Cada verano se viralizan consejos caseros en redes sociales que prometen milagros estéticos, como aclarar el pelo aplicando jugo de limón con pasta de dientes o refrescar la piel con cítricos. Sin embargo, la dermatóloga Helena Rodero realizó una advertencia importante: si el jugo de limón entra en contacto con la piel y luego se expone al sol, puede desencadenar una reacción poco amigable.
Qué pasa si me pongo limón en la piel y después la expongo al sol
La reacción es conocida como fitofotodermatitis y ocurre cuando compuestos naturales llamados furocumarinas, presentes en frutas como limón, lima, naranja, pero también en higos, apio o algunas hierbas, reaccionan al contacto con la radiación ultravioleta (UVA). El resultado puede ir desde enrojecimiento, quemazón y picazón, hasta ampollas de aspecto similar a las provocadas por una quemadura grave. Según Rodero, “tienes todas las papeletas para que te dé una reacción alérgica” si combinás cítricos y sol.
Los especialistas aclaran que los síntomas iniciales suelen resolverse en unos días, pero la piel queda marcada con manchas oscuras que pueden persistir semanas o incluso meses. En algunos casos, la reacción es tan severa que requiere atención médica inmediata. Por eso, aunque los cítricos sean parte de nuestra vida cotidiana, la recomendación es no manipularlos al aire libre en horarios de alta radiación y, en caso de contacto, lavar con abundante agua y jabón antes de exponerse al sol.
La confusión muchas veces proviene de asociar el jugo de limón con “natural” o “refrescante”. Sin embargo, Rodero subrayó la diferencia entre diversión y bienestar real: “No hay que confundir la distracción con lo que es ese estado de calma profunda, de visión clara, de aceptación consciente de lo inevitable y, por tanto, de sosiego”. Aplicado a la piel, la búsqueda de un truco rápido puede terminar en lo contrario: irritación y cicatrices.
En definitiva, la clave está en la prevención: evitar aplicar limón u otros cítricos en la piel antes de salir al sol, usar protector solar de amplio espectro y prestar atención a las primeras señales de enrojecimiento o ardor puede marcar la diferencia. De esta manera, el mensaje de la dermatóloga es simple: el limón nunca va como cosmético bajo el sol.