Furor con la joya marina de Chile con ballenas y pingüinos todo el año

A solo 116 kilómetros de La Serena se ubica una reserva marina chilena única donde podés avistar ballenas, pingüinos y disfrutar del mejor paisaje natural en una experiencia imperdible.

16 de noviembre, 2025 | 16.34

A solo 116 kilómetros de La Serena se encuentra Punta de Choros, un destino que muchos desconocen y que ofrece una experiencia única para quienes aman la naturaleza marina. Esta reserva, conocida como la “Galápagos chilena”, permite avistar ballenas, pingüinos y delfines durante todo el año en un entorno natural protegido y cautivante.

La región de Coquimbo recibe cerca de 1.500.000 turistas entre diciembre y marzo, atraídos principalmente por sus playas tranquilas y extensas. Sin embargo, más allá de los clásicos puntos turísticos, existen lugares mágicos como Punta de Choros que ofrecen una conexión directa con la vida marina más fascinante.

Angélica Funes, directora regional del Servicio Nacional de Turismo (SerNaTur), destacó ante Los Andes que “Coquimbo es mucho más que La Serena, el lugar más conocido por los argentinos. A menos de 2 horas tenemos nuestra propia ‘Galápagos’, un lugar único donde se pueden ver cetáceos mayores y menores, pingüinos de Humboldt. Es una experiencia que no se puede vivir en muchos lugares del mundo”.

Desde el pueblo costero de Punta de Choros, se zarpa hacia la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt, que incluye isla Choros, hogar de los pingüinos de Humboldt, e isla Damas, famosa por sus playas de arena blanca y su flora particular. El tour dura entre 2 horas y media a 3 horas y permite observar diversas aves, ballenas y delfines, según explicó el guía Polo Sepúlveda.

Cómo llegar a destino natural que es una joya de Chile

El viaje hasta Punta de Choros es sencillo y accesible. La ruta de 116 kilómetros está en óptimas condiciones, ideal para recorrer en vehículo particular. Además, el camino es un atractivo por sí mismo, con avistajes frecuentes de guanacos y zorros, que invitan a hacer paradas para fotos y disfrutar del paisaje. Antes de llegar a la costa, el pintoresco pueblo de Choros sorprende con su cultura olivícola y su gastronomía local. Este pequeño enclave ofrece una oportunidad para descubrir sabores auténticos y vivir una experiencia turística diferente y enriquecedora.

La zona de Punta de Choros es la “Galápagos chilena” porque tienen ballenas y pingüinos todo el año.

Las excursiones para ver pingüinos y ballenas parten diariamente desde una caleta de pescadores artesanales, que también es un punto gastronómico destacado. Allí se puede degustar el «loco», un molusco muy valorado en la cocina chilena, considerado un verdadero tesoro del Pacífico. Es importante tener en cuenta que el descenso a Isla Damas está regulado según la temporada. En alta temporada, del 15 de diciembre al 15 de marzo, no se puede desembarcar los lunes; fuera de esta época, los lunes, martes y miércoles están prohibidas las caminatas. El tour completo dura alrededor de 3 horas.

Los precios varían según el día: lunes, martes y miércoles cuesta 17.000 pesos chilenos (unos 25.000 pesos argentinos), mientras que jueves a domingo sube a 23.000 pesos chilenos (31.000 argentinos). Además, para bajar a Isla Damas se debe comprar un ticket en el puerto por 10.000 pesos chilenos (15.000 argentinos). Una opción recomendada es hacerlo con agencias de turismo, que cuentan con guías certificados y permiten reservar el descenso, ya que es limitado por día.

El 80% de la población mundial del pingüino de Humboldt habita esta zona y recientemente fueron declarados especie en extinción. Estos pingüinos no migran y permanecen en isla Choros, donde se los puede observar desde los botes turísticos mientras buscan alimento para sus crías. Además, es común ver delfines que acompañan las embarcaciones, con unos 25 ejemplares residentes en estas aguas.

Si bien la temporada alta para avistar ballenas es en verano, con suerte se pueden ver ballenas jorobadas y azules durante todo el año. Esto se debe a la corriente de Humboldt, que mantiene el krill, alimento principal de estos cetáceos, disponible permanentemente. Las islas también funcionan como una guardería natural, donde las madres dejan a sus ballenatos mientras salen a alimentarse.

Además del avistaje, Punta de Choros es un destino gastronómico imperdible. El «loco» es uno de los mariscos más valorados de Chile, con una carne blanca y firme que se consume en ceviche, a la parmesana o con mayonesa y papas. Su captura está regulada para proteger la especie, y solo pescadores artesanales autorizados pueden recolectarlo.