¿Qué esperar del presupuesto de Milei?

15 de septiembre, 2025 | 12.05

El triunfo de Fuerza Patria en la provincia de Buenos Aires por 13 puntos dejó un mensaje contundente: la sociedad está pidiendo un cambio de rumbo económico. Sin embargo, el gobierno de Milei sigue encerrado en su propio dogma, como si nada hubiera pasado. Y el lunes, en cadena nacional, presentará su presupuesto. Recordemos que desde que asumió La Libertad Avanza gobierna sin presupuesto, que su práctica se basa en vetar las leyes adoptadas por el Congreso que las mayorías que parecía poder formar en una primera parte de su gobierno se están esfumando. Como si esto no fuese poco, el FMI solicitó explícitamente que el presupuesto 2026 consolide el superávit fiscal. La pregunta es inevitable: ¿qué podemos esperar? Más ajuste, claro, pero ¿cuánto más puede acompañar esta macroeconomía al gobierno de la motosierra?

Un sendero económico que se dio vuelta

El relato oficial prometía estabilidad macro, pero la realidad está demostrando lo contrario: presiones cambiarias, volatilidad de tasas de interés, una recuperación tan tenue que rápidamente se convirtió en recesión, y una única variable que se mantiene “estable” pero no tan baja como prometida: el IPC. Al mismo tiempo, el esquema de bandas cambiarias nunca logró acumular reservas, a pesar del generoso “waiver” otorgado por el mismo FMI. Al contrario, el Banco Central intervino en el mercado de dólares futuros, el Tesoro vendió más de 800 millones de dólares desde el 18 de agosto, y a pesar de las tasas reales positivas a nivel récord no logran que el carry-trade siga siendo atractivo para la mayoría de inversores.

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Así la inestabilidad macro vuelve a ser la norma, generando los mismos desincentivos de siempre: exportadores que esperan una devaluación e importadores que adelantan sus compras para cubrirse. El resultado ya es conocido: menos reservas netas, más fragilidad, mayor riesgo país, y una devaluación que aparece como único mecanismo para restablecer un equilibrio que es nuevamente frágil e inestable.

El desarme de las Lefis y las supertasas

En julio, el Banco Central reemplazó las LEFIs e intentó establecer un esquema de “tasa endógena”. Sin embargo, el desarme generó un exceso de liquidez que llevó a una caída inicial de las tasas y a una mayor presión sobre el dólar. Ante esa dinámica, el propio gobierno debió ajustar rápidamente con licitaciones más cortas y un aumento de los encajes, a niveles récord, para absorber pesos.

Para sostener el esquema, el gobierno apostó a las tasas más altas en 20 años. La tasa de caución alcanzó el 80% anual, se realizaron licitaciones fuera de calendario donde las LECAPs llegaron a rendir 69% TNA (4,5% mensual), más del doble de la inflación de agosto 1.9%. En la última licitación del miércoles 10 de septiembre, post elecciones, el gobierno adjudicó $6,633 billones. El 90,4% fue adjudicado a LECAPs de corto plazo a una tasa 4% mensual, con el 75% de los vencimientos concentrados en 2 meses.

Tras las elecciones, el BCRA abandonó rápidamente el discurso de “tasa endógena” y de saneamiento de balance. Volvió a intervenir en BYMA para contener la tasa de REPO interbancaria, absorbiendo pesos y recreando pasivos remunerados que ya alcanzan AR$ 4,5 billones. La secuencia es elocuente: se desmontan instrumentos, se convalidan tasas récord y, acto seguido, se reconstruye el mismo problema con otro nombre. Más que un plan, parece un giro permanente sobre su propia inconsistencia.

Fuente: en base al BCRA

El costo de esta política es brutal: entre enero y junio, los intereses pagados por el gobierno sumaron $30,1 billones, el 3,6% del PBI. Es más que lo que se destinó a jubilaciones y pensiones y casi lo mismo que todo el gasto en seguridad social. Así se construye el relato del “superávit primario”: en caja parece positivo, pero si se incluyen los intereses capitalizados, el FMI mismo reconoce en su informe que habría un déficit global de 1,2% del PBI a mayo de este año.

Impacto en la economía real

Mientras tanto, la economía de a pie se hunde. Desde noviembre de 2023, la construcción cayó 21,1% y la industria 4,6%, y estos datos no tienen el efecto más recesivo de la disparada de tasas de julio. Los sectores más intensivos en empleo (industria, comercio y construcción) promedian una contracción de 13% respecto a 2023, lo que ya implicó la pérdida de 200 mil empleos y elevó la tasa de desempleo a 7,9%, máximo en cuatro años. En materia salarial, incluso con la contabilidad oficial, el deterioro persiste: en junio, el salario privado real estaba 1% por debajo del nivel pre-devaluación y el público 15% abajo, con una caída mucho más severa en Nación (-31%) que en las provincias (-7%).

Restricción externa y fuga

La otra cara del modelo es la fuga de capitales. Aunque el saldo comercial todavía es positivo, cayó 65% frente al año pasado. La formación de activos externos alcanzó 5.432 millones de dólares en julio, el peor registro desde 2019, y sumó 14.199 millones en los primeros siete meses del año. La paradoja es que Argentina logra generar divisas —con la agroindustria, la minería, los combustibles y la energía, Vaca Muerta que revirtió el déficit energético, la industria automotriz y la economía del conocimiento—, pero si esos dólares no permanecen en el país, la economía se vacía. Exportar más no alcanza si el superávit del MULC se diluye en fuga financiera. Y este efecto lo vemos a pesar del ingreso de USD por el acuerdo con el FMI, del blanqueo y de posponer pagos futuros de importadores con las series de los bopreales.

El gráfico lo resume de manera clara: en varios años, el superávit en bienes se evaporó por completo en formación de activos externos.

Fuente: en base al BCRA

Relato vs. realidad

El gobierno insiste con su mantra: “Todo Marcha Acorde al Plan”. Pero la realidad es otra: dólar atrasado, deuda creciente, tasas insostenibles, fuga de capitales y una economía que se enfría. El presupuesto que Milei presente este lunes debería ser la oportunidad de un cambio de rumbo, modificar el equipo económico, plantear una rumbo y una mirada sobre el país para los próximos años. Pero todo indica, en cambio, que será más de lo mismo: ajuste, deuda y dólares rifados para sostener un modelo que ya mostró sus límites. Una advertencia: si el mercado no le cree, por más ajuste y destrucción del Estado que haga, no va a alcanzar para estabilizar la macro. La macro, se estabiliza con un proyecto de país común, que cuide a quienes menos tienen, pero que también facilite que la inversión pública y privada haga florecer la Argentina de la producción y el trabajo.

MÁS INFO
Delfina Rossi

Nació en Rosario. Es magíster en Economía y en Políticas Públicas y cursa el doctorado en Ciencia Política. Directora del Banco Ciudad de Buenos Aires. Exdirectora del Banco de la Nación. Referenta de Buenos Aires 3D. Feminista, ciudadana del mundo, porteña por elección.