Tiene solo 70 habitantes y una escuela a 2800 metros de altura: el destino desconocido para descubrir en el verano 2026

El equilibrio perfecto entre historia viva y naturaleza. Con protector solar y cámara de fotos se puede pasar una jornada inolvidable.

27 de noviembre, 2025 | 14.50

Si estás planeando escapadas de fin de semana y todavía no elegiste el próximo destino, este pequeño lugar entre los cerros salteños podría convencerte.

Se trata de "El Alfarcito", un pueblo a 99 kilómetros de la ciudad de Salta que enamora a todas las personas que lo visitan por sus increíbles paisajes y su seductor equilibrio entre historia y naturaleza.

Cómo llegar a El Alfarcito

El ingreso al pueblo es sinuoso y espectacular. Para llegar a él, se debe tomar la ruta 51 y atravesar Rosario de Lerma y Campo Quijano, bordear el recorrido terrestre del Tren a las Nubes y continuar camino hacia Santa Rosa de Tastil.

Entre los cerros característicos de Salta se encuentra este lugar, llamado así por la alfalfa llena de nutrientes que se utiliza para alimentar al ganado. La historia dice que los arrieros se detenían allí para alimentar la hacienda cuando cruzaban a pie el desierto de Atacama.

Qué hacer en El Alfarcito

Además de los paisajes increíbles, en este pequeño pueblo salteño se ofrece una parada en el camino para disfrutar de la comida regional. También se pueden elegir recuerdos artesanales, elaborados por las familias de las comunidades aledañas.

Los viajeros no deben olvidarse de llevar protector solar o utilizar gorras o sombreros, ya que el clima habitual del pueblo es cálido, pero el sol pega fuerte. Después de recorrer las callecitas durante el día, se puede comer en el restaurante El Alfarcito, visitar la Capilla o la pequeña granja de llamas.

A unos pocos kilómetros, se encuentran el Museo y las Ruinas de Tastil y se puede realizar una recorrida que vale realmente la pena, por el valor histórico de las muestras y la vista imponente desde allí.

Historia y naturaleza

El encanto de "El Alfarcito" tiene que ver con la belleza que lo rodea y el trabajo de sus habitantes.

Una de las personalidades destacadas por su obra en el lugar es Sigfrido Maximiliano Moroder, más conocido como el "Padre Chifri", quien revalorizó el trabajo de las comunidades y planificó la salida productiva para la gente de los cerros y la educación para los jóvenes.

Los miembros de las comunidades de la zona son los que atienden el restaurante o la tienda y hacen de guías en el museo de "El Alfarcito". La misa, la procesión y el tradicional baile de los suris representan los grandes atractivos del pueblo para los visitantes. 

También se celebra la Fiesta de la Papa Andina en el mes de julio y los festejos de la Pachamama y la celebración del Patrono San Cayetano en agosto. Son fiestas organizadas por los habitantes de los cerros con la colaboración de la Fundación Alfarcito, fundada por el Padre Chifri, para promover el desarrollo cultural y económico de la región y arraigar la identidad cultural de sus habitantes.