La PBA inauguró un centro para la investigación y demostración en energías renovables

El edificio está ubicado en terrenos de la Comisión de Investigaciones Científicas de la provincia y fue diseñado para reducir el gasto energético y aprovechar el agua de lluvia

25 de agosto, 2025 | 22.58

Orientación Norte. Ventanas que favorecen la captación de luz, pero también la circulación del aire. Sistemas de calefacción pasivos. Chimeneas pensadas para que permitan el ascenso y la disipación del aire interior caliente en verano o, si se cierran, su conservación en la época invernal… Estas son solo algunas de las soluciones tecnológicas de las que se sirvieron los jóvenes arquitectos Ramiro Borda y Nicolás Silba en el nuevo edificio del Centro Bonaerense de Energías Renovables, “un espacio para la difusión y puesta en marcha de proyectos de investigación, desarrollo y promoción de la eficiencia energética, la movilidad eléctrica y la sustentabilidad”, informó Federico Agüero, subsecretario de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Provincia de Buenos Aires (PBA), durante una reciente visita y presentación para periodistas. 

Tras 18 meses de construcción y gracias a una inversión de unos 4.500 millones de pesos, aportados por el Programa Provincial de Incentivos a la Generación de Energía Distribuida (Proinged, de gestión público-privada, y dedicado a desarrollar proyectos de investigación y desarrollo en este tema), el centro se construyó teniendo en cuenta tres ejes o criterios: el bioclimático, el sustentable y el demostrativo. Ubicado en un amplio campus perteneciente a la Comisión de Investigaciones Científicas de PBA, en virtud del primero se decidió orientarlo hacia el Norte y ubicar taludes para protegerlo de los vientos que llegan desde el Sur. “Toda la fachada Norte es vidriada, con ventanas que van desde el techo hasta el suelo, para que tenga excelente iluminación, y con galerías que pueden actuar de parasol –explicó Borda–. En cambio, las paredes que dan hacia el Sur tienen ventanas más pequeñas que se pueden abrir para facilitar la ventilación cruzada cuando es necesario airear los ambientes o refrescar”. Lucardas y ventanas cenitales hacen innecesario prender la luz durante la mayor parte del día y son otro recurso para ventilar.

Los arquitectos Borda y Silba, en el taller de demostración de uso de paneles solares

Todo esto, más sus paredes dobles, contribuye a la aislación térmica de los ambientes y al ahorro de energía. A ellos se suman elementos pasivos de calefacción, como “muros de acumulación de calor” mediante caños sellados con agua especialmente tratada y pintados de negro, que al exponerse al Sol según sea necesario para que se calienten y vayan irradiando ese calor. “Es calefacción por energía solar –detalló Silba–; en otras palabras: el edificio genera su propia energía (calculamos que hasta el 50% de la que consume, y que algunos días va a estar en condiciones de inyectar el excedente a la red). En estaciones intermedias [otoño y primavera], la idea es que se climatice solo”. El sistema de tubos negros es un desarrollo tecnológico patentado por el Instituto de Investigaciones y Políticas del Ambiente Construido (IIPAC, del Conicet y la Universidad Nacional de La Plata) con el nombre de Muro MAC.

Vista aérea del centro

Cada detalle está pensado tanto para el cuidado del ambiente como para ensayo y demostración. El agua destinada al amplio parque que lo circunda se obtiene mediante un sistema de recolección que la vuelca, filtrada de hojas y otras impurezas, en tres tanques de 5000 litros cada uno. Una parte proviene de la terraza tapizada con baldosas flotantes que la dejan pasar para que sea recogida en la losa y de allí vaya a los reservorios. “El ‘techo verde’ está cubierto con plantas autóctonas y promueve la conservación térmica al tiempo que devolvemos al terreno la superficie absorbente que le sacamos con la construcción –comentó Silba–. Además, por supuesto, de su valor paisajístico. En unas semanas, con la llegada de la primavera se cubrirá de flores”. 

Tanques de recolección de agua de lluvia para riego

El edificio cuenta también con talleres de demostración y prueba de paneles solares de diferentes tecnologías, y exhibe nuevos materiales de construcción, como placas de cáscara de maní, ladrillos de plástico PET, poliestireno expandido, aislación térmica de lana de oveja producida por una pyme local… “Todos fueron propuestos por centros universitarios que tienen estos materiales en experimentación o en pequeña escala –explicaron los arquitectos–. Son reciclados o biomateriales, de modo que no contaminan. En la parte interna del edificio, por ejemplo, utilizamos ecoladrillos de micelio de hongos [se elaboran a partir de una red de filamentos que crecen sobre un sustrato de residuos] que son muy livianos y funcionan como aislantes térmicos. Los produce la Universidad de Bahía Blanca”.

La Comisión de Investigaciones Científicas de la PBA (CIC, creada dos años antes que el Conicet y que en 2026 cumple los setenta) está tratando de paliar en alguna medida el cientificidio que se vive en el nivel nacional. Con una inversión anual que, si correspondiera a un país, ocuparía el cuarto lugar en la región después de Brasil, México y la Argentina, depende de la cartera de producción provincial y se enfoca principalmente en la ciencia aplicada a resolver los problemas de la jurisdicción. Mantiene convenios con el Conicet y sus investigadores trabajan en 27 universidades públicas y 20 privadas. Durante la visita, su presidente, Roberto Salvarezza, explicó que administra cuatro programas: el Observatorio Regional Bonaerense de Innovación Tecnológica (Orbita, encargado de hacer prospección y diagnóstico), la Clínica Tecnológica (tiene 13 especialistas que recorren pymes, detectan problemas u oportunidades de innovación y responden a sus demandas), el Fondo de Innovación Tecnológica de Buenos Aires (Fitba, que adjudicará hasta 40 millones de pesos a 80 proyectos si son en conjunto con una pyme y 20 millones si son en colaboración con una municipalidad), y los Centros Locales de Innovación y Cultura (CLIC). 

Fachada Sur

“Tenemos siete centros propios y 23 compartidos que trabajan sin limitaciones temáticas –detalló Salvarezza–. Además, ofrecemos más de 600 becas para estudiantes avanzados y más de 315 becas doctorales y de finalización de doctorado (estas últimas por un monto aproximado de 900.000 pesos mensuales), siempre para institutos con sede en PBA. Realizamos más de 700 servicios a empresas  y desarrollamos proyectos de innovación social sobre temas como la reducción de la pobreza, salud y ambiente, acceso al agua segura o agricultura sostenible”.

Los fondos del Proinged provienen de un porcentaje de la tarifa que reciben cuatro distribuidoras provinciales y 200 cooperativas que ofrecen servicio eléctrico. Se destina a las energías renovables que está promoviendo la provincia, donde ya se instalaron 27 parques solares (dos con acumulación en banco de baterías). Entre los proyectos que están en marcha, figura dotar de generación renovable a 25 escuelas del Delta a las que asisten 3500 alumnos. Permitirán el funcionamiento de servicios esenciales durante cortes de luz y proveerán electricidad a establecimientos aislados de la red.