesar de su imponente tamaño y gran capacidad para trabajar en condiciones difíciles, estas características lo hacen susceptible a enfermedades típicas de razas grandes, como insuficiencia cardíaca, displasia de cadera y ciertos tipos de cáncer. La combinación de su masa corporal y genética reduce su expectativa de vida.