El mercado cárnico confluyó en los últimos meses hacia un escenario que favorece enormemente a los productores. No hubo cambio en los hábitos de consumo interno, sino el reemplazo de un mercado doméstico (por la caída en el poder adquisitivo) por exportaciones, lo que deriva en un animal más pesado y grasoso que el que se destina dentro del país, junto a la escalada de precios se convirtieron en un negocio redondo para el sector. Los resultados económicos del negocio ganadero, recientemente presentados por la Coordinación de Análisis Pecuario de la Secretaría de Agricultura en su primer informe trimestral del año, reflejan “un buen escenario general para los distintos eslabones de la cadena productiva”. La mejora, según dan cuenta informes del sector, se da a costa de los consumidores argentinos.
La carne que se exporta, a diferencia de la que se consume en el país, es de un animal más pesado y no de novillo liviano, como gusta al paladar argentino. El consumo de carne se volvió a contraer y no encuentra un piso en medio de la crisis: en febrero había caída un 5,4 por ciento respecto a un año atrás, de acuerdo a un informe de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados (Ciccra). Tomando el promedio móvil de los últimos doce meses, el consumo por habitante de carne vacuna habría sido equivalente a 48,8 kilos/año en febrero, marcando una disminución de 2,8 kilos por habitante). Los aumentos de los últimos profundizó la crisis del consumo de carne vacuna, pero para el sector fue una gran noticia.
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
La suba de los precios de la hacienda para faena y, en especial, la mejora en la relación de valores para el animal más pesado, medido contra la evolución de los principales insumos utilizados para la producción de carne (tanto a grano como pastoril), ofrecen “un incentivo interesante para el agregado de kilos. Este dato no es menor, considerando la necesidad de expandir la producción local de carne”, señalan desde la Bolsa de Cereales de Rosario (BCR). De todos modos, la estructura del negocio y la suba de los costos en dólares complicaría “mantener la eficiencia del negocio”. “Uno de los principales desafíos que enfrenta, en adelante, el sector proviene de la propia estructura de cada explotación”, señaló el informe. En este sentido, destacó el mercado el peso relativo que adquirieron en los últimos meses los costos fijos.
Los cálculos oficiales
El informe provee un seguimiento de diferentes modelos ganaderos, cada uno de ellos ajustado a las características productivas de distintas zonas, conformando así una serie estadística de casi 15 años, desde junio de 2011 a la fecha. Por supuesto, la comparación se realiza en moneda constante, utilizando como índice de ajuste el Indice de Precios Mayorista que releva el INDEC a febrero de este año.
En los modelos, se muestra que en el caso de la cría –tomando como referencia los márgenes calculados para una superficie de 450 hectáreas en la Cuenca del Salado (BA), con una carga de 260 vacas y un porcentaje de destete del 72 por ciento—, los resultados son comparativamente buenos. En febrero, el Margen Bruto (MB) de la actividad arrojaba 186.981 peros por hectárea, lo que equivale a un 6 por ciento por encima del promedio de la serie y un 12 por ciento superior al margen bruto resultante un año atrás.
Si se analiza un modelo de ciclo completo planteado para el área sub-húmeda pampeana –Córdoba San Luis, y oeste de Buenos Aires— también presenta buenos valores. Sobre una superficie de 2.100 hectáreas y 600 vacas, con unos 149 novillos gordos por año, el margen bruto resultante es de 182.638 pesos por hectárea, esto es un 10 por ciento mayor que el promedio de la serie y un 11 por ciento superior al margen de febrero de 2024.
Finalmente, si se calculan los márgenes para un modelo de invernada de alta producción (2,8 cabezas por hectárea), planteado para campos de La Pampa y oeste de Buenos Aires, cuyo margen bruto actual es de 456.898 pesos por hectárea., comparativamente se encuentra un 35 por ciento por arriba del promedio de la serie y un 24 por ciento por arriba de igual mes del año anterior. “En conclusión, mientras que los márgenes de cría y el ciclo completo se encuentran estabilizados en buenos niveles de rentabilidad, los márgenes de la invernada presentan mejoras interesantes, producto de la buena relación de precios que actualmente existe entre el ternero y el novillo o novillito”, señala el informe sobre los datos de Agricultura.
Engordando el bolsillo
Tras la suba de valores que registró el año pasado, luego de la quita de retenciones, prácticamente no ha movido su valor desde agosto a la fecha. “Sin embargo, cuando nos movemos a modelos de invernada o engorde, donde la relación de compra-venta de la hacienda adquiere mayor relevancia en la ecuación final, los márgenes mejoran, producto de los muy buenos valores que ofrece el gordo, cuyo valor actual (2.800 pesos) resulta un 14 por ciento superior al promedio de la serie analizada en dicho informe (2011-2014). Este valor, medido contra un ternero de invernada de 3.500 pesos el kilo, lleva la relación de reposición a 1,25, lo que equivale a un 5 por ciento inferior al promedio histórico”, señala el informe.
En el engorde a corral, el beneficio proviene no solo de esta relación de reposición favorable, sino también de un precio del maíz hasta el momento muy atractivo en relación al precio del novillo o novillito terminado. Aún con la baja temporal de los derechos de exportación aplicados al maíz, la relación insumo-producto se mantiene en torno a los 80 kilos de gordo por tonelada de grano, esto es un 20 por ciento por debajo del promedio de la serie.
Pero uno de los puntos más destacados del informe es precisamente el incentivo que actualmente ofrece el mercado para agregar más kilos en la producción. Actualmente, la relación de precios entre un novillito liviano de 400 kilos (2.800 pesos) y un novillo de más 460 kilos (2.750 pesos) es de apenas un 2 por ciento a favor del liviano, menos de la mitad de la brecha vigente en los últimos cinco años. “Esto no es ni más ni menos que consecuencia de la escasez de novillos pesados que se manifiesta en un mercado más demandante, dispuesto a enviar las señales de precio necesarias para incentivar su producción”, sostiene la BCR.
En paralelo, un documento elaborado por el Mercado Ganadero Rosgan, la comercialización interna de carne en el primer bimestre del año se desplomó al mínimo histórico. La caída del poder adquisitivo de los hogares llevó a que la carne se convirtiera en un lujo para pocos y en unos de los alimentos que más sufrió el recorte en el consumo.