Decidir dejarse las canas no es una simple elección, sino que dice mucho sobre la personalidad del individuo, según la psicología. En una sociedad que prioriza la estética por encima de otros valores, lo cierto es que la mayoría de las personas opta por teñirse el cabello cuando empiezan a verse las canas. Sin embargo, muchas otras prefieren dejarlas ser, y según la psicología, esto tiene un profundo significado.
Dejarse las canas en vez de teñírselas puede tener muchos significados. En la mayoría de los casos, quienes lo hacen tienen una personalidad muy fuerte y auténtica y están reconciliados con el paso del tiempo. Según estudios en psicología evolutiva, este grupo de personas tiende a tener una autoestima más centrada en lo interno que en lo externo. Esto no quiere decir que no les importe cómo se ven, sino que le dan prioridad a otras cosas y no miden tanto su valor por su apariencia física.
De acuerdo con la psicóloga estadounidense Vivian Diller, autora del libro Face It: What Women Really Feel as Their Looks Change, dejarse las canas puede reflejar una alta tolerancia a la crítica social y una personalidad más auténtica. Son personas que no buscan complacer a los demás y que encuentran belleza en lo real, incluso cuando no encajan con los estereotipos.
Además, suelen ser personas que no están dispuestas a ocultar lo que son, ya que ven a las canas como algo natural, como otra parte de su cuerpo que se ve modificada por los años. Al elegir no teñirse, la mayoría de las personas se pregunta: ¿Me quiero teñir las canas porque realmente me molestan a mí o por miedo a lo que van a pensar los demás? Y al no hacerlo, a veces sienten una gran satisfacción personal por no dejarse llevar por los mandatos.
Cabe destacar que cada persona es libre de tomar la decisión que quiera y que tampoco está mal decidir teñirse las canas. En muchas ocasiones, quienes deciden teñirse no lo hacen necesariamente por la mirada ajena, sino porque son personas coquetas que se sienten bien consigo mismas al verse bien. Para estas personas, teñirse no es simplemente una cuestión de taparse las canas y ocultar el paso del tiempo, sino de sentirse más a gusto y cómodas consigo mismas.
Estas son las características de las buenas personas, según la psicología
Existen algunas características que comparten las buenas personas, según expertos en psicología. Ser buena persona puede significar algo diferente para cada uno, pero desde la mirada de la psicología, es un término bastante profundo que abarca diferentes aspectos. Para muchas personas, la bondad tiene que ver con evitar los conflictos, pero esto no es así para los expertos en la mente humana. La bondad es algo mucho más extenso y complejo, pero si se tiene que resumir, existen algunos rasgos en común que todas las buenas personas tienen.
El psicólogo José Martín del Pliego explicó, en diálogo con revista Hola, que la bondad es un proceso activo que surge cuando una persona logra conectar con su lado más genuino. Como punto de partida, el experto señala que las buenas personas son auténticas, es decir, tienen una profunda conexión con su interior, sus emociones y una enorme aceptación interna.
Lo que hace esto es facilitar la expresión emocional. Es decir, una persona auténtica, conectada con sus propias emociones, naturalmente tiene una mayor facilidad para expresar lo que siente, ser sincero consigo mismo y con los demás. Además, estas personas tienen una gran inteligencia emocional que les permite gestionar emociones negativas, como frustración o enojo.
En síntesis, el experto señala que ser buena persona no es decir que sí a todo o complacer a los demás, sino por el contrario, se trata de aprender la autorregulación emocional, la comprensión hacia uno mismo y hacia los demás. Martín del Pliego también advierte que muchas de nuestras emociones, como la autocrítica excesiva, la necesidad de validación constante o la evitación de emociones incómodas, son respuestas automáticas desarrolladas durante la infancia, cuando el entorno comenzaba a moldear distintas facetas de nuestra personalidad.
Aunque estas defensas puedan parecer protectoras, si persisten a lo largo del tiempo, limitan la capacidad de conectar con los propios valores y deseos más auténticos. Por esta razón, la mayoría de las buenas personas crecieron en un entorno seguro, afectuoso y basado en la aceptación mutua promueve el autoconocimiento y debilita las barreras emocionales que bloquean el contacto con el yo esencial.
Cuando una persona está en un entorno seguro y en el que se siente amado, es más probable que desarrolle su empatía e inteligencia emocional. Además, las buenas personas no son aquellas que no cometen errores, sino las que reflexionan sobre los errores que cometieron, tienen capacidad de autocrítica y saben pedir perdón, y además, modificar su comportamiento para poder cambiar y ser mejores.